Baloncesto

La noche más salvaje de Karl-Anthony Towns

Anota 60 puntos, récord de su carrera y de los Minnesota Timberwolves, y se hace un hueco entre los mejores pívots anotadores de la historia

Emilio V. Escudero

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Se ha acostumbrado la NBA a noches prolíficas, con jugadores por encima de los 50 puntos aprovechando la relajación de algunos equipos en la fase final de la temporada regular. Actuaciones que encumbran a jóvenes talentos como Ja Morant o Trae Young (46 para él anoche mismo), pero ninguna como la que protagonizó ayer Karl-Anthony Towns , el pívot más atípico de la NBA que vivió su actuación más brillante.

El reciente campeón del concurso de triples del All Star -triunfó sobre todos a pesar de sus 211 centímetros de altura- anotó 60 puntos en la victoria de los Timberwolves ante los Spurs (139-146) y se convirtió en el primer pívot en lograr esa cifra desde el año 2000, cuando lo consiguió un tal Shaquille O'Neal .

Nada tienen que ver ambos jugadores, pues Towns es la antítesis de lo que era el legendario pívot de los Lakers . La muñeca del dominicano es su principal aliado, un center moderno capaz de lanzar con acierto desde la larga distancia, de anotar triples con facilidad y también de ganar el aro. Imparable, sobre todo en esta temporada en la que está promediando 24,3 puntos, 9,8 rebotes y 3,8 asistencias . Números que acercan a los Timberwolves a los playoffs, algo que la franquicia solo ha logrado en una temporada desde 2004.

«Antes del partido le dije al entrenador que necesitábamos esta victoria y que haría todo lo necesario para conseguirla. Tenía que dominar y lo hice lo mejor que pude », reconocía el pívot tras el encuentro, en el que además de sus 60 puntos capturó 17 rebotes.

Fue el triunfo de Towns, pero no era el más feliz sobre la cancha. Lo estaban sus compañeros, conscientes de lo mal que lo ha pasado el pívot en los últimos meses. Su madre murió durante la pandemia y eso supuso un golpe anímico del que le costó recuperarse. « Todo el equipo estaba feliz hoy. Su actuación fue increíble, y todos queríamos ser parte de ella », señaló D'Angelo Russell, sabedor de lo mal que lo había pasado su compañero.

La vida de Towns nunca fue fácil. Sus orígenes humildes -nunca faltó un trozo de pan en la mesa, pero no tenían para una barra entera- impulsaron su carrera. Todo, para darle a los suyos una vida mejor . Para poder poner regalos en el árbol por Navidad, algo que no siempre pasaba en casa de los Towns.

Para sobrellevar sus años de instituto y universidad, donde la presión ya era muy alta para uno de los proyectos más importantes del país, el pívot se inventó un amigo invisible al que llamó 'Karlito' y que le 'acompañaba' a no sentir el peso sobre los hombros.

Tras su elección como número uno del draft de 2015 por los Timberwolves, Towns comenzó su crecimiento en la NBA. Brillo que solo han frenado las lesiones, su gran problema en los últimos dos años, que no han hecho acto de presencia en este 2022 de imborrable recuerdo para él.

Como lo es ya este Timberwolves-Spurs de anoche, el duelo que guardará para siempre en su corazón y que le confirma como unos de los jugadores del futuro. Aún le quedan dos años en Minnesota, aunque seguramente acabe saliendo antes rumbo a una franquicia que le permita luchar por el anillo. Alegría que iría directa al cielo , donde su madre le vigila como hizo desde que era un niño. El chaval que soñaba con hacer más fácil la vida a su familia y que se ha convertido en una estrella de la NBA.

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