Vuelta a España

Cuitas menores en el Pico Villuercas

Insípida etapa sin lucha entre los favoritos por un recorrido fantástico en Guadalupe. Victoria de Bardet

CHARLY LÓPEZ

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El líder de la Vuelta, el noruego Odd Kristian Eiking, llega al Pico Villuercas en la frontera de Cáceres con Toledo solo 20 segundos después que Primoz Roglic. Y ya piensa en disfrutar la tercera semana con el maillot rojo en una fotografía impensable. Casi todo suena absurdo, irracional o de muy difícil realización. El diseño de la etapa dispone un trazado con chispa, imaginativo y concienzudo. Una ratonera de carreteras solitarias, secundarias y angostas que incluyen el tremendo Collado de Ballesteros, piso de hormigón, rayado el cemento, tramos del 20 por ciento, ambiente Tour con un público entusiasmado y festivo... Hay bajadas, terreno en modo trituradora, descensos de riesgo y un puerto final de estilo Alpes. Y nada sucede. Se discuten cuitas menores en la Vuelta, tan legítimas como cualquiera porque los objetivos son todos válidos. Pero queda una sensación muy insípida, de ciclismo calculado y aburrido. Gana una figura en el Pico Villuercas, Romain Bardet, dos veces podio del Tour, gran escalador. Y deja un aroma insustancial lo demás, el salto de Supermán López que no inquieta a Roglic, la parálisis de los equipos, la pelea entre Martin y Eiking. Un gran escenario sin esencia.

«¿Pero dónde vas a ningún lado con cinco Jumbo en cabeza ?», se pregunta Egan Bernal, quien, lánguido en la bici y elocuente con la palabra, se deja cada día una porción de su repertorio, sin el estado de forma que le permita soñar con un doblete Giro-Vuelta. Pero el día viene de rebajas y el colombiano logra al fin integrarse al grupo principal, tan voluminoso que hace pensar a cualquier lunático caído del cielo en una etapa de media montaña.

Habla Bernal de un bloqueo institucional, del ciclismo interesado y previsor que se convierte tantos días en una máquina que obtiene el resultado de procesos aritméticos . Fue el ciclismo que abanderó el Sky, ahora Ineos, siempre millonario e influyente. Un grupo que cambió la geopolítica de este deporte hasta transformarlo en una sucursal de las ganancias marginales, los pequeños detalles que marcaban la pauta, pero que, al fin, eran una cadena de montaje en las montañas. Gregarios con caché de líderes, que cambiaban su alma soñadora por el salario garantizado. El Sky, luego Ineos, convirtieron el Tour en una sinfonía de bostezos. Nadie podía atacar al fornido grupo de atletas adiestrados para defender.

El Jumbo es una consecuencia de aquello, de los nuevos tiempos del ciclismo. Por eso fue tan desesperante el paso del pelotón por el Collado de Ballesteros. Una delicia para la vista que la tropa de ciclistas escala a paso globero. Un desperdicio del talento de la naturaleza. El pelotón se enfrenta a lo desconocido, fragancia pura que comparten los aficionados sin mirar colores. Hay ánimos para todos. Nada sucede porque se ha tramado una fuga de 18 corredores, en la que están representados dos tercios de los equipos. No se mueve el Ineos que lamenta la obstrucción coral del Jumbo, no intenta nada el Movistar con dos flechas tácticas para hacer daño, se pone de perfil el chisposo Bahréin de Haig y Caruso en el que Landa ya ejerce de aguador, nada se sabe del Bora, el Astana o el Emirates. Pasa de largo uno de los puertos más carismáticos en lo que va de Vuelta.

«Hay miedo de atacar de lejos y luego reventar», razona Egan Bernal, siempre reflexivo. «Debemos tener calma y calcular los esfuerzos».

La desolación para el aficionado va en aumento con la incursión en el Pico Villuercas. La fuga de la que Bardet sale triunfador arranca el puerto con catorce minutos de ventaja. Casi tres kilómetros de distancia. Se ha caído Dani Navarro , el veterano gijonés de 38 años que apura sus últimos días en el Burgos-BH. Pierde una opción de volver a vencer. Tampoco habrá una alegría española. La lógica, al menos, se abre paso con el derrote de Bardet que lo conduce a la victoria. Un francés que no ha corrido el Tour. «Tenía una nueva motivación y un nuevo programa Giro-Vuelta. Y me ha salido bien», cuenta. Otro éxito, el tercero, para su equipo, el DSM.

Ataque de López

El pelotón de Roglic sube Villuercas a paso cansino. 25 corredores, una multitud para una montaña como esta. ‘Supermán’ López amplía horizontes y busca el matiz estratégico con un ataque al que no replica Roglic. Por algún motivo, no se le ve tan entero al esloveno, que suele responder con determinación. Al colombiano del Movistar lo mantiene a raya Sepp Kuss. No hay hachazo de Roglic, las bonificaciones ya están repartidas, tampoco una ilusión beligerante de Enric Mas. Sin movimientos y cinco segundos de renta para ‘Supermán’ se clausura la serranía extremeña. Decepción en Las Gaunas.

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