Champions League

Mónaco, un moribundo para Thierry Henry

La estrella del fútbol francés intenta reflotar al equipo de Falcao, rival hoy del Atlético y eliminado en la Champions

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Vuelve Falcao al ecosistema del Atlético y una onda de simpatía saluda al cañonero colombiano. Un tipo que dejó huella por su impronta goleadora: dos tantos en la final de la Europa League 2012, tres al Chelsea en la Supercopa y cinco al Deportivo en su noche memorable. 70 goles en 91 partidos. Imborrable el sello del mejor goleador que probablemente ha pasado por el Atlético y que dilapidó su carrera por un salario galáctico en el Mónaco. A Falcao, ya eliminado su equipo de la Champions, lo entrena otra leyenda. Thierry Henry, uno de los mejores futbolistas que ha dado Francia, intenta reanimar a un moribundo. El Mónaco es penúltimo en la liga francesa, amenaza clara de descenso, su presidente se encuentra inmerso en un proceso judicial y el pasado sábado, Falcao celebró a pleno pulmón el gol al Caen que cerraba un periplo nefasto: 18 partidos sin victoria desde el 11 de agosto.

El pasado domingo hubo conciliábulo en La Turbie, animado el campo de entrenamiento del Mónaco por la presencia de Dimitri Rybolovlev, el presidente del club detenido e imputado el pasado 6 de noviembre por corrupción y tráfico de influencias relacionadas con un marchante de arte. Rybolovlev se reunió con el vicepresidente del club, Vadim Vasilyev, el director deportivo Michael Emenalo que sustituyó al español Antonio Cordón, y con el emblema que ejerce como entrenador, Thierry Henry. El Mónaco, el club del Principado del glamur y la baja fiscalidad, está en trance desesperado.

Henry, francés originario de las Antillas Menores, es el máximo anotador de la selección francesa de todos los tiempos (51), máximo goleador en la historia del Arsenal (228) y el sexto de la Liga de Campeones (51). Nada de este lustroso palmarés ha incentivado a la plantilla del Mónaco, que arrastran un déficit notable: solo dos triunfos y 13 goles a favor frente a ocho derrotas y 22 tantos en contra.

«Obviamente, tenemos mucho trabajo que hacer», resumió Henry el día de su presentación, todo un acontecimiento en la serena y decadente Mónaco, ya que el delantero debutó como futbolista a los 17 años en este club con el entrenador que luego marcaría su vida, Arsene Wenger. Thierry Henry, que fichó y fracasó en la Juventus antes de recalar en el Arsenal, se convirtió en una celebridad en la entidad londinense. 2004 fue la cumbre de su trayectoria, campeón de la Premier invicto el Arsenal , máximo goleador del torneo y unánime la crítica al considerarlo el mejor delantero del mundo. Ganó la Champions con el Barça, clasificó a Francia para el Mundial de Sudáfrica con un manotazo salvador ante Irlanda y se retiró en Estados Unidos con los Red Bull.

Como inquilino del banquillo, hizo un Zidane . Se ha formado a la sombra de otro menos insigne que él (como hizo su compatriota con Ancelotti). Segundo de la selección belga con el español Roberto Martínez, aprendió los guiños del oficio desde 2016 y en el Mundial de Rusia, donde el equipo europeo fue apeado de la final por Francia y consiguió un sobresaliente tercer puesto al imponerse a Inglaterra en la consolación.

En el Mónaco ha sustituido la purpurina por el barro. «Nunca he experimentado la pelea de tener que enfrentarme a un descenso –ha dicho–. El equipo se ve afectado mentalmente y cometemos errores de principiantes».

El mismo Mónaco que destronó al PSG en la liga francesa en 2017 y llegó a las semifinales de la Champions es ahora una calamidad, lastrado probablemente por el balance de altas y bajas. El verano pasado se marcharon Thomas Lemar, Fabinho y Joao Moutinho , vaciando de talento la zona central del equipo. Antes habían salido Benjamin Mendy y Bernardo Silva al Manchester City, Tiemoue Bakayoko al Chelsea y la gran estrella, Kylian Mbappe, al PSG.

«Tiene la comprensión correcta y el conocimiento correcto. Solo necesita tiempo para plasmarlo», lo ha defendido Wenger.

En el Mónaco resiste Falcao, cuya deriva provocada por una grave lesión de rodilla ha sido inversa al crecimiento del Atlético (una Liga, una Supercopa de España, una Supercopa de Europa, una Europa League y dos finales de la Champions).

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