Fórmula 1 - GP Mónaco

Carlos Sainz roza su primer triunfo en el caos de Mónaco

Victoria de Checo Pérez en una carrera desarmada y loca por la lluvia. Fernando Alonso, séptimo

Mick Schumacher partió en dos su coche Haas EFE

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Lo vuelve a saborear Carlos Sainz, lo tiene a un palmo de la nariz y queda claro que cualquier día de estos lo conseguirá. También roza la primera victoria de su vida en el caos de Mónaco, pero le cuesta dar ese pasito tan determinante. En la carrera fetiche, un desastre esta vez, vence Checo Pérez remando hasta el final. El coche más rápido, el Ferrari de Leclerc, sufre esta vez los rigores de la estrategia. Fernando Alonso vuelve a recoger puntos, séptimo clasificado, tal como empezó.

La Fórmula 1 se pone estupenda, tanto que deja de ser un deporte de riesgo, apto para valientes, y se asemeja a la danza clásica. Todas las condiciones perfectas deben darse para que empiece la carrera. Llueve en Mónaco, pero no hay diluvio ni inundaciones ni nada parecido, solo el contratiempo del agua, tan odiado por los pasajeros de este deporte y sobre todo por sus ingenieros.

Pero no se entiende el motivo por el cual la carrera no empieza a la hora indicada, 15 horas, sino que se retrasa sin información a la vista y por el único hecho que la lluvia se ha hecho presente en Mónaco.

Montecarlo es un microclima, igual que sus habitantes pertenecen a un Principado y sus reglas fiscales son distintas. Enclavada entre montañas, con la única salida natural al mar, las casas colgadas de la ladera de una montaña en un universo de ascensores para manejarse por la ciudad, la lluvia se concentra y no se va . Puede llover en Mónaco y hacer sol en Niza, a media hora de distancia. Pero la F1 hace un papelón lamentable retrasando la carrera una hora.

Mónaco, uno de los símbolos de la Fórmula 1, con seguridad el gran premio que identifica este deporte con su esencia, arranca detrás del coche de seguridad, con los monoplazas haciendo el trenecito después de salir de las carpas dispuestas en la calle de garajes. Una imagen poco edificant e que poco tiene que ver con los gladiadores y la lucha por la gloria.

Una tormenta de verano genera el estrés de costumbre, multiplicado por diez esta vez. Neumáticos extremos de lluvia y todos los pilotos en su posición, una imagen muy conservadora de un deporte que se supone audaz. Los coches secan la pista, ya no llueve y surge la incertidumbre sobre quién será el primer valiente que arriesgue con las ruedas.

Carlos Sainz y su ingeniero optan por un táctica valiente . Pasan directamente de las gomas de lluvia a la rueda plateada y lisa, la más dura. La mayoría elige dos pasos por los garajes: primero los intermedios y después los zapatos lisos, con la consiguiente pérdida de tiempo en el box.

Cuando la carrera se ordena, Checo Pérez es el más beneficiado, líder con Carlos Sainz pegado a su espalda. Más atrás Verstappen y cuarto, el gran perjudicado por la estrategia, el poleman Charles Leclerc, a quien le vuelven loco sus ingenieros. «Box, box», le dicen, justo antes de cambiar de opinión. «Stay out, stay out». Leclerc ya está en el garaje y no tiene remedio la situación.

Entre tanto Fernando Alonso se ha mantenido en su posición, séptimo sin mayor sobresalto que conducir en el pavimento deslizante de Mónaco. Un botín estimable que quiere preservar para esquivar la mala suerte del principio de año.

Cuando todo parece estabilizado, Mick Schumacher estrella el Haas contra las protecciones . Está visto que el Gran Premio de Mónaco 2022 no puede ser plácido y aburrido como tantas otras tardes. Bandera roja porque los nuevos jueces no solo quieren retirar el coche con garantías, también quieren colocar con tiento las barreras de protección.

En ese caos se suben los pilotos a sus monoplazas con solo 45 minutos de tiempo por delante, porque se consumen las tres horas preceptivas de carrera. Imposible cerrar las 77 vueltas previstas de gran premio.

Checo Pérez toma el mando y Mónaco vuelve a su naturaleza. Con la pista seca, nada sucede en el vuelta a vuelta. Solo queda esperar que algún desliza, error humano o drama mecánico altere la sustancia de la prueba. Es curiosa la prestación de Fernando Alonso, muy lento haciendo un tapón considerable e impidiendo pasar a Hamilton, y unos giros más adelante, haciendo la vuelta rápida de la carrera.

Los neumáticos amarillos se le desvanecen a Checo Pérez y por ahí Carlos Sainz ve la oportunidad de su vida, está cerca su primer triunfo. Pero el mexicano es perro viejo y piloto experto, conserva su posición, aguanta con las ruedas medio muertas y canta victoria.

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