Euroliga | Final Four

A Llull ya no le tiembla la mano

El balear, que lideró el triunfo del Real Madrid junto a Luka Doncic, volvió a exhibir su mejor versión un mes después de volver a las canchas tras su grave lesión en la rodilla derecha

Emilio V. Escudero

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El Real Madrid llegaba con dudas a Belgrado . Cauto hasta el extremo en cada declaración pública. Lastrado por una temporada llena de altibajos que envolvía de incertidumbre al vestuario blanco. El regreso de Sergio Llull era una de esas nebulosas. El propio jugador reconocía en estas páginas que le quedaba mucho para recuperar su mejor nivel. Cautela que despejaba Laso en la previa del partido. «Llull está muy bien», afirmaba el técnico buscando un empujón de confianza para el balear.

La sonrisa de Llull es el motor del vestuario blanco. Sus compañeros le han echado de menos dentro de la pista, pero mucho más fuera de ella. El balear es la banda sonora del equipo y también su alegría. El tipo que ejerce de pegamento y que ayer volvió definitivamente. Porque cuando más apretaba el CSKA, Laso le reclamó del banquillo para liderar la segunda unidad. Revolución manejada por el base y ejecutada a base de triples por Causeur, Carroll y Thompkins . Hasta el propio Llull se atrevió con uno de sus tiros imposibles. «Mandarina» marca de la casa, como a él le gusta decir, que atravesó el aro ruso para enganchar al Madrid definitivamente al partido.

Llull está bien, pero se «esconde» en su versión más solidaria para mitigar su ansiedad. Esa que le llevó a cometer muchos fallos en su estreno ante el Panathinaikos y que está tardando en despejar. Ayer, contra el CSKA la dejó a un lado para ser el máximo asistente y el máximo anotador del equipo. Un Llull decisivo justo en el momento más importante de la temporada. «Estoy muy contento de estar jugando y muy feliz por estar en la final. Ha sido un año muy duro que nos ha hecho crecer », señaló.

Porque si algo pensó el «23» blanco aquella infausta noche de agosto en la que se lesionó fue en llegar a tiempo de esta Final Four . Trabajó día a día para cicatrizar las heridas y ponerse en forma. Todo con el único objetivo de contribuir de la mejor forma en Belgrado.

Antes de viajar a Serbia, el balear organizó una barbacoa en su casa con todo el staff del club. Médicos, fisioterapeutas, recuperadores, utilleros, prensa... La cara B del equipo, los que no salen en los focos pero que han sido parte fundamental de su recuperación. Un gesto para darles las gracias por estar a su lado esos ocho meses eternos.

Cerrado ese capítulo, Llull se lanzó ayer a conquistar de nuevo los focos. A volver a ser «increíble» y a reclamar los galones de un equipo que ha sobrevivido heroico sin su líder. Lo hizo con un triple cuando más quemaba el balón, Cuando el CSKA más apretaba en el último cuarto. Ahí, la muñeca eléctrica del balear volvió para quedarse. Porque Llull ya está aquí y su silueta mete miedo al Fenerbahçe . «Va a ser una guerra, pero el equipo está preparado para jugar este partido», decía Llull sobre la final.

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