Euroliga

Sergio Llull: «Solo quiero olvidar lo que pasó y disfrutar otra vez del baloncesto»

El base del Real Madrid, en su primera entrevista tras la lesión, reconoce que lo pasó mal, pero que está listo para ayudar al equipo a levantar la décima Copa de Europa en Belgrado

Sergio Llull posa para ABC en la Ciudad Deportiva de Valdebebas MAYA BALANYA
Emilio V. Escudero

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La sonrisa de Sergio Llull (Mahón, 1987) le delata. Es feliz de nuevo cerca de la canasta, de la que ha tenido que estar alejado durante casi nueve meses por culpa de una rotura de ligamentos en la rodilla. Su primera lesión de importancia, que ya ha dejado atrás para apuntarse al tramo importante de la temporada. El balear atiende a ABC en su primera entrevista a un periódico tras su vuelta. Una charla en la que reconoce haberlo pasado mal por momentos, pero en la que expresa su ilusión por volver a ser parte de los éxitos del club al que juró amor eterno hace dos años. La primera cita con los títulos le lleva hoy a Belgrado, donde el Real Madrid se mide esta noche al CSKA ( 21.00 horas, #0 Movistar+ ) por un puesto en la final de la Euroliga.

—Hace meses que dijo que si el equipo jugaba en la Final Four, usted estaría en la cancha, y no ha fallado...

—¿Cómo iba a perdérmelo? He trabajado muy duro para que fuera así. Ya llevo cinco o seis partidos con el equipo, y estoy muy contento por estar de vuelta. Ahora estoy intentando mejorar un poco en cada encuentro y ayudando al equipo porque sé que, aunque no llego en mi mejor nivel, puedo aportar cosas para intentar hacerlo bien en esta Final Four.

—¿Cómo han pasado estas dos semanas desde que volvió a jugar?

—Han sido quince días que esperaba desde hace mucho tiempo, porque tenía muchas ganas de volver a jugar. Ahora, voy poco a poco volviendo a la normalidad, dejando atrás toda la lesión y centrándose solo en la cancha. Desde que volví, todo ha pasado muy rápido.

—¿Y los ocho meses de lesión se le hicieron largos o cortos?

—Muuuuy largos (refuerza con su voz). Han pasado lentos, pero son cosas que ocurren en la vida de un deportista y que hay que aceptarlas cuando pasan.

—Usted siempre ha tenido un gran físico, ¿alguna vez pensó que podría ocurrirle algo así?

—No, que te pueda ocurrir una lesión tan grave es algo que nunca piensas.

—¿Y cuándo le ocurre, qué le pasa por la cabeza?

—Es un mazazo. Es una sensación de rabia e impotencia. Pero una vez que sabes que te has lesionado de gravedad, no queda otra que hacerte a la idea de que te vas a quedar un tiempo largo sin baloncesto y mentalizarte para trabajar en la recuperación haciendo caso a todo lo que te digan los médicos y los recuperadores del club.

—El «increíble» Llull, ¿llegó a sentirse invulnerable?

—No, para nada. Una cosa es que pienses que esto no te va a ocurrir y otra que no sepas que puede pasarte. Esto es deporte, hay lesiones y esta vez me ha tocado a mí. No hay que darle más vueltas. Solo quiero disfrutar otra vez jugando al baloncesto y olvidar ya lo que sucedió. Es una experiencia más, un reto que he podido superar.

—¿Qué siente cuando ve la cicatriz?

—La verdad es que no lo sé. No lo he pensado. No me gusta mucho mirarla...

—Hay algunos compañeros que han pasado por lo mismo que usted que dicen que contemplar las «heridas de guerra»le ayudan a afrontar el día a día con más fuerza...

—Pues en mi caso es al contrario. No me gusta levantarme por las mañanas y mirar esas «heridas». De hecho, me estoy poniendo una crema para ver si se van. No me hace falta ver las cicatrices para acordarme de la lesión. Sé que es algo que me ha pasado, que me ha cambiado de muchas formas, pero ya está. No le doy más vueltas.

—¿Es verdad que lo peor de la recuperación es la soledad del jugador?

—Sí, por supuesto que hay momentos en los que estás solo, pero en mi caso han sido pocos. He tenido a mucha gente pendiente de mí, dándome cariño y ayudándome. Había gente que me paraba por la calle solo para darme ánimos y eso ha sido muy importante para darme un empujón, para no rendirme, y siempre estaré muy agradecido.

—Usted ha compartido su recuperación con todo el mundo desde el primer minuto, ¿por qué lo ha hecho?

—Me ayudaba. Era algo positivo para mí y para que la gente que me sigue fuera partícipe. He recibido mensajes de personas que estaban pasando por lo mismo y que me decían que mi ejemplo les servía para seguir su recuperación. Si en algo podía ser de ayuda en ese momento, aunque fuera solo para uno de ellos, pues bienvenido era.

«Hemos tenido un año muy difícil por las lesiones. Creo que todos hemos tenido algo, pero llegamos bien. Si ganamos, con lo que hemos pasado, sería especial»

—¿Qué sintió el día del regreso?

—Mucha alegría. Fue un día de muchas emociones, muchas sensaciones, nervios... Nunca se me olvidará el momento de entrar a la cancha de nuevo, con todo el Palacio en pie, aplaudiendo y gritando mi nombre. Es uno de los momentos más bonitos que he vivido con esta camiseta. Recibir ese cariño de la gente es increíble y es un instante que no olvidaré.

