Premios Laureus

Missy Franklin: «Retirarme fue una liberación del dolor y de las lesiones»

La exnadadora consiguió cuatro medallas de oro en su debut olímpico en Londres 2012, pero seis años después de aquello, con 23, cuenta a ABC los problemas físicos que le han llevado a la retirada

La exnadadora Missy Franklin
Carlos Tristán González

Carlos Tristán González

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Cuando Missy Franklin (Estados Unidos, 1995) aún no había cumplido la mayoría de edad, coleccionaba en una vitrina de su casa cuatro medallas olímpicas de oro . Las había ganado en los Juegos de Londres 2012, en un estreno inmejorable en la mayor competición deportiva del planeta. Aquel verano, el mundo de la natación coincidía en que estaba ante el comienzo de una fulgurante carrera en el agua. «Fue un sueño. Nunca había imaginado que conseguiría algo así, y menos siendo tan joven. Todo el sacrificio que había hecho para llegar hasta ahí tuvo su recompensa», cuenta Franklin a ABC antes de la celebración de la gala de los Premios Laureus que se celebró ayer en Mónaco. Sin embargo, lo que prometía ser una extensa y exitosa trayectoria se acabó truncando por el dolor a finales de 2018 cuando anunció su retirada.

La historia de la estadounidense con la natación comenzó cuando era una niña. Pese a que practicaba muchos deportes, había uno que amaba por encima del resto: «Me gustaba esquiar, el tenis, el baloncesto... Pero la natación era lo que más me gustaba. Elegí nadar y fue una gran decisión, porque cuando uno hace lo que más le gusta, todo es mucho más fácil». Y fue en el agua donde comenzó a dominar desde el principio, alcanzando en los Juegos de Londres , con apenas 17 años, la cima de su trayectoria. A las cinco medallas que consiguió entonces hay que sumarle quince más en competiciones internacionales. Franklin tiene, pues, un currículo al alcance de muy pocos.

Tras aquel éxito recibió numerosas ofertas para convertirse en profesional, pero en vez de aceptarlas decidió entrar en la Universidad de California en Berkeley , donde siguió sumando logros. Sin embargo, mientras se preparaba para los Juegos de Río, siendo ya profesional, los dolores que habían comenzado años atrás se intensificaron. Aun así, Franklin logró clasificarse para Brasil, pero algo hacía presagiar que las cosas no iban bien. Con aquellos dolores había empezado un calvario. «Son momentos muy duros. Tú sigues trabajando tanto como puedes y te preguntas por qué las cosas no están saliendo tan bien como antes. Lo que intentas es aprender de todo aquello, cambiar cosas para mejorar y evolucionar. Intentar, en definitiva, recuperar el rendimiento de antes».

Un calvario por las lesiones

Pero, pese a los intentos por sobreponerse, las lesiones ya habían comenzado a mermar su rendimiento . Tal y como confiesa, esta lucha contra el dolor no fue solo física, sino que también fue mental: «En momentos así, los deportistas estamos dispuestos a hacer todo lo posible para cambiar la situación. Vamos a rehabilitación con mucho dolor y se viven momentos muy duros. Hay gente que no lo entiende, pero no les culpo». En 2017 decidió pasar por el quirófano, pero el dolor no cesó. Entonces, envuelta en esta terrible dinámica, la nadadora padeció depresión, insomnio y un trastorno alimenticio. Su sonrisa, perenne hasta entonces, desapareció de su rostro.

Ahora, con el paso del tiempo, Franklin recuerda el camino de espinas que atravesó, y de nuevo con una sonrisa confiesa el aprendizaje de todo aquello: «Lo de Londres en 2012 fue increíble. Luego, en Barcelona , conseguí ganar seis medallas de oro . En cambio, 2016 fue un año horrible porque pasé por muchos problemas. No sé decir por qué pasó exactamente, me gustaría saberlo. Estoy orgullosa de lo que he conseguido. Además, he aprendido lecciones de vida que voy a llevar siempre conmigo».

En diciembre de 2018 , Franklin anunció mediante una carta que se despedía de la competición . «Mi primer amor. Estar en el agua me dio una sensación de libertad, juego y alegría. Era donde yo podía estar completa y absolutamente siendo yo misma, sin restricciones ni limitaciones», comenzaba diciendo en la misma. «Decidir que me iba a retirar fue muy complicado. Afortunadamente, mi familia me apoyó. Ellos saben lo que significa la natación para mí, pero sabían por lo que estaba pasando. Sentía mucho dolor todos los días y tuve que decir adiós. Era la única opción», cuenta ahora. «Retirarme fue una liberación del dolor y de las lesiones. La natación es una parte muy importante de mi vida, pero llegó el momento de cambiar el rumbo», añade.

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