Real Madrid

Pablo Laso: «El mayor éxito es que los jugadores quieran venir al Real Madrid»

El técnico hace un paréntesis para repasar con ABC una temporada que ha sido muy difícil en lo personal, pero que acaba con una sonrisa por el título conquistado en el Palau ante el Barcelona

Pablo Laso posa para ABC durante la entrevista realizada en la Ciudad de Valdebebas José Ramón Ladra
Emilio V. Escudero

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Tarda en aparecer Pablo Laso (Vitoria, 1967) a su encuentro con ABC. No hay entrenamiento, acabada ya la temporada y con los jugadores ya de vacaciones, pero sí decenas de chavales que pasan estos días para probar suerte en el Real Madrid . Se entretiene el técnico mirando a cada uno de ellos, tratando de detectar el talento del futuro. Porque si todo va bien, alguno de esos chavales que sueñan con vestir la camiseta blanca estará a sus órdenes en unos años. Hace ocho que Laso aterrizó en el banquillo del Madrid y no parece cercano su final . Más allá de los éxitos, el club ha encontrado en él la estabilidad que perdió durante décadas. Un tesoro que se traduce en títulos y que permite al vasco comenzar la entrevista con una sonrisa.

Empezó el año con barba y lo termina sin ella... ¿hay alguna superstición ahí detrás?

(Se ríe). Me la dejé crecer el verano pasado y me pidió mi mujer que me la aguantara un poco. Luego me la tuve que quitar... pero no tiene mayor historia. Sí que tengo mis manías, pero nada tienen que ver con la barba. He ganado sin ella, pero no sé cómo comenzaré la próxima temporada...

Además de ese cambio físico anecdótico, ¿con qué enseñanza se queda Laso de este año?

Todas las temporadas se aprende algo. En las que ganas y en las que pierdes. Siempre se aprende. Esta ha sido una temporada difícil para nosotros en muchos aspectos, incluso fuera del baloncesto. Si habláramos solo de baloncesto habría que hablar de un equipo que ha competido muy bien, que ha ganado más del 80 por ciento de los partidos que ha disputado y que ha jugado todos los partidos importantes del año... ha sido competitivo y la gente eso lo valora. Si miramos a los títulos, ganamos Supercopa, que es un triunfo muy complicado porque llega casi sin haber entrenado, y la Liga, que ha sido el único momento en el que hemos tenido a todo el equipo sano y al completo que es algo muy complicado con este calendario que tenemos tan exigente. Luego, como decepciones, están la Copa del Rey, que terminó como terminó para nosotros, y la Final Four, que no ganamos, pero donde solo llegan los cuatro mejores equipos de Europa. En ese sentido, estoy muy contento de cómo ha ido todo y creo que he aprendido muchas cosas para el futuro. Por ejemplo, a ser más psicólogo que entrenador en ocasiones.

Dice que ha sido una temporada difícil fuera del baloncesto, ¿a qué se refiere?

Ha habido situaciones que son difíciles de explicar y para los jugadores, que son humanos, son complicadas de entender. Muchas veces, como entrenador, tienes que actuar en áreas que no son la tuya. Porque como técnico estás acostumbrado a centrarte en la cancha, que es complicado pero es nuestro trabajo. Explicar cómo hacer un bloqueo o dónde tiene que defender es baloncesto. Hasta ahí, perfecto. Pero hay otros aspectos donde es difícil actuar, porque no los controlas de todo. Mis jugadores son personas que han sufrido momentos muy jodidos este año y, lo mejor de todo, es que han sabido darle la vuelta para acabar ganando.

«La final de Copa fue el momento más difícil desde que soy entrenador. Intenté borrar el recuerdo, pero costó pasar página»

¿Se refiere a la final de Copa?

Sí, fue un momento difícil. De los más difíciles en mis ocho años aquí. El más difícil seguramente desde que soy entrenador. Tenía la sensación de que había mucha gente de mi equipo que no había entendido lo que había pasado y costó pasar página.

¿Le valieron las explicaciones que le dieron desde la ACB?

Yo entiendo todas las explicaciones y puedo tener mi opinión. Lo que no hago es intentar imponer la mía a los jugadores. Que cada uno tenga la suya. Yo tengo claro lo que ocurrió y cada jugador tendrá su visión de lo que pasó. Lo único que no era negociable es que a los pocos días teníamos que jugar y debíamos ser el mismo equipo de siempre.

¿Usó aquello para motivar luego a sus jugadores?

No. Intenté que eso se olvidara. Borrarlo. No creo que haya que vivir del pasado. Prefiero aprender, pasar página y mirar hacia adelante. No soy una persona que recurra al pasado ni para lo bueno ni para lo malo. A mí, las cicatrices me gusta olvidarlas en lugar de contemplarlas.

¿Y es de los que se regodea más en las victorias o de los que lo pasa peor en las derrotas?

