Alejandro Valverde, instantes antes de la «crono» de esta semana
Alejandro Valverde, instantes antes de la «crono» de esta semana - AFP
Tour de Francia

«Valverde es único»

Incansable y tras brillar en el Giro, se sacrifica por Quintana en el Tour y luchará por el oro olímpico

Villars les Dombes Actualizado: Guardar
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Sierra Nevada en 2011. Lugar de entrenamiento para las estrellas del pelotón mundial. Al holandés Robert Gesink, cuarto en el Tour de 2010, le toca una sesión dura. En un cruce se encuentra con otro ciclista. Vaya, es Alejandro Valverde, que pasa un año de sanción por la «Operación Puerto». Se saludan. Gesink, que está en plena forma, aprieta. El pulsómetro canta como loco. A tope en plena subida. Boca abierta. Valverde, que en teoría tiene que estar fuera de tono tras meses sin competir, sigue detrás. El holandés redobla la intensidad. No puede ser. No le deja atrás. De repente, suena un teléfono móvil. Es el de Valverde. El murciano lo coge y empieza a hablar. Como si nada.

«Una charla de seis minutos», recuerda Gesink, que iba ahogado. En cambio, a Valverde le sobraba aire. «Ese día pensé en dejar el ciclismo», confiesa el holandés.

«Alejandro es único», define Eusebio Unzúe. El mánager del Movistar se sorprende a diario con un ciclista impar. «No hay otro como él». Cierto. Es el único que ha disputado el Giro –acabó tercero– y que está entros los primeros –quinto– de este Tour. Y no parará. Será el líder de la selección española en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro apenas dos semanas después de llegar a París. «Por ahora no pienso levantar el pie en el Tour», asegura Valverde. «En dos semanas me da tiempo para recuperarme de cara a Río», dice sonriente y confiado. «Es que yo siempre estoy bien», tiene como lema. No es fanfarronería. Es verdad. Desde que hace casi década y media debutó, ha disputado a muerte casi todas las carreras. Son las servidumbres de su talento: vale para todo. Para subir al podio de las tres vueltas grandes, para ganar tres «Liejas» y cuatro «Flechas», y para coleccionar seis medallas en los mundiales. Ya ronda las cien victoiras. De todos los colores.

A este Tour vino para echarle una mano a Quintana. Eso le ha «liberado» de toda presión, cree Unzúe. Sin esa carga, Valverde disfruta. Despliega mejor su clase. Y a punto de entrar en el final del Tour, está casi a la altura de Quintana.«No es Alejandro el que nos tiene que salvar el Tour, sino Nairo», apunta Unzúe. Pero, de nuevo, Valverde le rompe el guión: «Todos pensábamos que iba a estar más cansado, y no. Se recupera bien de los esfuerzos. No le vamos a parar ahora». Le necesita. «Con Alejandro tan cerca en la general se nos abren muchas posibilidades estratégicas en los Alpes», avisa el técnico navarro. Sacrificará al murciano para tratar de ganar el Tour con Quintana. «Alejandro está dispuesto. Sabe que si un día se viene abajo no va a ser un drama. Eso le relaja», asegura el mánager del Movistar.

No hay dilema. «En el Tour no estamos pensando en los Juegos de Río. Para nada». Unzúe da por hecho, como Valverde, que su corredor llegará a punto a la cita olímpica haga lo que haga en la ronda gala. Ese argumento lo avala la biografía deportiva del murciano. Insólita. «Es uno de los más grandes. Solo así se entiende que a su edad –36 años– siga como al principio, con la misma implicación. Hay que tener una gran mentalidad y, sobre todo, unas grandes piernas para llevar tanto tiempo en la cima. Es como si nada del afectara, ni la edad», subraya el técnico.

El Movistar no hará en este Tour como en el anterior, cuando Quintana y Valverde acompañaron en el podio a Froome. Esta vez, advierte Unzúe, irán a por el primer puesto. No les valen la plata y el bronce. «Otra cosa –matiza, realista– es que podamos. Mira el otro día en el Ventoux. Landa cogió a Alejandro y Poels a Nairo. Con un equipo Sky tan fuerte todo parece más complicado». Valverde, como siempre, se ha puesto a sus disposición para intentarlo. Puede hacerlo: es el único ciclista incombustible.

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