—¿Cuesta mucho ver los partidos desde el final del banquillo cuando se está acostumbrado a ser protagonista?

—Sí, es complicado seguir los encuentros desde fuera. Se me ha hecho muy difícil, porque lo que quieres es estar ahí ayudando a tus compañeros y no puedes. Sabía que lo único que podía hacer era animar y es lo que he intentado estos meses de atrás.

—¿Qué es lo más duro del regreso después de tanto tiempo lesionado?

—Lo más complicado es volver a alcanzar un nivel físico como el de antes. Voy a poco a poco intentando coger ese ritmo de partidos, pero sé que hasta dentro de un año nada será igual. También la rodilla tiene que responderte a los movimientos que hacías antes, esos que, por ejemplo, te permitían entrar a canasta con fuerza... Son situaciones que hasta que no pasa un año no vuelves a estar otra vez como antes. .

—La puntería también se resiente. En su regreso se vio que le costó mucho anotar como antes...

—Bueno, eso no es un problema porque sé que tengo la confianza por parte de mis compañeros y de mi entrenador y los tiros acabarán entrando. El primer día, cuando volví, me costó anotar la primera canasta porque quizá iba un poco acelerado por las emociones del momento. Ese día, quería hacer más cosas de las que tocaba y no estuve bien, pero la ansiedad se quedó ahí. Al final, pude aportar mi granito de arena para que el equipo ganara al Panathinaikos para que hoy podamos estar pensando en esta Final Four.

«¿Sergio Rodríguez? Será un duelo especial para los dos. Nos conocemos muy bien y se hará raro tenerle enfrente, porque es un buen amigo. Ocurra lo que ocurra, seguiremos siéndolo»

—¿Y cómo llega a esta cita de Belgrado?

—Bien, llego bien. Feliz por poder estar otra vez jugando al baloncesto. Con ganas y con ilusión, como el resto del equipo. En lo físico sé que aún me falta un poco, pero el tiempo que esté en la cancha me voy a dejar la piel para ganar este partido tan complicado que tenemos ante el CSKA.

—Un duelo en el que volverá a verse las caras con Sergio Rodríguez, aunque esta vez lo tendrá enfrente. ¿Se le hará raro?

—Será un duelo especial para los dos. Hemos compartido vestuario durante muchos años tanto en el Real Madrid como en la selección. Él es un fenómeno fuera y dentro de la cancha. Nos conocemos los dos muy bien y claro que se hará raro tenerle enfrente, porque es un amigo, pero cuando el balón se lance al aire eso quedará a un lado y cada uno de los dos pelearemos por ganar el partido.

—¿Ha hablado con él estos días?

—La verdad es que no. Respetamos bastante este enfrentamiento y no nos hemos querido molestar en este sentido. Ya habrá tiempo de comentarlo cuando pase la Final Four. Ocurra lo que ocurra, seguiremos siendo amigos.

—¿Es el principal peligro del CSKA?

—Es uno de sus peligros, pero no el único. El CSKA es un conjunto con muchas estrellas, con muchas variantes, que te pueden hacer daño. Por fuera están De Colo, Higgins y el propio Chacho, que son muy difíciles de frenar, y tienen muchos puntos en las manos; por dentro tienen a Hunter o Hines, que les convierten en un equipo muy físico y muy duro. Sabemos que no va a ser fácil, pero vamos a intentar jugar nuestro mejor baloncesto y ganar.

«Voy a dejarme la piel por este escudo. La forma en la que me ha tratado el club con la lesión ha reforzado la idea de que hice lo correcto cuando decidí quedarme»

—¿Llega el Real Madrid mejor que en los últimos años?

—Creo que cada Final Four es diferente. Es un torneo en el que no hay favoritos. Puede pasar de todo. En nuestro caso, creo que llevamos un año muy difícil por culpa de las lesiones. El último fue Campazzo, pero creo que todos o casi todos hemos tenido algo a lo largo de la temporada. Empezando por mí, que he estado casi todo el año fuera, pasando por Kuzmic o el propio Campazzo. Felipe (Reyes), Rudy, Ayón, Randolph... creo que nadie se ha librado. Ya le digo que ha sido bastante complicado, pero creo que el equipo llega con confianza, ya sin lesionados, y sobre todo con muchas ganas y con mucha ilusión. Con lo que hemos pasado este año, ganar sería especial.

—¿Ha imaginado mucho cómo podría ser esta Final Four?

—Sí, muchas veces. Aunque estaba centrado en la recuperación, alguna noche soñaba con esta cita de Belgrado y siempre tenía final feliz. Llegar aquí era uno de los objetivos del equipo y lo hemos conseguido. Es muy duro el camino y muchas veces la gente no se acuerda de que solo llegan cuatro equipos, y lo que tenemos que hacer es disfrutar ahora al máximo de este partido ante el CSKA e intentar ganarlo.

—Usted decidió quedarse en Madrid y el club le ha devuelto ese cariño durante estos meses de lesión.

—Ya dije en su momento que aquí soy muy feliz y la forma en la que me ha tratado el club con todo el tema de la lesión me ha reforzado la idea de que hice lo correcto cuando decidí quedarme. Ahora más que nunca voy a seguir dejándome la piel por este escudo. Nunca podré agradecerle lo suficiente todo lo que han hecho por mí a los médicos, preparadores físicos, fisioterapeutas, delegados, utilleros, gente de prensa, compañeros... todos han estado ahí pendientes de mí, para no dejarme solo en ningún momento, y eso me ha dado fuerza, junto con el cariño de la afición, para seguir adelante.

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