Fórmula 1 - GP Baréin

Detonación y doblete de Ferrari: Leclerc gana, Sainz segundo

Calamidad de Red Bull en las últimas vueltas, con Verstappen y Checo Pérez retirados por un fallo del coche. Alonso, noveno

Los pilotos de Ferrari, en el podio de Baréin AFP

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La Fórmula 1 se estrena en rojo. Detonación de Ferrari, doblete en Baréin, fuegos artificiales en Maranello y la campana repicando en la iglesia del pueblo italiano por los coches del 'cavallino rampante'. Charles Leclerc vence en la primera carrera y Carlos Sainz sube al podio como segundo clasificado. Imponente el atardecer rojo en Sakhir. Fue un desastre para Red Bull, con sus dos coches retirados en las últimas cuatro vueltas por un problema en el suministro de combustible en el motor. Cero para Verstappen y Checo Pérez. Fernando Alonso acabó noveno.

La nueva Fórmula 1 que ha entusiasmado a los ingenieros como el gran cambio normativo se aprecia sobre todo en la dificultad de Mercedes, en el retraso de Hamilton, en el ceño fruncido de Toto Wolff, protagonista de todo en la era híbrida. Las flechas de plata ya no mandan, no hay simulacros, sino realidad. Los coches que gobernaron durante casi una década son uno más en el escalafón del top 10. Hamilton ya no puede apretar el acelerador y navegar con el pelo suelto.

Otras novedades se refieren a la igualdad entre autos, se terminó aquello de los Mercedes o los Red Bull doblando a casi todos a mitad de carrera. Los monoplazas parecen más semejantes, lo recuerda la clasificación del sábado con menos de un segundo entre el primero y el décimo y el tren que se montó en la salida limpia de Sakhir, un coche detrás de otro como si fueran los vagones de un tren.

La otra alteración consiste en que el DRS (estar a menos de un segundo y abrir el alerón trasero para ganar velocidad) ya no es el metraje mágico que significaba directamente adelantar a otro piloto. Con el DRS no se sobrepasa porque sí al coche precedente . Hay que trabajarlo y buscar las ganancias marginales en curvas o frenadas.

Como la salida no alteró la primera carrera de la temporada, el desempeño en Baréin fue más o menos académico. Leclerc en la punta, con Verstappen pisando los talones, Carlos Sainz tercero más retrasado, Hamilton en la complejidad de su nueva situación y Checo Pérez reclamando su posición como pasajero de Red Bull y candidato a podio.

El gran premio, con mucha degradación de los neumáticos por el asfalto abrasivo de Sakhir, se construyó en base a las dobles parejas. Siempre un Ferrari perseguido por un Red Bull. Los dos coches que mejor han sido bautizados en este inicio de curso. Fue intensa la pelea de Verstappen por pasar a Leclerc (se conocen desde niños en el karting) después de los cambios de ruedas. Se acercaba el holandés y se defendía con coraje el monegasco, imperial su conducción este domingo. Leclerc impuso su voluntad en ese cuerpo a cuerpo y por ahí empezó a visualizar la victoria, rapidísimo el Ferrari, sin sobresaltos ni medias tintas.

Sainz se mantuvo constante en el tercer peldaño, sin opción de luchar por el triunfo, pero sin ver amenazado ante la pujanza de Checo Pérez, un especialista en la gestión de las ruedas y en aparecer como un haz luminoso al final de cada gran premio.

La tarde de Alonso fue un cúmulo de adversidades que no terminó de franquear el español. Para empezar, un coche de mitad de tabla, justo la mitad pues el Alpine, también con Ocon, se encaramó a los puestos nueve y diez como zona de actuación. Los neumáticos duros tampoco se asociaron a los pilotos que los eligieron, Hamilton y Alonso entre otros. En esa situación, el español no tuvo opción de mejora y se diluyó en la tarde del desierto.

La probabilidad de coche de seguridad era del 80 por ciento en Baréin y, como es costumbre, se cumplió. Un incendio en el AlphaTauri de Gasly en la curva del accidente en bola de fuego de Grosjean apretó la carrera y dibujó un escenario de cuchillos largos y neumáticos rojos y rápidos en siete vueltas.

Ahí surgió la sorpresa. Un Verstappen que reportó problemas de energía, sudores fríos para el campeón del mundo que tuvo que resignarse a ver cómo Carlos Sainz le adelantaba en la pista y más tarde desfallecía hasta retirarse. Problema en el coche energético, al parecer en el suministro de combustible al motor. Una calamidad para Red Bull porque minutos después Checo Pérez también se retiraba al hacer un trompo provocado por el mismo fallo en el bólido.

«Estamos de vuelta, estamos donde deberíamos haber estado en los últimos años -comentó Sainz nada más bajar del coche-. No ha sido fácil el fin de semana. Yo tengo que hacer deberes para volver más fuerte».

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