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Entrevista con Mariano Hilario en el gimnasio Emporio Barceló - APG

Mariano HilarioLa revancha del «Tiburón»

Esta noche disputa el Campeonato de Europa (EBU) ante Hadillah Mohoumadi, el hombre que le derrotó hace dos años

En este tiempo, «Tiburón» ha logrado victorias de prestigio, ha sido padre y ha hecho terapia con un psicólogo deportivo

Madrid Actualizado: Guardar
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El gimnasio donde cada tarde entrena Mariano Hilario (República Dominicana, 1987) está al lado de un desguace y a un kilómetro en línea recta de un campo de golf exclusivo. Hoy su vida, como su gimnasio, se debate entre dos orillas. Este viernes, y él lo sabe, se juega buena parte de su carrera como boxeador en el Palacio de Vistalegre de Madrid.

Mariano «Tiburón» Hilario tiene 30 años, un niño que empieza a caminar solo y una deuda pendiente. Hace justo dos años perdió el Campeonato de Europa del peso supermedio contra Hadillah Mohoumadi. Esa es su espina. De haber ganado, aquel título habría sido quizá el paso previo a un mundial. Pero esa derrota imprevista, en Fuenlabrada y ante su gente, aplazó muchas de sus ilusiones como boxeador.

Dos años después acumula seis peleas y varias sesiones de terapia con un psicólogo deportivo. Hoy se ve listo para ganar.

Mariano Hilario (derecha), junto a su entrenador Ricardo Sánchez Atocha
Mariano Hilario (derecha), junto a su entrenador Ricardo Sánchez Atocha - Facebook

«Enfrentarme otra vez a Hadillah Mohoumadi es un reto, porque han pasado dos años en los cuales yo he crecido deportivamente y él se ha mantenido e incluso ha bajado. Tengo mucha emoción por enfrentarme a él de nuevo y demostrarle que estoy al cien por cien», responde «Tiburón».

En la primera pelea le superó el evento. Salió llorando. En la primera hostia que le llegó se le cayó el protector (dental), pero hoy será distinto
Ricardo Sánchez Atocha

De esa primera pelea con Mohoumadi queda un recuerdo amargo. «La diferencia que yo veo entre este combate y el de hace dos años es que el de hace dos años fue muy precipitado», explica el púgil. «Teníamos fecha para finales de 2014 pero entre que se cerraba y no se cerraba se aplazó seis meses. Yo seguía entrenando, pero en ese tiempo acumulas altibajos. Ese aplazamiento hizo que no me subiera al ring al cien por cien. Ahora voy mejor preparado, más tranquilo y sin presión ninguna».

Para combatir esa presión, su entrenador decidió ponerle un psicólogo deportivo. Ricardo Sánchez Atocha, que llevó las carreras de Poli Díaz o Javier Castillejo, nunca había recurrido a una ayuda de este tipo, pero cree que la ocasión lo merecía. «Le ha ido bastante bien con el psicólogo», explica. «Él tiene mucha más confianza en sí mismo de la que tenía antes. En la primera pelea le superó el evento totalmente. Salió llorando. En la primera hostia que le llegó se le cayó el protector (dental) y al rato se le volvió a caer. Son cosas que no le habían pasado nunca pero que ese día le pasaron. Se emocionó con el himno muchísimo más de la cuenta... El evento le superó y ahora está mucho más preparado psicológicamente. Va a ser otra cosa seguro».

Gestionar la agresividad

«Hay mucha gente que cree que un psicólogo deportivo no te hace nada bien pero yo creo que sí», coincide «Tiburón», que esconde una voz cálida bajo el aspecto de un centurión romano. «A mí el psicólogo me ha aportado valores que a lo mejor no tenía claros. Te ayuda a centrarte, te hace ver lo que no ves... Mi actitud ha cambiado muchísimo, mi entrenador me lo dice y yo también pongo muchas ganas, más empeño. Sé que es mi futuro y el de mi hijo».

El psicólogo te explica que si tanta gente te ha dicho que eres bueno es porque de verdad lo eres, no porque todos a tu lado te estén engañando
Mariano Hilario , boxeador

Además de obtener de él una mayor dedicación, el psicólogo le ha hecho trabajar aspectos como la agresividad. La terapia le ha dado confianza en su mano derecha –con la que consiguió un KO espectacular en su última pelea–, pero también un punto de malicia con el que antes no contaba. «Una de las cosas de las que hablábamos era de la agresividad», asegura. «Yo me considero un boxeador técnico, no soy de los que van a matar al contrario, y muchas veces me ha faltado esa chispa de agresividad. Con el psicólogo se habla para trabajar esos momentos de bajón: te recuerda que trabajas para esto y que eres bueno. Es decir, que si tanta gente te ha dicho que eres bueno es porque de verdad lo eres, no porque todos te estén engañando».

Hace dos años, «Tiburón» salió del Pabellón Fernando Martín (Fuenlabrada) con la sensación de haber perdido un tren. Hoy entrena con mucha más ambición, es consciente de su talento y es dos años más listo, que no más viejo. Hoy es el día.

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