Dakar 2018

Carlos Sainz: «Parece que no se me ha olvidado conducir»

Entrevista con el campeón del Dakar: «Mi hijo Carlos se ha vengado y me ha dado consejos cada día de lo que debía hacer»

Vídeo: Disfruta de las mejores imágenes de Carlos Sainz y Lucas Cruz a bordo del Peugeot 3008 DKR durante el Dakar RC

TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN

Quinientas personas le rodeaban en la Córdoba argentina que «Carlos» tanto quiere . Quinientos aficionados, periodistas, fotógrafos y amigos de última hora que no le dejaban respirar. Juanjo Lacalle, su amigo del alma, tardo varias horas en poder hablar por teléfono con él. Lo mismo le sucedía a Elena, que trabajaba en su oficina del Carlos Sainz Center de Las Rozas en una tarde sabatina inolvidable. El día de la victoria era una locura. Feliz, triunfal, el campeón lo aguantó con estoicismo, con la paciencia que da la experiencia. Bebía Red Bull y mucha agua en el control antidopaje. «He estado casi dos horas». Tiempo para reflexionar, para disfrutar, para hablar. Sus palabras desvelan la dificultad que conlleva ganar esta prueba. Y el tono hace penar en la retirada, aunque todo puede cambiar en un santiamén. «Tengo 55 años». Como si fuera un hándicap. Es todo lo contrario. Es el campeón más veterano en conquistar el rally por antonomasia.

El consejo de Peterhansel: «He seguido su consejo: no gana el Dakar el piloto más rápido sino el que comete menos errores»

—¿Esta corona le hace justicia?

—Sí, es de justicia que ganara yo. El triunfo premia el gran trabajo que hemos hecho durante cuatro años con Peugeot. Comenzamos con dos ruedas motrices para intentar hacer ganador al coche. Me merecía esta victoria. Doy las gracias a Lucas (su copiloto, Lucas Cruz) y al equipo.

El casco, para Fernando Alonso: «Me dijo que iba a ganar este Dakar, creía en mí, y me pidió el casco del triunfo para su museo; ya es suyo»

—Esta vez no le derrotó la suerte.

—¡Por fin! Pero es muy difícil ganar esta carrera. Hoy puedo decir que hemos pasado por momentos muy delicados que podían tirar todo al traste. Por ejemplo, el día que Lucas se opuso enfermo (gastroenteritis). Sufrimos dos pinchazos y perdimos tiempo, pero no mucho. Lucas se recuperó poco a poco. Supimos salvar la etapa.

—¿Lo peor fue cuándo solo pudo conducir en tercera?

—Sí. Temí que no pudiera llegar al final de la especial, que me quedara tirado y que perdiera el rally. Fue en la etapa duodécima. Pinchamos en la segunda parte de la especial y luego se me rompió el cambio y tuve que acabar en tercera la jornada. El coche hacía un ruido raro. Cuando metía la cuarta o la quinta el coche no iba y decidí ir en tercera. Pero pude conducir así y llegamos. Otro día casi se me rompe la correa del alternador. Y en otra ocasión pude continuar en carrera porque cuatro pilotos de motos me ayudaron a sacar el coche que estaba enterrado en el agua, de lo contrario allí se acababa mi rally. Esta vez tuve la fortuna que no disfruté en otras ocasiones y superé cada inconveniente.

—En La Paz ganó la sexta etapa en su terreno, los caminos. ¿Comenzó a vislumbrar que podía ganar el rally?

—Me sentí a gusto y me dije: «Me parece que no se me ha olvidado conducir». Al día siguiente obtuve el liderato. Y desde entonces tuve que administrar la ventaja con el peligro de no ir muy lento, porque eso te desconcentra y es peor.

—¿Quién le ha llamado más veces en este Dakar?

—¡Mi hijo, con diferencia! Carlitos (Carlos Sainz júnior, piloto de Fórmula Uno) ha tenido que aguantar durante mucho tiempo mis consejos y ahora se ha vengado. Me llamaba al principio y al final de cada etapa. Y me ha dado buenos consejos. Me decía la táctica que tenía que hacer cada día, según el terreno, y que es lo que debería hacer en cada momento.

—Ha aprendido de usted. Tiene un gran futuro en la F-1.

—Yo confío enormemente en él. Es mucho mejor que yo.

—Eso es amor de padre. ¿Qué significa para Carlos Sainz sumar este entorchado en su palmarés?

—Para mí es muy importante esta victoria porque la mayoría de la gente no saber lo difícil que es ganar aquí. Yo vengo del Mundial de Rallys y mi especialidad son los caminos, pero en el Dakar hay dunas y mucho recorrido fuera pista, donde yo no soy un especialista. Peterhansel es el mejor en las dunas y en navegación, por eso es el señor del Dakar. Además suma la experiencia de haber sido también campeón de motos durante años.

—Pero usted es el mejor en los caminos. Peterhansel, de hecho, reconoce que le sigue a usted en ese terreno. ¿Le ha felicitado?

—Sí, me ha felicitado y me ha dicho que me lo merecía. Ha destacado que he realizado un rally perfecto.

—¿Este éxito es el colofón de una carrera o vendrá en 2019 a defender su titulo?

—He ganado con 55 años y el final de mi carrera está cada día más cerca. Ahora mismo no sé lo que haré. Es pronto para decidirlo. Lo decidiré en una charla con mi mujer. Será una cosa que valoraremos entre ella (Reyes Vázquez de Castro) y yo. Ella se alegrará mucho si dejo de correr, pero tenemos que hablarlo.

—Peugeot abandona el Dakar, pero usted tiene ofertas de otras marcas. ¿Por eso se lo piensa?

—Hay algunas ofertas, pero ahora lo más importante es decidir lo que hago, si continúo corriendo o si este triunfo es el final.

—¿En qué ha variado la forma de correr de Carlos Sainz desde que comenzó en el Dakar en 2006 hasta hoy? ¿Es más estratega?

—En esta edición comencé con mayor tranquilidad para no arriesgar mucho al principio, pues la dureza del rally estaba en la segunda parte, especialmente en las dos etapas maratón. He seguido un consejo que me dio Peterhansel: «El Dakar no lo gana el piloto más rápido, sino el que menos errores comete». Eso he hecho.

—¿El casco del éxito será para Fernando Alonso?

—Sí, porque él me dijo que iba a ganar el Dakar y que tendría que darle el casco para su museo. Creía en mí y se lo ha ganado. Ya es suyo.

—Ahora que es campeón, dígame su otro secreto para conquistar este raid.

—La clave es respetar el Dakar. Debes prepararte muy bien para aspirar a ganar. A mí no me cuesta el entrenamiento. Disfruto con ello. Ese es el secreto.

Renault le ofrece coche oficial de Dacia en 2019

Carlos Sainz deshoja la margarita blanca (madridista) de su futuro en el vuelo de vuelta y en esa cumbre que mantendrá con su esposa. La familia, Reyes, Blanca, Anita, sufren con sus aventuras dakarianas. Reyes le pide que cuelgue los guantes y deje de pegarse con los coches. Carlos hijo señala que le apoyará en lo que decida. Y al padre le tienta la competición.

Tiene una oferta de Renault para pilotar un Dacia oficial, que será la marca con la que Renault acudirá al Dakar 2019. El campeón español tendrá que pensárselo. En esta era de adioses de las escuderías oficiales, Renault llama a la puerta del madrileño. Reyes ya tiene otro rival con cuatro ruedas. El combate va a ser duro. ¿El Dacia o el adiós?

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