EntrevistaPablo Laso: «No se puede vivir con miedo»

El entrenador del Real Madrid repasa para ABC todos los aspectos que envuelven a la Final Four, desde la seguridad en Estambul a sus opciones de volver a ser campeón con el Real Madrid

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El primer contacto con Pablo Laso (Vitoria, 1967) siempre es amable. El técnico es una persona cargada de energía, de esas que dan la mano con aplomo y transmiten seguridad. Cualidades ambas que ha sabido trasladar al Real Madrid desde que aterrizó en el banquillo de un equipo sin rumbo al que ha llevado a protagonizar una de sus mejores épocas. La receta era tan sencilla como mirar hacia el pasado y aplicar los valores y el estilo de juego que habían hecho grande a la sección de baloncesto.

—Anda, que si le llegan a decir cuando llegó que iba a jugar cuatro Final Four en cinco años...

—No pensaba en eso, pero lo que sí tenía claro desde el principio es que había que recuperar una seña de identidad.

El club había sido un referente durante muchos años por sus victorias y sus títulos, pero también por su juego, por sus aficionados... Si eso volvía a estar cerca del equipo, los títulos llegarían y creo que finalmente hemos recuperado la marca del Real Madrid de baloncesto.

—¿Y por qué tardó tanto el Real Madrid en darse cuenta que la solución era mirar a sus orígenes?

—No lo sé. Yo no hablo del pasado. Yo jugué aquí en los noventa y, aunque habían pasado muchos años, sabía que ese era el camino. Después de tantos años de baloncesto, de haber jugado en tantos lugares diferentes, uno saca sus conclusiones. ¿La diferencia entre el éxito y el fracaso es que te ganen? Igual eso no es la diferencia. Esto es deporte. Lo que marca la diferencia es tener clara una manera de hacer las cosas. Un estilo que te caracterice. Que se vea que eres tú sin importar que ganes o pierdas. En ese sentido, desde que llegué tenía claro lo que quería. Sabía con qué jugadores contaba y cómo quería que jugaran. Quería recuperar lo que había vivido desde que era un niño y venía al Torneo de Navidad. Esa sensación que tenía la afición de estar orgullosa de este equipo. Una sensación que creo que hemos conseguido y que quedó reflejada en la derrota del año pasado ante el Fenerbahçe cuando, a pesar de ser eliminados, el Palacio nos despidió con una ovación. Eso muchas veces es mucho mejor que un título, porque la gente valora tu trabajo independientemente de la victoria. Claro que todos queremos ganar, a nadie le gusta perder, pero con un equipo que transmita cosas al aficionado eso deja de ser lo único.

«Es normal que la gente mire con recelo hacia la situación que se vive en Turquía, pero no se puede vivir con miedo»

—La final de la Euroliga coincide con el desenlace de la Liga de fútbol y hay muchos aficionados blancos que no saben qué harán...

—Pues me alegro de que pase esto. Me alegro de que el aficionado del Real Madrid se sienta orgulloso de su equipo de baloncesto. Cuando viajamos fuera, hay gente que me para y me habla de cómo jugamos, del equipo... Esto es un orgullo, pero lo es más que tu propia gente lo sienta así. Es mala suerte que el equipo de fútbol y de baloncesto se puedan jugar un título a la misma hora y el mismo día, pero me gusta que la gente del Madrid esté pendiente de las dos cosas. Todos queremos que el equipo de fútbol gane, pero nosotros también necesitamos ese cariño y atención.

—Llega el momento más importante del año y lo hace con la enfermería vacía, ¿es esa la mejor noticia?

—Sí, porque esta era una temporada especial por el nuevo formato de Euroliga y ha sido muy exigente y muy dura. Sabíamos que necesitaríamos un equipo largo para afrontarla y que iba a ser complicado mantener la concentración en semanas en las que hemos jugado cuatro partidos en siete días y al final sabíamos que íbamos a necesitar de todos los jugadores para sacarla adelante. Los 14 jugadores han sido importantes a lo largo del año, todos han ido aceptando su rol para el beneficio del equipo y eso es lo que más me satisface ahora que estamos a las puertas de la Final Four, con el título de Copa en las vitrinas y el primer puesto de la ACB en la mano.

—¿El jugador es egoísta por naturaleza?

—Y yo también lo soy, porque me gustaría que jugaran todos. El egoísmo es muy difícil de llevar. A mí me gustaría que todos jugaran lo mismo, porque así estarían todos contentos, pero no puedo. El primer egoísta soy yo, pero no puedo serlo porque tengo que pensar en el bien del equipo. Los jugadores tendrán ese egoísmo, como lo tengo yo, pero yo siempre digo que por delante de todos ellos está el equipo y eso no va a cambiar.

«Me hace feliz que la gente del Real Madrid esté pendiente del fútbol y el baloncesto»

—Habla del desgaste de su plantilla, ¿cree que habría que modificar el sistema de competición?