Ni lo uno ni lo otro. Disfruto mucho las victorias y no me hundo en las derrotas. Valoro tanto el día a día y el trabajo del equipo, que intento aprender de las derrotas y que las victorias no nos cambien. No creo que ganar signifique que hemos hecho todo bien ni perder es sinónimo de haber hecho todo mal. La gente tiene una visión fatalista muchas veces que no se corresponde con la realidad. Yo trato de mantener la misma línea y valorar lo que en el futuro nos vaya a hacer ser mejores.

¿Qué nota le pone a la temporada?

Una nota alta. Pero no la pongo por los títulos o las victorias. Eso sería muy sencillo. Pongo las notas por lo que hemos sido capaces de hacer durante todo el año. Sin mirar los triunfos o las derrotas. De puertas para afuera, si ganas claro que la nota es mejor. Somos el Real Madrid y hay que ganar. Pero solo llegan si el trabajo diario es bueno y la liga es el premio final a ese trabajo. Ganar el último partido te deja un regusto especial.

«La final ACB ha sido muy dura a nivel físico y mental. Todas lo son, pero esta ha sido hasta un punto extremo»

¿Ha sido la final de la ACB más dura que ha disputado como entrenador?

Creo que a nivel físico y mental ha sido una final durísima. Muchísimo. Muy exigente. A nivel baloncesto, técnica y tácticamente, no. Claro que ha habido grandes jugadas, porque hay muy buenos jugadores. A nivel técnico es algo que sabes que va a pasar. Heurtel, el tiro de Carroll, el último partido de Tavares, el inicio de Rudy en el cuarto partido... te podría hablar de todos los jugadores. A nivel táctico, creo que estábamos muy bien preparados pero que no ha sido especialmente brillante la serie. Todas las finales son exigentes y esta lo ha sido hasta un punto extremo. El equipo ha demostrado estar más que preparado y eso habla muy bien de mis ayudantes y los preparadores físicos. Porque hemos sido capaces de aguantar esta dureza y salir victoriosos.

¿Su Real Madrid de 2011 habría tenido esta dureza mental para aguantar?

Sí, también. No tengo ninguna duda. De hecho, en aquella temporada llegamos al quinto partido de la final después de haber perdido el primero por un triple de Marcelinho Huertas a tablero. Era una situación difícil y aquel equipo fue capaz de rehacerse y de pelear hasta el último momento. Creo que en ese sentido creo que desde que llegué hemos conseguido que la mentalidad del equipo sea muy dura.

¿Es lo más complicado de construir?

«Lolo Sainz, Vicente Ramos, Doncic... que los jugadores que han pasado por aquí sientan los triunfos como suyos es muy emocionante»

Eso es lo que cree la gente de fuera y no es así. El tema técnico y táctico se entrena día a día, pero el aspecto físico y mental, también. No es cuestión de estar listo para los playoffs o para un determinado partido. Hay que estar preparados para todos. Esto es algo que para mí es innegociable como entrenador y estoy muy orgulloso de cómo hemos fomentado esto durante todos estos años y también de cómo se ha comportado el equipo en este playoff final de la ACB.

¿Va ligado eso de la mentalidad a la estabilidad del vestuario?

Todo ayuda. La estabilidad en cuanto a jugadores, cuerpo técnico... hace que sea más fácil recuperarte de un mazazo. Es más fácil pasar página. Pero tanto en las decepciones como en las alegrías. El otro día, uno de mis ayudantes me decía que en otro equipo este título se estaría celebrando durante un mes y aquí, al día siguiente, ya estamos hablando del año que viene. Estamos pensando la próxima temporada casi el mismo día en el que hemos ganado. Quizá no disfrutamos de las victorias tanto como deberíamos, pero es nuestra manera de ser.

Cuando Laso llegó al Madrid, a muchos jugadores ni se les pasaba por la cabeza fichar por el Madrid. Ahora jóvenes y estrellas son los primeros en ofrecerse al club...

Para mí ese es el mayor triunfo. Los éxitos hacen que los jugadores quieran venir al Real Madrid. El Madrid es una marca. Una institución que ha crecido mucho alrededor del baloncesto en los últimos años y no solo por los títulos. Tenemos un centro de entrenamiento increíble, de los mejores del mundo, y nos sentimos muy orgullosos y lo valoramos. Que nos vean con tan buenos ojos desde fuera es algo muy bonito. A mí hay gente que me llama desde Israel para decirme que se alegra de que hayamos ganado por la forma que tenemos de hacerlo. Por nuestro juego y nuestra filosofía. Eso no es un título, pero para mí vale mucho. Es tan importante casi como un título, porque habla de la forma en la que queremos lograr los éxitos. A mí lo que más me gusta del Real Madrid es que sea reconocible y reconocido y ahora es las dos cosas. Podemos ganar o perder, pero sabes que vamos a estar ahí hasta el final y eso es algo atractivo para los jugadores.

