Mundial de ciclismo

Alaphilippe lo borda y es campeón del mundo

El francés recupera el título para su país 23 años después. Van Aert, plata, y Hirschi, bronce. Valverde, octavo

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En el momento cumbre, en el desnivel más potente de la hermosa cota rodeada de cipreses, delante de los mejores y al ataque. Julian Alaphilippe lo bordó en Ímola. Es el nuevo campeón del mundo, el portador durante un año del maillot más deslumbrante del ciclismo, el arcoíris, el «arc en ciel» según lo denominan los franceses. Hacía 23 años (Laurent Brochard, en San Sebastián) que un galo no alcanzaba esa cima. Nadie más honorable que Alaphilippe (28 años) para suceder a tantos campeones mundiales. El belga Wout van Aert, gran favorito, conquistó la plata, y el suizo Marc Hirschi, el bronce. Alejandro Valverde fue el mejor español, octavo.

Una flecha azul atraviesa las suaves colinas de la Emilia Romagna y el realizador se luce desde el helicóptero con imágenes que sellan un momento único. Alaphilippe acaba de coronar el alto de la Gallisterna y se lanza como un rayo hacia el circuito donde murió una leyenda, Ayrton Senna . Al fondo, cortada a cuchillo la montaña, se divisa la campiña donde el francés se apresta a vaciar sus energías.

Alaphilippe es un ciclista con magnetismo para los amantes de este deporte. Es valiente. Ataca siempre . Busca su suerte. No le vale hacer puesto, llegar delante o configurar un palmarés prodigio de regularidad. El francés quiere ganar.

Quiso ganar en la cumbre de la Gallisterna, después de 240 kilómetros y seis horas de esfuerzo, cuando no se sienten las piernas y la fatiga atraviesa los pulmones. Se lanzó como un cohete hacia arriba delante de la selección belga, tan ordenada y pudiente, tan segura del triunfo de Van Aert que ni se descompuso cuando, una vuelta antes, había percutido como una bomba Tadej Pogacar , el ganador del Tour.

Las horas de desgaste, el ritmo de los daneses para Fulgsang, los suizos para Hirschi y finalmente los belgas , propusieron como desenlace un toque de corneta en una última vuelta que valió por todo el Mundial.

Allí lo probó Mikel Landa , sin miedo y la frente alta, pero en el Mundial funcionan otros códigos -puertos cortos y esfuerzos repetidos para gente con pegada y reprís, más que con fondo-. Se hizo presente la selección española con Valverde muy atento, pero lejos de las medallas. El murciano hubiera enganchado a la tropa de elegidos cualquier año de su excelsa carrera, pero la edad ya no perdona y a los 40 el físico no responde igual que a los 35.

Pogacar había amenazado el orden mundial con un ataque lejano de los provocan agitación. Es incontenible el esloveno, un aire refrescante para tomar el poder en los nuevos tiempos. El grupo lo tuvo a 6 segundos y él no cejó, amplió hasta 25, y Bélgica sola no pudo con él. Si no colaboran los demás en la última vuelta, hoy es campeón del mundo.

Esa bandera la cogió otro intrépido. Alaphilippe castigó a la creme con un derrote soberbio y, como Pogacar, se tiró en plan relámpago al descenso y al autódromo. Cinco estrellas como Roglic, Kwiatkowski, Van Aert, Hirschi y Fulgsang no le dieron caza. Pocos ciclistas honran tanto el maillot arcoíris como el D'Artagnan francés.

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