Los Lakers firman una película de terror

Pasarán los años y se recordará el calamitoso desempeño de los Lakers en la temporada 2021-22 de la NBA, iniciada por los angelinos con un proyecto mediático a más no poder tras el fichaje de Russell Westbrook en verano, que formaría una teórica constelación con Lebron James y Anthony Davis , y finalizada con un despropósito al quedarse fuera de la lucha por el título a principios de abril. Los pupilos de Frank Vogel perdieron en la madrugada de ayer contra los Phoenix Suns (121-110, la séptima seguida) y consumaron la grave afrenta de ni siquiera clasificarse para la repesca de los playoffs, uno de los episodios más vergonzosos de la franquicia más laureada de la historia de la liga (17 campeonatos, los mismos que los Boston Celtics).

Un naufragio anunciado desde hace semanas, pues el equipo hace tiempo que abandonó sus aspiraciones de gloria y aceptó, o no pudo remediar, que la cosa no daba para más. Tenían que salir muchas cosas bien y salió todo mal. Ni un LeBron James estelar, que a sus 37 años ha firmado una de sus mejores temporadas de siempre (más de 30 puntos por partido), ha conseguido modificar el destino de los suyos, que en el tramo decisivo de la temporada han acumulado 29 derrotas en 39 partidos.

Sin química, sin defensa (uno de los pilares en el título conseguido en 2020) y con muchas lesiones, los Lakers de esta campaña se suman al museo de los horrores de la franquicia, donde les espera la plantilla de 2004, en la que militaba Kobe Bryant, Shaquille O’Neal, Gary Payton y Karl Malone , fulminada en las finales por los Detroit Pistons (4-0), y la de 2012, en la que el triángulo formado por Bryant, Pau Gasol y Dwight Howard nunca llegó a carburar.

El fichaje de Westbrook, una moneda al aire pues el base llevaba varias temporadas lejos de su mejor nivel, ha sido una cruz en lo deportivo y lo será en lo económico. El base tiene este verano la opción personal de prolongar un año más su contrato con los Lakers. Si lo hace, cobrará cerca de 43 millones de euros , que sumados a los que percibirán LeBron (40) y Davis (33), crean un escenario con poco margen de maniobra para la parcela deportiva dirigida por Rob Pelinka, que deberá, una vez más, tirar de economía creativa para formar un equipo a la altura. Mayor es el drama con los rumores que apuntan a que la temporada que viene será la última de James en Los Angeles.

El jugador tienen en mente cerrar su brillante carrera (diez finales disputadas, cuatro títulos) con dos broches de oro: superar a Kareem Abdul-Jabbar como máximo anotador de la historia (le quedan 1.325, menos de los que ha metido esta campaña) y retirarse en el mismo equipo en el que milite su hijo, que desde el verano de 2023 podrá unirse a la NBA: «Donde sea que juegue Bronny, allí es donde jugaré yo», dijo en febrero.