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El cielo se desploma en Andorra y la tempestad pasajera, diluvio, granizo y agua, genera un agujero negro porque se queda a oscuras la señal de TVE, que produce la Vuelta para todo el mundo. El planeta no ve lo que pasa. Tiempo para la imaginación, para el ciclismo de los cincuenta y sesenta que no se veía, sino que intuía. Un día tremendo en la montaña, magnífico pues la película lo tiene todo: acción, misterio, cientos de enigmas y un desenlace inesperado. Una etapa exprés de 94 kilómetros, cinco puertos y un tramo de tierra que corona a un profesional con cara de adolescente, el esloveno Pogaçar de 20 años, que va para figura. Su victoria tiene que ver con el enfado de Marc Soler , el catalán del Movistar al que hicieron un Barrichello, lo detuvieron cuando estaba en cabeza y podía ganar para ayudar a uno de los líderes, Nairo Quintana. No tiene consuelo Soler, que llega a meta y se da la vuelta para no atender a los periodistas. El Movistar obtiene un triunfo parcial, Quintana líder provisional de la carrera con escaso margen porque llega la contrarreloj y Primoz Roglic no solo está vivo sino que amenaza con romper la Vuelta. Una jornada sobresaliente que enlazó con los límites del riesgo.

Los ciclistas llegan a la meta ateridos mientras los truenos vuelven a atemorizar al personal. No bajan el puerto camino de los autobuses (hay traslado de cuatro horas a las inmediaciones de Pau), sino que esperan al funicular propuesto por la organización. «Están en fila y tiritando. Hace mucho frío », lamenta el líder, Nairo Quintana, en la rueda de prensa.

La meteorología ha jugado una mala pasada a la ronda, porque la granizada y el frío han descuartizado una etapa que venía con aire épico. En el tramo de tierra que unía los dos últimos puertos caen dos favoritos, Supermán López y Primoz Roglic, sangre y daño en el codo para el colombiano.

Todo ha sucedido a gran velocidad, el tránsito por Ordino (el puerto que encumbró a Jan Ullrich como ganador del Tour en 1997), por la Gallina (donde un francés prometedor, Bouchard, cobra ventaja), la Comella, donde se desata la batalla deportiva, Supermán López lanza un ataque furibundo y empieza el baile en el Movistar con sucesivas andanadas de Valverde y Nairo en pos de descolgar a Roglic . En el Englasters, el alto donde se fractura para siempre la fuga de 35 corredores, comienza el temporal sin televisión para nadie y vuela la imaginación.

No hay imágenes de TV y nadie ve cómo se cae Supermán López, que ya iba enfilado con el danés Fulgsang como lanzador. Tampoco se aprecia el resbalón al suelo de Roglic, que llega a meta sin lesiones aparentes. Son puertos cortos y largos, duros y durísimos, que mantienen a la audiencia al alza porque hay sensación de espectáculo. El Movistar lo intenta de todas las maneras, un ataque detrás de otro de Nairo o Valverde. La carretera, decidiendo quién es el líder de la formación.

Cuando vuelve la luz, otro movistar, Marc Soler, está en cabeza escalando el último coloso, Cortals d'Encamp, y sueña con el cartel que lleva colgado en la frente: una promesa del ciclismo español que quiere galones en el equipo. Pero aquí el túnel se hace ciego porque se le ordena parar cuando podía ganar la etapa.

El enfado de Soler es comprensible porque tenía el triunfo a tres kilómetros y a Nairo Quintana detrás como secante de Pogaçar, el prodigio esloveno que con 20 años ha sellado un año superlativo. Pero el Movistar pone luces largas y mira a Madrid. No le interesa la etapa. Y, ley del Murphy al canto, Pogaçar se merienda a Soler y Nairo cuando ambas trabajan por alejar a Roglic. El catalán solo lo hace unos minutos, tal es el fastidio que arrastra con sus jefes. Valverde, mientras, sigue atacando por detrás al jefe del Jumbo. El Movistar ha puesto todos los condimentos de una etapa visualmente fantástica.

El público se ha divertido, pero el resultado del día no es satisfactorio para el Movistar. Quintana es líder efímero, como él mismo reconoce, porque el martes en la contrarreloj puede perder mucho tiempo. Valverde no ha distanciado a Roglic . Y Soler es el ciclista más enojado del mundo.

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