Mundial de baloncesto

Garbajosa: «Tendrá que pasar tiempo para que se valore lo que han logrado estos jugadores»

Ganó el oro de 2006 en la cancha y ahora, con traje y corbata, vive el éxito de un modo muy distinto. El presidente destaca en ABC el valor de esta gesta

Jorge Garbajosa, presidente de la FEB BELËN DÏAZ ALONSO / Vídeo: EuropaPress
Emilio V. Escudero

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En algún lugar del espacio aéreo europeo, en las tripas del avión que llevaba de regreso a los campeones del mundo, Jorge Garbajosa atiende a ABC después de un torneo cargado de emociones. El presidente de la Federación Española de Baloncesto (FEB) hace balance con el rostro cansado, pero lleno de felicidad. «Es un trabajo maravillosamente agotador», señala antes de entrar en materia, abrumado aún por todo lo ocurrido en las últimas horas.

¿Cómo definiría su estado de ánimo?

Es una sensación rara. Estás cansado, obviamente, porque llevas muchos días sin dormir, pero tienes una sensación de satisfacción y alegría. Aprovechas para hacer memoria de lo que ha pasado estos días y al mismo tiempo empiezas a pensar en el futuro. Porque después de las celebraciones, y sin tiempo para nada, tienes que mirar hacia adelante. A cómo construir el futuro, aunque eso sí, haciéndolo ahora desde la base de la ilusión de lo que ha conseguido este equipo.

¿Se lo cree ya?

Me lo creo, por supuesto. Me le empecé a creer cuando quedaba un minuto y medio para acabar la final ante Argentina. Ahí fue como soltar todo de golpe y darme cuenta de que era verdad.

¿Cuando empezó a pensar que era posible ganar el oro?

Confianza en estos jugadores yo la tenía desde el primer día. Esa ilusión existía y estaba ahí, pero realmente fue tras ganar a Italia cuando me di cuenta de que el equipo había roto a jugar. Ganar con esa sensación de superioridad a un gran equipo como ellos me dio alas para pensar que podíamos hacer algo grande.

¿Se puede comparar este oro con el de 2006?

Mire, yo mismo valoro más el oro Mundial de 2006 ahora que hace diez años y estoy convencido de que con este pasará igual. Que hay que dejar pasar un poco el tiempo para que se valore en su justa medida lo que han conseguido los jugadores en China. No quiero quitar ni un ápice de valor al legado que dejaron los campeones de Japón, pero ahora es el momento de estos jugadores. Está claro que aquel 2006 dejó un legado de trabajo, de ambición y de valentía, pero no lo inventaron ellos. Eso venía de antes. Lo inventaron Alberto Herreros, Alfonso Reyes, Nacho Rodríguez, Orenga... solo que ellos no ganaron y en 2006 sí se ganó. ¿Es bueno acordarse del pasado y es bueno saber qué cosas se hicieron bien y en qué se ha beneficiado esta generación del pasado? Sí, pero deberíamos hablar más de Quino Colom, de Marc, de Ricky y menos de mí, de Pau o Navarro.

Fue campeón como jugador en 2006 y lo ha sido como presidente en 2019...

(Interrumpe) No, para nada. Los campeones de verdad son los que entrenan cada día, los que salen a la cancha, los que les tratan cada noche para que estén bien al día siguiente, los entrenadores que ves por la mañana con los ojos rojos como si se hubieran ido de copas y en realidad es porque no han dormido apenas nada preparando el partido del día siguiente. Esos son los campeones. Los héroes. Nosotros en la Federación intentamos que tengan las mejores condiciones para que hagan ese trabajo lo mejor posible.

¿Y dónde se sufre más, en el palco o en la cancha?

Le respondo con un ejemplo. El día de la final de Saitama yo dormí una siesta de dos horas y media. En China, no dormí nada la noche anterior, no pude ni comer y, además, tuve mucho más trabajo alrededor. El jugador solo tiene un trabajo, que es el más importante, pero solo es uno, y un presidente tiene que atender muchas cosas. Entrevistas, gestiones, imprevistos...

¿Y le llena?

