Olimpismo y dopaje

El lío de los permisos médicos

Los «hackers» encizañan con el uso legal de los productos prohibidos para fines terapéuticos

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Los poderes fácticos que operan a la espalda de los piratas informáticos rusos prosiguen con su ventilador de porquería. El deporte ruso fue machacado por un documento demoledor, el informe McLaren, y ahora los compatriotas de Putin tratan de esparcir ceniza sobre todo tipo de competición. Los hackers que han destripado los ordenadores de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) desvelaron los datos confidenciales de 25 deportistas, entre ellos Chris Froome y Bradley Wiggins, dos ganadores del Tour de Francia. En todos los casos, también en los de la gimnasta Simone Biles y las hermanas tenistas Williams, la fuga de datos hace referencia a autorizaciones para el uso de medicamentos prohibidos con fines terapéuticos, los denominados TUEC. No existe ningún delito ni positivo destapado, ya que los deportistas tenían el permiso médico de sus federaciones para usar esas sustancias.

Ni punto de comparación en este pseudo-escándalo con otros que han llenado páginas de dopaje: la operación Puerto de Eufemiano Fuentes, el informe McLaren que acusó a Rusia de dopaje de estado o la investigación de Travis Tygart en Estados Unidos que acabó con la leyenda y el palmarés de Lance Armstrong.

Según los detalles expuestos por los piratas rusos, Chris Froome tiene autorización para utilizar prednisolona, un corticoide para tratar las inflamaciones de la piel, las articulaciones y otros órganos. A Bradley Wiggins se le deja competir con el salbutamol, el popular ventolin que ataja las crisis de los asmáticos y dilata los pulmones. La sensación de los Juegos de Río, la gimnasta americana Simone Biles, puede consumir derivados de las anfetaminas, como el metilfenidato o la dextroanfetamina para mitigar su déficit de atención. La tenista checa Petra Kvitova, doble campeona de Wimbledon, puede usar por recomendación médica el formoterol, un broncodilatador para mejorar la respiración.

Chris Froome, vencedor de tres Tour y segundo clasificado en la última Vuelta, no se alteró por las informaciones expuestas en la página Fancy Bear. «En nueve años como profesional, he necesitado dos veces un TUEC para el asma exacerbada, la última vez fue en 2014. He hablado públicamente con los medios de esta situación y nada tengo que ocultar». Aconteció en 2013 en la Dauphine Liberé y en 2014 en el Tour de Romandía.

Los TUEC no son otra cosa que autorizaciones médicas con uso terapéutico. Desde hace mucho tiempo, los deportistas ya no puede alegar aquello de tener prohibidos «hasta los jarabes». Un atleta enfermo o con un cuadro médico puede requerir el uso de medicamentos o métodos incluidos en la lista de sustancias prohibidas. La normativa española e internacional le garantiza un permiso especial para el uso de dichos productos o métodos siempre que esté justificado por razones médicas. La legislación española distingue entre deportistas de ámbito nacional y de ámbito internacional. Los primeros deben reclamar los TUEC a la Agencia Española Antidopaje (AEPSAD). Los segundos deben solicitarlo al comité de autorizaciones de uso terapéutico (TUEC) de su Federación Internacional.

El procedimiento requiere la declaración médica firmada por el especialista que haya prescrito el tratamiento. El deportista debe presentar también una historia clínica completa y actualizada (antecedentes familiares, personales, evolución de los síntomas, situación en el momento de la solicitud...) y una declaración de su médico de la no existencia de otra alternativa terapéutica no prohibida.

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