Hockey Hielo

La imagen normal en EE.UU. que escandaliza al resto del mundo

El joven Trent Frederic, de solo 20 años, debutó esta semana en la NHL y protagonizó su primera pelea, jaleada y celebrada por sus eufóricos padres en la grada

S. D.

Es una imagen que cuando se produce suele colarse en los informativos de deportes en Europa por su espectacularidad y por el notable choque cultural que ilustra. Mientras en los Estados Unidos es más que habitual que los jugadores de hockey hielo se peleen a puñetazos en mitad de algún partido, en el viejo continente es una situación que aún sobrecoge. Y no por la pelea en sí, que aquí también las hay , sino por la actitud de los árbitros, los compañeros de los implicados e incluso el público.

Lo normal es que si dos jugadores tienen un encontronazo o una cuenta pendiente, la salden con los puños después de despojarse del 'stick' y las protecciones. Mientras, los árbitros siguen la jugada de cerca a la espera de que uno de los dos caiga o flojee en el enfrentamiento. Y el resto de jugadores animan golpeando el hielo con sus palos.

El vídeo que esta semana llega desde la 'National Hockey League' (NHL) ha ido un paso más allá y ha generado aún más sorpresa en lugares en los que las peleas entre deportistas se observan de otra manera muy diferente.

El protagonista es Trent Frederic, de solo 20 años , y que debutó en la NHL con los Boston Bruins ante los Winnipeg Jets. Eso si los hechos se miran desde la visión estadounidense. Si se hace desde la europea, los protagonistas absolutos de las imágenes son los padres del muchacho .

En su primer partido en la máxima categoría, Frederic se lió a puñetazos con un rival , en una pelea en la que se puede decir que resultó ganador a los puntos. Aunque luego, como su oponente en la trifulca, fuera enviado a las duchas.

Y mientras el joven de San Luis lanzaba el puño de forma terrible al tiempo que intentaba cubrirse de los golpes de su contrincante, sus progenitores en la grada celebraban la pelea . Padre y madre, entre gritos y palmadas de sus vecinos de asiento, que les felicitaban por la ferocidad de su vástago, disfrutaron orgullosos y sin ningún tipo pudor de la batalla.

Lejos de ser una actitud mal vista, les valió a ambos un rótulo en la retransmisión televisiva en el que se les señalaba como padres del jugador. El deporte en Estados Unidos es otro mundo.

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