Celebración de la final de la Copa de Europa de 1994
Celebración de la final de la Copa de Europa de 1994 - EFE
Baloncesto

Joventut, el S.O.S de un histórico

Antepenúltimo en la Liga Endesa y con una deuda de once millones de euros, el club de Badalona lucha por no desaparecer

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Cuenta la leyenda que el Penya Spirit of Badalona, semillero del Joventut, nació con un capital social de 18 pesetas. Ese fue el único dinero que pudieron invertir sus fundadores en comprar las míticas camisetas verdes y negras, las únicas que quedaban en la tienda de deportes de La Samaritana barcelonesa. Aquellos adolescentes de 1930 solo tenían 18 pesetas en sus bolsillos, pero no debían dinero a nadie y les aguardaba un futuro prometedor como club. Tanto, que con el paso de los años se convirtió en una de las grandes entidades de la historia del baloncesto europeo. Hoy, sin embargo, la deuda alcanza los once millones de euros y el futuro no se vislumbra alentador: «El Joventut puede desaparecer», ha avisado su actual presidente, Jordi Villacampa, a la sazón leyenda viva del conjunto badalonés.

El Juventud de Badalona (desde 1977, Joventut) lleva a gala ser el único club junto al Estudiantes y el Real Madrid que siempre ha militado en la máxima categoría del baloncesto español. Dos de esos clubes, el Estudiantes y el equipo catalán, viven quizá sus horas más bajas tanto en el terreno económico como en el deportivo. Si fuera de las canchas les acucian las deudas, dentro de ellas ocupan dos de los cuatro últimos puestos de la clasificación de la Liga Endesa. Tras su derrota en la última jornada contra el Herbalife Gran Canaria, el Divina Seguros Joventut es penúltimo, con solo cuatro victorias en quince partidos disputados, y a nadie se le escapa que un descenso deportivo le daría la puntilla. Si es que Hacienda y los bancos no lo hacen antes.

Desde que Villacampa lanzó su S.O.S., se ha activado una corriente de solidaridad con «La Penya». Nadie quiere que desaparezca el club de los Buscató, Margall, Villacampa, Jofresa, y más recientemente de Ricky y Rudy. Pero los problemas no se solucionan con buenas palabras. Solo un acuerdo para aplazar los pagos con Hacienda –a la que se le adeudan casi cuatro millones de euros– y con Bankia –la principal entidad acreedora– pueden salvar al Joventut. Eso, sumado a la venta de un solar por tres millones, podría dar oxígeno a la entidad verdinegra. Villacampa asegura que ya ha llegado a un acuerdo verbal para sacar adelante sus planes, pero advierte de que no hay nada firmado, y que si sus gestiones no terminan de concretarse no habrá más remedio que liquidar el club.

Incluso en el mejor de los escenarios, el actual presidente duda de la viabilidad de la entidad por la falta de apoyos institucionales. De hecho, asegura que actualmente no recibe ninguna ayuda pública: «Del Ayuntamiento, cero; de la Diputación, cero, y de la Generalitat, cero», resume Villacampa, que asegura que el Joventut no puede «batallar contra rivales financiados por el fútbol o por bancos». Pese a todo, la actual directiva ha logrado mantener a los patrocinadores y piensa cerrar la temporada con beneficios. Entonces, dimitirán y darán el relevo a nuevos gestores, que jugarán otra prórroga a vida o muerte por salvar a un histórico.

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