Vuelta a España

Roglic gana la Vuelta con sudores fríos

Como en el Tour ante Pogacar, el esloveno sufre para controlar el ataque de Carapaz en La Covatilla

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La historia se repite y la tercera semana, su penúltimo día, es un tormento para Primoz Roglic. Como en el Tour que perdió en septiembre ante la pujanza de Pogacar en la contrarreloj de La Planche des Belles Filles previa a los Campos Elíseos de París, el esloveno palidece y tramita sudores fríos porque la victoria, el maillot de líder, se le escapa otra vez. El puerto de La Covatilla decreta zafarrancho en los dos últimos kilómetros, donde Carapaz hace mucho daño con su ataque y a Roglic se le aparecen los fantasmas del verano. Otra vez la cara colorada, el gesto tenso y el mundo al revés. A Roglic le salvan su amor propio, su fuerza de voluntad, un compañero del Jumbo que regresa de la fuga (Hofstede) y Marc Soler que tira de Enric Mas. Carapaz no consuma su Pogacar y la Vuelta se queda en la espalda del esloveno, que defiende 24 segundos con la vista puesta este domingo en Madrid. El francés Gaudu se impone en la cima salmantina y logra su segunda victoria en la Vuelta.

La Vuelta atraviesa un paraíso para el ciclismo en la Sierra de las Batuecas , el tramo norte de las Hurdes y la serranía de Béjar, carreteras equipadas para disfrutar de este deporte que regalan una tarde de fantasía porque el desgaste de la lluvia, los kilómetros y el terreno quebradizo de carreteras estrechas y otoñales desemboca en La Covatilla, el puerto del viento, un mini Mont Ventoux a la española.

El escenario derrite la modorra a tres kilómetros de la cima, cuando el inglés Carthy, la sorpresa de la carrera, se exhibe juguetón y con ganas de pelea. El Jumbo lleva un ritmo de desfile militar, pero el británico lo desmonta. La carrera será a tirones desde entonces. Y no parece lo mejor para Roglic, un tipo sólido que se vacía en la última semana según ha quedado acreditado en el Giro 19 (perdió ante Carapaz), el Tour 20 (frente a Pogacar) y la Vuelta 20.

Los tirones de Carthy animan el ambiente y el ecuatoriano Carapaz (a 45 segundos del líder) lanza el derrote definitivo. Un ataque para ganar la Vuelta. Roglic se bloquea, queda expuesto a su orgullo y capacidad de sufrimiento. Faltan dos kilómetros y casi no hay margen para Carapaz. Pero aparece el Roglic del Tour, el que ve perder su carrera, lento, paralizado, sin pulmones para respirar.

Se ha quedado su compadre Kuss, el mejor escalador del mundo, y él apoya en su compañero Hofstede durante metros. Insuficiente. Pero llega otro conducto, tan natural y antiguo como el ciclismo, el vagón de Marc Soler y el Movistar en favor de Enric Mas. « Se había quedado Dan Martin y podíamos distanciarlo», razona Enric Mas. Es un ajuste de cuentas, insinúa por la tele Perico Delgado, que no entiende la táctica de Arrieta, el director del Movistar. Carapaz se marchó el año pasado del Movistar al Ineos dando un portazo. «Cada cual defiende sus intereses», zanja el ecuatoriano.

El ecuatoriano ve premio al final de su aventura y acelera el paso, 20 segundos de ventaja a falta de un kilómetro. Si Roglic se hunde la Vuelta es suya. Carthy abandona la compañía del líder. Pero no hay repetición de la jugada. El esloveno se rehace, conserva la calma, juega con la distancia y, sudando como un pollo, salva la Vuelta que se ha agenciado en las bonificaciones de meta. 24 segundos de nada, los que ha conseguido en cada esprint en alto o en llano, le proclamarán vencedor hoy en Madrid.

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