Inglaterra domina con firmeza el Seis Naciones

La doble sesión sabatina del Seis Naciones tenía alicientes por todas partes. Por un lado, asistir al clásico Inglaterra-Irlanda, que debía servir para comprobar si el liderato de los blancos era efímero y la cantidad de orgullo que les quedaba a los verdes; por otro, en la parte baja de la tabla Italia y Escocia pugnaban por derrotar a su máximo rival en la batalla por evitar la temida cuchara de madera que designa al peor conjunto del campeonato. En el primer caso el triunfo de Inglaterra (21-10) le consolida en cabeza y, en el segundo, el de Escocia (20-36) le aleja de la cola.

Los pupilos de Eddie Jones han decidido olvidar definitivamente el infausto recuerdo del Mundial que desperdiciaron en su país.

A las órdenes del técnico oceánico los ingleses han revitalizado su plantilla y, lo que es mejor, han demostrado poder enfrentarse a cualquier rival con distintas modalidades de juego. Así, ante los bicampeones irlandeses, ayer supieron sufrir en un primer tiempo táctico, físico y áspero (6-3): luego, en la reanudación, se rehicieron ante la adversidad (6-10) y, en los treinta minutos finales, tiraron de velocidad para darle la vuelta al choque.

En cuanto el XV de la Rosa abrió sus líneas en Twickenham todo cambió. Los irlandeses se vieron superados por los ensayos de Watson y Brown a diez del final (21-10). Y en ese tramo final, pese a jugar con uno menos, los locales aguantaron bien las embestidas desesperadas de los célticos.

Por su lado, el del Olímpico de Roma fue un partido en la cumbre, aunque por abajo: hubo emoción, buen rugby y, sobre todo, ganas por hacerlo bien en los dos bandos. Pese a la gran mejora de esta temporada, a la hora de la verdad los caledonios han dejado claro que tienen más poso competitivo que los transalpinos. Pese a que estos inauguraron el marcador, pronto la velocidad visitante les proporcionó un cómodo colchón (3-17) después de dos ensayos de Barclay y Hardie. Las ganas, la velocidad y la poderosa delantera italiana hizo que la diferencia se recortara al llegar al descanso (10-17).

En la reanudación, más de lo mismo. En cuanto los británicos apretaban un poco se iban en el marcador y a los latinos les costaba un mundo perseguirles. Aun así, una expulsión de Russell a los 61 minutos (13-26) dio alas a los locales, que se acercaron con un ensayo subsiguiente de Fuser y una conversión de Haimona(20-16). Mas los nervios azzurri les hicieron caer en errores absurdos y al final terminaron cediendo ante la seguridad escocesa (20-36), que ya puede dar por buena la presente temporada.