Claro. Es una etapa apasionante que no comparo con las anteriores. Me lancé a este proyecto hace tres años y por ahora estoy muy feliz por cómo están yendo las cosas.

¿Era esto lo que imaginaba cuando se presentó a las elecciones?

No es lo que te imaginas. Es lo que sueñas. Tú, el trabajo del día a día lo haces para que se pueda dar esto. Para que ocurran cosas tan bonitas como este oro. Tomar decisiones es a veces complicado y cuando tomas una y te miran con cara rara en tu equipo, te tiembla el suelo. Además, no puedes ver lo que va a pasar con esa decisión de manera inmediata y tienes que esperar dos años, como en este caso, para ver si fue buena o no. Si sale bien, levantas un poco la sonrisa, respiras y llamas a los tuyos. Yo, en mi caso, a mi mujer, mi madre y dos o tres amigos. Y sigues el camino.

¿Se refiere a la decisión de que Scariolo se quedara cuando decidió irse a la NBA?

Son muchas y esa fue una de ellas. Tengo un gran equipo alrededor, pero al final el que decide entre blanco y negro soy yo. Lo que más me costó al principio fue esto. Porque cuando eres jugador tienes la responsabilidad de tirar, de acertar con un tiro o ir a por un rebote, pero te marcan todo para que lo consigas. La comida, la hora del entrenamiento, la forma, el sistema a utilizar... Aquí es distinto. Ahora el camino lo marcas tú y esas decisiones son casi todas a ciegas. Sin saber qué va a pasar dos años después de que la tomes. Y dos años se hacen muy largos con un nudo en el estómago.

¿Es esto un impulso definitivo para el baloncesto?

Eso espero. Mire, me he puesto a contestar mensajes ahora que he tenido más tiempo y lo que he intentado transmitir a la gente que me había escrito es que el baloncesto español, con unidad, puede llegar muy lejos. No se va a ganar siempre, pero con los árbitros, los entrenadores y los jugadores que hay en España, no tenemos límites. El baloncesto español, unido, va a estar siempre entre los aspirantes a ganar. Pero necesitamos esa unidad.

Parece que la gente se vuelve a enganchar al baloncesto...

Eso espero. Me cuentan que el domingo hubo frente a la televisión tanta gente como hace trece años con la final de Saitama. Con picos de 6 millones de personas, que es una barbaridad para estos tiempos. Ahora lo importante es que esa gente vea también los partidos de ACB, de las competiciones de la Federación, de la liga femenina. El domingo, ocho jugadores de la liga española estaban en la final del Mundial. Otros muchos habían pasado por allí en algún momento de sus carreras. Hay que conseguir que el aficionado no se desconecte ahora, porque dentro de una semana esos mismos jugadores que tanto le gustan cuando juegan en la selección disputan la Supercopa ACB con sus equipos.

¿Se han sentido un poco abandonados por la política y los patrocinadores en estos últimos tiempos?

No, la verdad que no. Si se lo dijera, sería injusto. No puedo tener ni una mala palabra por el apoyo de las instituciones, a pesar del cambio de Gobierno. He hecho un esfuerzo muy importante por tener relaciones fluidas con lo que yo considero parte importante. Los patrocinadores, que permiten que hagamos realidad nuestros sueños, el Gobierno actual y el anterior, con la ACB, con el Comité Olímpico, con la FIBA, con los sindicatos... No estaremos de acuerdo siempre, pero sí que me gusta que tengamos un proyecto común. Adaptarnos cuando no estemos de acuerdo. Porque a veces es mejor ceder que imponer tus ideas y que la gente no crea en ello.

Campeonas de Europa y campeones del mundo, ¿son la envidia del baloncesto mundial?

Es un orgullo total. Somos el único país que en este ciclo mundial ha subido al podio en chicos y chicas. Pero el éxito no es solo en la absoluta, porque las medallas este verano en el resto de categorías han sido muchas. 7 en 9 campeonatos. Incluso en el 3x3 estamos haciendo un esfuerzo que ya tiene su recompensa. Lo mejor de todo es ver que el trabajo que haces da resultados.

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