Miguel Sagayo Martí, Miguelín
Miguel Sagayo Martí, Miguelín
Fútbol sala

Miguelín: «En este equipo no destaca nadie, todos somos líderes»

El balear ha sido uno de los pilares del rotundo triunfo español en el Europeo. Ha brillado en un equipo concebido para hacer valer el colectivo

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Miguel Sayago Martí, más conocido como Miguelín, es desde hace ya varios años una de las mayores estrellas de la Liga Nacional de Fútbol Sala. Nacido en Palma de Mallorca en 1985, se hizo un nombre en la élite de este deporte guiando al Fisiomedia Manacor hasta la Primera división y su buen hacer le llevó a fichar en 2011 por uno de los clubes históricos de la liga española, ElPozo Murcia. Desde entonces, con su característico pelo rubio casi cano y una potente zurda que pocos jugadores del mundo pueden igualar, se ha convertido en un icono del fútbol sala internacional, codiciado por los más grandes.

La única pega que quizás se le podría achacar es que, pese a brillar en lo personal, los títulos no le han acompañado en su club, pues primero la edad dorada del Barcelona y después el Movistar Inter del luso Ricardinho han alejado a los murcianos de los más importantes laureles.

Esto, unido a los problemas con las lesiones, llegó a generar dudas en torno a su capacidad de liderazgo, que incluso pudieron llevarle lejos de España este verano. Pero en la selección la historia es completamente diferente, porque el que conquistó en Belgrado es ya el segundo Europeo del balear. «En la selección me he sentido bien desde el primer minuto en que llegué, los veteranos me trataron de maravilla y poco a poco he ido creciendo y me he ido sintiendo importante. Creo que he rendido mucho más aquí que en mi club, en el que llevo dos años muy malos por culpa de las lesiones».

Un líder tranquilo

Esa mejora de rendimiento a la que se refiere Miguelín ha alcanzado su punto máximo en este Europeo, pues si en Croacia 2012 ya fue importante para el triunfo español, en esta edición el balear ha sido una de las piezas clave del equipo de José Venancio. Algo que tiene mucho mérito en un conjunto trabajado hasta el más mínimo detalle por el técnico vasco para que la individualidad esté siempre al servicio del grupo y el interés general.

En el camino hacia el séptimo título continental de España, Miguelín ha recogido sobre sus hombros el peso de ser el principal referente de la selección con absoluta naturalidad, si bien era una obligación que intentaba despejar a toda costa antes del torneo. «Yo creo en mi potencial y en mis virtudes. Evidentemente soy importante pero no quiero que se me dé esa responsabilidad porque lo colectivo hace más fuerza que lo individual. Intento ayudar al máximo porque siempre me han dado esa responsabilidad, pero como nos la dan a todos, porque aquí nadie es más que nadie», explicaba cuando la lesión del azulgrana Sergio Lozano le colocaba como líder del equipo español. Un convencimiento que reiteró nada más aterrizar en España con el título bajo el brazo: «No me preocupa la cuestión del liderazgo, lo importante es que me he encontrado muy bien, he disfrutado del fútbol sala y me he sentido muy protegido por mis compañeros. Porque en este equipo todos somos líderes, todos nos protegemos y no hay uno que destaque sobre el resto».

Miguelín, durante la final
Miguelín, durante la final - EFE

Tras cinco partidos en los que la selección española no dejó de mejorarse a sí misma, el balear regresa de Serbia con la Bota de Oro en la maleta, tras haber sido el máximo goleador del torneo con seis tantos y habiendo marcado en todos los partidos salvo en el segundo de la fase de grupos ante Ucrania. Un trofeo compartido con el interista Mario Rivillos, con el mismo número de dianas y asistencias, y en el que superó a Álex, su compañero en ElPozo y en el equipo nacional. Un podio completamente español que refleja esa idea de la importancia del grupo en el equipo de José Venancio y premia la gran actuación de España, líder en todos los apartados estadísticos en Belgrado. Sin embargo, Miguelín le resta importancia a la conquista: «La Bota de Oro es lo de menos, porque este equipo ha ganado el Europeo a partir de su seria labor en defensa. Pero está claro que una vez conseguido el objetivo principal, que es el título, las recompensas individuales sirven para seguir trabajando con alegría».

«Lo realmente difícil es mantenerse, así que nos equivocaríamos si dejáramos de trabajar así», concluye con un ojo puesto en el Mundial de Colombia que tendrá lugar en septiembre.

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