El alcalde, Juan Espadas, junto a Francisco Roca, Fernando Moral y David Guevara
El alcalde, Juan Espadas, junto a Francisco Roca, Fernando Moral y David Guevara

Las horas más críticas de la historia del Baloncesto Sevilla

La decisión del banco es cerrar; en torno a cuarenta puestos de trabajo se perderían

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Momento crítico. El Baloncesto Sevilla se enfrenta a sus horas más difíciles. Nadie puede asegurar que el club continúe con vida después del miércoles, para cuando está convocada la junta extraordinaria de accionistas que lo disolvería. A finales de esta semana se ha estado preparando ya la junta. No queda otra aunque existan negociaciones en marcha y otras puedan activarse a contrarreloj. Casi todos los síntomas invitan a pensar en el cierre. La esperanza se diluye. Alguna fuente próxima a todo el proceso considera que no hay marcha atrás y que la decisión de CaixaBank es ésa y está tomada. Es más, estima que para cambiarla se necesitaría un golpe de efecto, como la intermediación de las altas instancias políticas andaluzas.

A cuenta de esta situación, descorazonadora porque el tiempo pasa sin que se vislumbre la solución aunque han sido bastantes los grupos o empresarios que han preguntado por el club, hay mucha gente pasándolo mal, fundamentalmente la afición y sobre todo la plantillade empleados del CB Sevilla. De fuentes internas les llegaba ayer la peor de las noticias.

Más allá de la historia del club -dos subcampeonatos de Liga, uno de Copa del Rey, otro de Eurocup y 29 años de vida-, hay que tener en cuenta los puestos de trabajo que hay en juego, los de la estructura de la entidad, unos cuarenta, según fuentes del club consultadas. A petición de los empleados, el presidente, Fernando Moral, se reunirá con ellos mañana a primera hora para informarles de la situación.

En agosto de 2015, la entidad financiera rescató nuevamente al club, comprometiéndose por última vez a cubrir la totalidad del presupuesto. Su idea era seguir como patrocinador, mas no en calidad de propietario.

Quedan horas cruciales para dilucidar el futuro del CB Sevilla, en la cuerda floja. La caída, de producirse, podría ser definitiva. Hay negociaciones en marcha y, en este sentido, la maquinaria no ha dejado de funcionar para que pueda desbloquearse a última hora este enredo. Esa esperanza se mantiene. No será fácil. Está siendo un proceso muy duro, agotador. Los grupos interesados le están echando muchas horas al estudio de fórmulas que convenzan al propietario de la idoneidad de ceder las acciones y permitir que el club tenga una segunda oportunidad. Para sentarse a negociar, la premisa es clara: las acciones las cede el propietario a coste simbólico siempre que por parte del ofertante haya el compromiso de ingresar dos millones de euros en las arcas del club. Los necesita para funcionar ya. Además, en aras de garantizar la continuidad del proyecto a medio y largo plazo, hay que galvanizar al club con cantidades parecidas a las del primer año en los dos siguientes. Exigentes requisitos.

Gracias al soporte económico del banco, el CB Sevilla es un club sin deudas. La auditoría de la ACB la pasó sin problemas y ya tiene en su poder la confirmación de su inscripción en la Liga Endesa 2016-2017. No quiere decir esto que vaya a jugarla. Para ello es imprescindible que se solucione su negro futuro en las próximas horas. Mañana será un día decisivo. Y lo que hay ya son movimientos a la desesperada. En la mesa hay más de dos ofertas. Las que han surgido a última hora, alguna potente, necesitarían una prórroga de la junta para poder armarse.

Una ya conocida es la del Real Betis, cuya primera propuesta no convenció al banco, ya que la entidad heliopolitana pretendía ayudar con todo el potencial de su marca para que los ingresos al CB Sevilla llegaran a través de apartados como abonos y merchandising. El Betis no se ha levantado de la mesa. Sigue queriendo ayudar, buscando alternativas.

La otra propuesta, quizá la más completa de las que han llegado, la encabeza el Grupo Torrot, cuya oferta es doble, deportiva y empresarial, pero también indivisible. Si no hay acuerdo en el plano industrial, con la implantación de la fábrica de motocicletas eléctricas en la ciudad, no se haría cargo del club. La familia Contreras, fundadora de Carbures Group, se encuentra al frente de la operación. Torrot lo intenta desde febrero. Incluso ha habido visitas durante la temporada de este grupo a San Pablo.

Desde 2014, al menos, pretende La Caixa abandonar al propiedad y sólo Jefferson Capital Funding, un desconocido grupo americano que no demostró solvencia, pudo hacerse con las acciones. Nadie más lo ha conseguido desde entonces. El Ayuntamiento ha colaborado en lo que ha podido desde hace algo más de un año y también han intervenido instancias superiores. Parece que sin éxito alguno.

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