—Yo no soy nadie para opinar sobre esto. Solo soy un entrenador. Ahora, va a haber jugadores que en la suma de toda la temporada van a jugar más de 100 partidos al año y eso es un encuentro por cada tres días. Mi pregunta es: ¿cuándo descansan? ¿cuándo entrenan? Esto es algo que no es exclusivo del baloncesto. Pasa en más deportes y creo que puede llegar a cansar al espectador verlos todos los días. Es algo que los dirigentes deben valorar, por el bien del espectáculo. A ver si al final poner partidos y más partidos no vaya a ser bueno. Yo, como entrenador, me tengo que adaptar, y con tantos encuentros tenemos que aprender a llevar bien la situación.

—Hay muchos aficionados que no van a viajar por los atentados que ha habido en Estambul en el último año, ¿cómo ha sido la situación cuando han ido allí en la fase regular?

—Es que nuestra experiencia no tiene nada que ver con la de un aficionado. Nosotros nos levantamos, vamos a entrenar, jugamos y nos vamos. Para el aficionado es diferente. Cuando hubo los atentados en Estambul hace unos meses sí se planteó la posibilidad de que la Final Four no se disputara allí. Antes hablábamos del miedo al Fenerbahçe y aquí le repito lo mismo. En la vida no se puede vivir con miedo. Sería absurdo. Creo que es normal que la gente mire con recelo hacia la situación que hay en Turquía y en Estambul en particular, pero yo no tengo miedo. También le diría que para que vaya mi mujer, prefiero que vaya a París que a Estambul. Aún así, es una gran ciudad y ahora hay un ambiente de baloncesto magnífico en Turquía. Creo que el miedo no te puede hacer variar tu manera de vivir.

—¿Se ha hablado de esto en el vestuario?

—De esto no se ha hablado mucho. Al principio de temporada se trató en alguna comida, pero hasta ahí. De hecho, nosotros hemos ido cinco veces esta temporada sin problemas. Sí sé por gente que ha salido a visitar la ciudad mientras estábamos allí que ha bajado mucho el turismo, que hay menos gente en el bazar... Hay una situación especial, pero no puedo hablar mucho más, porque no lo conozco.

—¿Además de tener más canas, en qué ha cambiado Laso en estos seis años?

—Como entrenador te ves obligado a cambiar en muchos aspectos, pero lo que no me gustaría es que me dijeran que he cambiado como persona. En baloncesto es inevitable, porque si no evolucionas te mueres. Cuando llegué al Madrid lo hacía también Luka Doncic al Real Madrid y ahora él es jugador de la primera plantilla. Eso habla de la renovación que ha habido en el vestuario y de la renovación a la que me he visto sometido yo mismo. Por aquí han pasado jugadores que ahora están en la NBA jugando a un gran nivel. La evolución es obligada y para eso tengo la ayuda de mis técnicos. Pero le repito, no me gustaría que me dijeran que he cambiado como persona.

—¿Le cansa que le pregunten por Doncic?

—Me cansa y me encanta al mismo tiempo. Me encanta que me pregunten por un jugador de 18 años que está jugando en el primer equipo al nivel que lo está haciendo. Me encanta porque eso habla del buen trabajo del club, habla muy bien del equipo y de él.

«Me alegra que el aficionado del Real Madrid vuelva a sentirse orgulloso del equipo de baloncesto»

—¿Es un jugador especial?

—Es un jugador diferente, con un talento excepcional. Lo sabíamos desde que llegó al Real Madrid, pero él ha sido capaz de mejorar día a día. El trabajo que han hecho tanto Alberto Angulo y el resto de técnicos de la cantera ha sido clave para conseguir que lo que era un diamante en bruto con 13 años se haya convertido en un jugador del Real Madrid. Creo que su crecimiento dentro del primer equipo lo hemos ido haciendo poco a poco. Siempre he intentado tratarle como un jugador más, pero todos son diferentes. No es lo mismo tratar a Luka que a Felipe Reyes, pero en ciertos aspectos, que para mí son básicos, los dos son iguales. En eso, Luka ha demostrado mucha inteligencia para adaptarse al equipo, aunque esto no es el equipo de Luka Doncic, eso lo tenemos claro él y el resto del equipo.

—El futuro de Luka apunta a Estados Unidos para 2018, y a usted, ¿le gustaría ir a la NBA?

—No pienso mucho en mi futuro. No soy una persona así. Me llama la atención aquel mundo, veo algunos partidos —alguno menos que mis hijos— y claro que la NBA está ahí. También lo estaba el Real Madrid cuando entrenaba en Guipúzcoa y no pensaba en él. Solo me centro en el día a día. Lo que tenga que ser, será. Al igual que hacía cuando era jugador, mis esfuerzos van encaminados a lo que me puede hacer mejor como persona y como profesional. Me han echado de algún sitio y me he ido de otros. Pensar en el futuro a largo plazo en deporte es difícil y no me aporta nada. Día a día y lo que tenga que venir, vendrá. Mi único pensamiento está en la Final Four y en ganar la décima Copa de Europa para el Real Madrid.

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