Jesús Casas

Jesús Casas, víctima de un desgaste insostenible

El seleccionador dijo haber aceptado «de grado» la dimisión del técnico gaditano tras un tiempo de frío distanciamiento

Jesús Casas, junto a Luis Enrique y Rafel Pol durante la última Eurocopa. L. V.

Alfonso Carbonell

Luis Enrique es un entrenador 'top', un genio. Y dicen que los genios suelen ser insoportables. Ahí queda la frase para el que quiera interpretarla.

Resulta que el pasado mes de febrero saltaba una noticia inesperada. Jesús Casas , a las puertas de un Mundial, renunciaba a seguir formando parte del cuerpo técnico de la Selección. Sonaba tan raro que nada más que había que arañar un poco sobre la noticia para abrir el telón y llegar al fondo del asunto. El técnico gaditano lo dejaba antes de ser dejado.

Para colmo, en su carta de despedida que acompañaba a la nota informativa lanzada por la Federación Española de Fútbol , Casas omitía nombrar a Luis Enrique en el capítulo de agradecimientos, donde sí se detenía en las figuras de Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, y José Francisco Molina, director deportivo de la misma.

Para muchos fue tan mayúsculo el error , bien por olvido o por lo que fuera que fuese, que Casas salió al quite esa misma tarde en sus redes sociales para matizar su mensaje inicial. «Quiero aclarar que la despedida con la Real Federación Española de Fútbol y con Luis Enrique en particular ha sido totalmente amistosa, y en este último caso, no cabe ninguna duda de que estoy totalmente agradecido por la oportunidad que me ha dado de trabajar y compartir experiencias con él estos años».

Arreglado el entuerto, el seleccionador no ha hablado del asunto hasta hace menos de una semana con ocasión de la última lista de convocados que ha realizado para el amistoso de Barcelona. Y lo hizo motivado por una pregunta, la última de una comparecencia de media hora, realizada por David Ibáñez, de Mediaset, que le preguntaba si se podía saber el motivo de la marcha de Jesús Casas. Y sí, claro que se podía saber. Esta fue la respuesta del seleccionador. «(La marcha) se debió claramente a que soy el máximo responsable de todo lo que sucede en mi 'staff'. Es mi responsabilidad y acepto (la renuncia) de grado y nada más. Los 'staff' están en continua evolución como también lo están las listas de convocados y el fútbol moderno. Hay que adaptarse y eso es lo que busco en mi 'staff'», respondía dando por finiquitada su presencia ante los medios y dejando a las claras que Casas ya había dejado de ser primordial en su grupo de trabajo.

Días antes de esta comparecencia de Luis Enrique, en As, unas palabras de Jesús Casas arrojaban más luz a la falta de sintonía en los últimos meses. «Las relaciones personales pasan por diferentes momentos, buenos, menos buenos, de más confianza y complicidad, de más y menos dudas... Cuando aparecen las dudas, es mejor separar los caminos. No es cuestión de estirar el chicle. De los sitios hay que salir bien y si se estira más la cuerda a lo mejor, por su parte o por la mía, acabamos mal. No tengo nada que reprocharle», decía el gaditano admitiendo que habían surgido «dudas» donde antes todo eran certezas.

La ruptura en la relación laboral entre Jesús Casas y Luis Enrique no ha llegado a ser traumática y hasta cierto punto violenta como sí que lo fue la de su antecesor en el cargo de segundo del seleccionador, el ex del Granada Robert Moreno, que condujo a la Selección a la Eurocopa coincidiendo con la ausencia de Lucho debido al desgraciado fallecimiento de su hija.

Jesús Casas ha sabido irse para no hacerse daño con el entrenador que le abrió las puertas del FC Barcelona y más adelante de la Selección. Lo ha hecho como él sabe hacer las cosas. Con discreción, sin focos ni protagonismo y con la idea de hacer lo mejor para el grupo. Y lo hecho, algo que se agradece muchísimo en la Federación, sin forzar una salida problemática que bien podría haber enturbiado el ambiente de la Selección.

Las cabezas de Casas y Moreno no son las únicas que se ha cobrado la particular personalidad de Luis Enrique , En el pasado año, en julio, el preparador de porteros que sustituyó al mítico Ochotanera, José Sambade, rescindía su contrato tras solo seis meses trabajando a la vera de Luis Enrique, que desde la última Eurocopa a la actualidad se ha apoyado más en el preparador físico Rafel Pol que en Casas tal y como se apreciaba en muchas imágenes de algunos partidos de la Selección. De hecho, el puesto de segundo que dejó vacante Casas es ahora ocupado por Pol.

Jesús Casas ha preferido adelantar su marcha antes de que una posible ruptura total con el jefe llevase al grupo de trabajo a una situación incómoda para todos. El gaditano, fiel a su honradez y saber estar, ha meditado bien su decisión y la ha tomado en base de lo que le marcaba su sentido común y su acertada conciencia.

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