Ese es el Real Madrid de toda la vida. El suyo, pero también el de Lolo Sainz y el de Pedro Ferrándiz, a los que tiene cada vez más cerca en número de títulos. ¿Ha hablado con ellos estos días?

No, que va. No creo que sea bueno ni para ellos ni para mí que estemos todo el día hablando. Sí que Lolo me puso un mensaje muy cariñoso tras la final y se lo agradezco. Ambos me transmiten mucho cariño siempre, pero hablamos del Real Madrid y no se trata de tres personas. Han pasado tantos jugadores y entrenadores para hacer grande a este club, que centrarlo solo en tres me parece un error. Recibir un mensaje de Vicente Ramos, por ejemplo, para mí es la leche. Porque yo le he visto jugar, viajar con nosotros... Pero hay otros, como Doncic o Hernangómez que también lo sienten propio. Saber que muchos de los jugadores que han pasado por aquí se sienten parte de este equipo, es muy emocionante para mí. Todas las personas que han pasado por el club se merecen ser parte de esto, independientemente de quién seas. A lo mejor no son Carroll metiendo el último triple, pero todos son importantes.

«Lo primero que hice al llegar a casa cuando ganamos la Liga fue echarme la siesta. Estaba muerto»

¿Qué es lo primero que hizo cuando llegó a casa tras ganar la Liga?

Nada especial. Cuando volvimos de las celebraciones, lo primero que hice fue echarme la siesta, porque estaba muerto. No desconecto casi nunca del baloncesto y me cuesta. Porque siempre estoy hablando del futuro, de cosas de la cantera... En mi familia lo saben y lo aceptan.

¿Y qué hace en vacaciones que no haga durante el año?

Mire, en vacaciones es el único momento del año en el que puedo leer. Porque durante la temporada no me concentro y no puedo. Por eso, cuando me vaya de vacaciones cogeré un libro y trataré de disfrutarlo. Es el único momento en el que leo, escucho música y no tengo en la cabeza el partido del jueves o del fin de semana. Aún así, es muy difícil desconectar.

Es que han jugado 83 partidos esta temporada... ¿no le parece demasiado?

Lo hablamos entre todos los que estamos en el mundo del baloncesto. La exigencia es brutal. Es un trabajo muy exigente. Sin fines de semana libres. Juegas el viernes en Moscú y el domingo en Canarias. No hay fines de semana ni puentes. Es un calendario muy duro y entiendo que los ayudantes y los jugadores tengan ganas de que llegue el final y poder irse de vacaciones.

«Con tantos partidos en el calendario, la fuerza del grupo es más importante. Yo fui jugador, ¡cómo no voy a entender a Felipe Reyes!»

¿Ve lógico que haya tantos partidos?

No lo sé, pero es como está montado y tenemos que aceptarlo. Necesitamos tener muchos jugadores en plantilla para afrontarlo y el problema es que no pueden jugar siempre todos. A mí dejar fuera a un jugador es lo que más me fastidia. Yo he sido jugador y cuando no jugaba lo llevaba muy mal, así que los entiendo perfectamente. Cuando un jugador se enfada lo entiendo y entiendo que esté enfadado conmigo, pero es mi trabajo. Ahora nos toca jugar 80 partidos en diez meses y hay muy poco tiempo para descansar y trabajar en mejorar. Es algo que sabemos desde hace tiempo, que no es bueno, pero que tenemos que aceptar. Con este calendario sabemos que el valor del grupo es más importante que nunca. Necesitamos a todos. Y que obviamente es muy difícil hacer este trayecto con 8-10 jugadores porque el año es muy largo. Nosotros a lo largo de la temporada hemos tenido partidos en los que el mejor ha sido Santi Yusta como en Vitoria en Navidad, Prepelic ante el Panathinaikos cuando no estaba Llull o Reyes contra el Valencia en los playoffs. Ninguno tiene que sentirse indispensable y tampoco ninguno debe sentir que no es importante.

¿Entendió entonces a Felipe con sus quejas?

Claro, le entiendo perfectamente. ¡Si he sido jugador! A mí no me crea ninguna tensión lo que dijo Felipe. Es un jugador más de la plantilla, que se merece todo el respeto, no solo de sus compañeros, sino del cuerpo técnico, del club y de los aficionados. Es un crack, diga lo que diga. Y le entiendo. Él puede decir y pensar lo que quiera. Como yo. Pero ya está. Mi única obsesión es que mi equipo dé el máximo. Un día juega uno y otro día juega otro. Pero no lo hago pensando en si beneficio a uno u a otro. Si creo que Felipe tiene que jugar cinco minutos, estaré fastidiado porque no ha jugado diez; pero si un día juega 30 minutos, no estaré fastidiado porque tenía que haber jugado 25. Pienso eso de Felipe y de los demás. Le entiendo. Para mí Felipe está a un nivel de reconocimiento personal y profesional magnífico.

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