Jefe de bombreros del caso Blanca Fernández Ochoa: «hay que buscar allá donde ni imaginéis»

Apenas tres kilómetros separan Cercedilla de Las Dehesas, el lugar donde se encuentra el puesto de mando de la búsqueda de Blanca Fernández Ochoa , cerca del parking en el que apareció el coche de la medallista. Una distancia que, a lo largo del día de ayer, transitaron multitud de coches y un centenar de voluntarios que se pusieron a disposición de la Guardia Civil para participar en el operativo. Desde primera hora de la mañana, y hasta que cayó la noche, más de 400 personas, entre voluntarios y miembros del instituto armado y la Policía, batieron la Sierra de Guadarrama en busca de la exdeportista. 3.500 hectáreas tomadas por tierra y aire en las que la Guardia Civil seguirá trabajando hasta que no haya ningún indicio fehaciente de que Fernández Ochoa no está en la zona.

La respuesta de Cercedilla , donde la exdeportista es muy querida, ha sido incontestable. En torno al mediodía, el Ayuntamiento comunicó que la carretera de acceso a Las Dehesas quedaría cortada hasta nuevo aviso por la avalancha de ciudadanos que se quiso acercar a ayudar. No fue la única reestructuración en los planes operativos. La Guardia Civil había previsto incluir en los equipos de búsqueda cinco grupos de voluntarios. Finalmente fueron siete. Desde el Cuerpo insisten en que todo aquel que quiera colaborar esté curtido y sepa moverse por la montaña. También que acuda vestido de forma que se les pueda reconocer. «En mi grupo al final había mucha más gente de la que nos habían indicado antes de salir», comentaba uno de estos voluntarios a ABC.

El Ayuntamiento de Alpedrete se hizo cargo del avituallamiento. Más de 600 bocadillos para la jornada de búsqueda intensiva . «Estamos aquí para ayudar», explicó Carlos Martín, concejal de servicios municipales de Alpedrete y que planea estar hoy dando comida y bebida a todo aquel que se acerque a ayudar.

Con los helicópteros escoltando los caminos a pie, voluntarios y agentes partieron a primera hora hacia el monte y el flujo de voluntarios fue incesante. A lo largo de toda la jornada cubrieron doce rutas, algunas de hasta doce horas, y el operativo rastreó cada palmo previsto, incluidos los Siete Picos, la zona más compleja del terreno debido a su orografía. Desde el aire, los agentes se desplegaron rapelando por los riscos del pico cinco y siete, los más extremos, para examinar hasta el último recoveco de un área muy frondosa, llena de bosques y puntos con peligro de caída. «Son lugares donde no podemos acceder andando, las sendas se cortan y son pendientes muy pronunciadas», expuso Fernando Antón, jefe supervisor del cuerpo de bomberos de la Comunidad de Madrid. «Hay que intentar llegar a los puntos más recónditos y hay grandes profesionales curtidos en cumbres como los Andes o el Himalaya. Tenemos que buscar allá donde ni imaginéis que hay una posibilidad», expuso.

Ni la lluvia de media tarde, que complicó unas rutas intrincadas por sí solas, paralizó el plan de rescate. Además de los voluntarios, el operativo que dirige la Guardia Civil cuenta con 14 perros especializados en búsqueda y rescate de personas, bomberos, guardias forestales, miembros de seguridad ciudadana, geos de la Policía o equipos de montaña. Incluso agentes a caballo se echaron al monte para completar las batidas después de que el agua ablandase el terreno. Un dispositivo, el mayor de la Comunidad hasta ahora, en el que todos trabajan sin descanso las 24 horas y en el que no se descarta ninguna hipótesis.