Hindley corona el icónico Blockhaus y Juanpe sufre para seguir de rosa

Llegó la carrera a las paredes de los Apeninos y con ella, lo mejor de la legendaria corsa rosa: tras una primera semana inicial donde la templanza fue protagonista, la alta montaña muestra las verdades a la cara y pone a cada escalador aspirante al rosa en su lugar.

En la novena etapa de la gran vuelta italiana, entre Isernia y el icónico monte Blockhaus , ese pico amplio y desprotegido de los Abruzzos donde el tiburón Merckx puso la primera piedra de su leyenda, el australiano Jay Hindley , en un esfuerzo sobrehumano, superó al favorito Carapaz, Bardet y Mikel Landa para coronar el Blockhaus y llevarse una de las etapas insignias de la vuelta italiana.

Comenzó uno de los días más señalados del Giro en Isernia, un pequeño y viejo pueblo romano ubicado en la región de Molise, y tras salir del rocoso poblado, Diego Rosa , corredor del Eolo Kometa de Alberto Contador e Ivan Basso, atacó en solitario. Estaba en su tierra y quería hacer algo histórico; pero tras llegar en cabeza al Passo Lanciano, en la subida al Blockhaus fue alcanzado por el grupo de favoritos, donde aparte de Carapaz, Bardet, Yates o Landa, estaba la ‘maglia’ rosa, un Juanpe López que sufrió una leve caída y agonizó para seguir un día más como líder.

En los últimos kilómetros de la etapa, en el ecuador del monte de los bandidos, el Blockhaus, Carapaz tiró el ataque, pero un suficiente Landa y el francés Bardet siguieron su estela. Finalmente, el grupo de cabeza se amplió (llegaron Hindley y Almeida) y en los metros finales, el oceánico del Bora puso su nombre en un monte histórico. Llegó exhausto, tiró su bicicleta y lloró con los suyos. La gesta lo merece.