El desplome de Landa, la esperanza de Carlos Rodríguez

Un guiño del destino cruza dos historias. En Velefique palidece Mikel Landa y su ‘landismo’, esa corriente de entusiasmo que santifica su actitud beligerante, su carácter imprevisible y sus derrotas. A Landa, 31 años, teórico líder del Bahréin, le caen cinco minutos respecto a su compañero Damiano Caruso. Unas horas antes, en los Alpes franceses, el ciclismo español celebra la exhibición de Carlos Rodríguez, granadino de 20 años , corredor del Ineos, que está a punto de ganar el Tour del Porvenir, el Tour de los jóvenes, en un ataque despiadado.

Landa pliega la bandera ‘landista’ a 10 kilómetros de la cima . Hay montaña, es un puerto largo, un sucedáneo del Tour, pero al vitoriano no le dan las piernas ni el carácter. Se viene abajo después de una semana en la que solo estuvo a buen nivel, en el grupo de los mejores, en el Picón Blanco. En Velefique vuelve al horizonte de sus pesadillas, de su paso casi vacío de triunfos en el Sky o el Movistar. Cuatro corredores del Bahréin llegan antes que él a la meta de Velefique.

En Francia el ciclismo español casi se felicita por un triunfo que ya consiguieron Miguel Induráin, David Etxebarría , Casero, Marc Soler o Rubén Fernández. El protagonista es Carlos Rodríguez, de Almúñecar, la esperanza española junto a Juan Ayuso (18 años). Dos corredores beligerantes, sólidos y precoces. Rodríguez se marca un ‘Contador’, ataque lejano, a 60 kilómetros por el coloso Iseran (2.700 metros) en la última etapa del Porvenir. El andaluz pone contra las cuerdas al noruego Johannesen, que salva su victoria por unos pírricos ocho segundos.