Oleksandr Abramenko, del podio olímpico a buscar refugio en un garaje en Ucrania

El esquiador ucraniano, que protagonizó un emotivo abrazo con uno de sus rivales rusos durante los Juegos, vive ahora con miedo el asedio ruso en su país

Abramenko, junto a su esposa y su hijo en un garaje utilizado como búnker Twitter John Branch

E. V. E.

Oleksandr Abramenko fue el único medallista de Ucrania en los pasados Juegos Olímpicos de Invierno. El esquiador logró la plata en los aerials de Pekín, prueba en la que el ruso Ilia Burov fue bronce. Ambos protagonizaron entonces, ya con un clima prebélico importante entre ambos países, un abrazo que dio la vuelta al mundo. Gesto fraternal que ha estallado en pedazos con la invasión de Ucrania y que ha roto la vida de miles de ucranianos, entre ellos el héroe deportivo del país, encerrado junto a su familia en el garaje del edificio donde viven.

«Hemos pasado la noche dentro del parking subterráneo del edificio, ya que las sirenas antiaéreas no paraban de sonar. Daba miedo dormir en el apartamento. Yo mismo vi cómo funcionaban los sistemas de defensa y oí fuertes explosiones», explicaba Abramenko en una información publicada por el 'New York Times' .

Abramenko y Burov

El esquiador, de vuelta en su país tras haber subido al podio olímpico por segunda vez en su carrera -fue oro en PyeongChang 2018 -, ha visto cómo su vida se truncaba. De saborear la gloria olímpica a vivir con miedo bajo tierra. Tanto él como su esposa Alexandra y su hijo de dos años, Dimitry , viven estos días entre su apartamento y el garaje del edificio.

La imagen de los tres, refugiados bajo tierra, es una más de las cientos que llegan estos días desde Ucrania, aunque el simbolismo que encierra es único. Abramenko lideró un movimiento de deportistas del país que pedían al Comité Olímpico Internacional que expulsara a sus homónimos de Rusia y Bielorrusia por haber invadido Ucrania.

Ahora, el esquiador busca una salida para su familia mientras piensa ya en alistarse para luchar contra el que hasta hace unos días era el 'gran vecino' del país . Un vecino que se ha convertido en ogro y asesino, dejando en nada el abrazo entre Abramenko y Burov.

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