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Juegos Olímpicos

Carolina Rodríguez: «Río es el motor que me levanta cada día»

A sus 29 años admite que será su última opción de ir a unos Juegos y lucha desde ya para que el billete individual lleve su nombre

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A Carolina Rodríguez se le acelera la voz cuando habla de los Juegos Olímpicos. «Es el motor que me levanta cada día. ¡Mi única ilusión es volver!», señala para ABC. Participó en Atenas 2004 y Londres 2012, y lucha para estar en Río 2016, con 30 años. «Sería un broche a mi carrera precioso. No hay gimnastas de mi edad. Casi no hay a partir de los 25».

Ganó en el Mundial de Stuttgart una plaza no nominal para España por lo que trabaja para poner su nombre en el billete. Encadena una buena época sin lesiones y con entrenamientos de calidad que le evitan las repeticiones. Pasito a pasito y de la mano de un equipo de trabajo, con su entrenadora Ruth Fernández a la cabeza -con quien lleva 22 años- que le permite negociar las jornadas en función de cómo se levante.

«Ya no puedo perder el tiempo. Estoy trabajando con mucha cabeza y está siendo precioso. Iré a los torneos que pueda. Inicié el curso en Los Ángeles, fui tercera, -un cuadro vírico le impidió disputar el Grand Prix de Moscú, este fin de semana-, aunque no a todos porque el presupuesto es enorme. Hay controles en el CAR y serán la directora técnica y la federación los decidan quién acudirá a Río». Afina sus ejercicios en el CAR de León, y también su cuerpo.

Aplomo y confianza

«Ya no se recupera tan bien del desgaste. Sé cuáles son mis limitaciones, pero creo que aporto algo que las más jóvenes no tienen». Aplomo, experiencia, resolución, picardía, confianza. «Puedo solventar un grave error que otra gimnasta más inexperta no puede. Juego con eso, con que los jueces puedan ver que mi ejercicio no son pasos uno detrás de otro, sino prestancia, competencia, arte. No soy un talento técnico, pero sí mucho sentimiento».

Su deporte depende de su concentración, de cómo domine los elementos, y no solo en el tapiz: los jueces, la grada, su ilusión... «Lo más duro es no poder demostrar todo lo que has trabajado en el momento de la verdad. Aunque lo tengas todo planificado al detalle y lleves años con la misma rutina. Admiro a todas las gimnastas porque sé lo que hay detrás, la diferencia la marca quien consigue sacar todo lo mejor en su ejercicio».

A su espalda también deja una primera despedida forzada cuando la «invitaron» a salir del conjunto nacional. Volvió a León, donde encontró las fuerzas para levantarse y preparar Londres 2012, no sin antes superar una grave lesión de tobillo. Lo logró, y se le escapa la emoción al recordarlo. «Es que los Juegos lo es todo. ¡Mi única ilusión es volver! Es... brutal. Hay más presión en un Mundial, con 180 gimnastas queriendo la plaza. Nadie quiere fallar y esperar cuatro años.. En los Juegos, solo hay 24 participantes. Lo mejor de lo mejor. Es lo que ves en la televisión cuando eres pequeña, pero real. La Villa Olímpica es tu ciudad, puedes no conocer a nadie, pero si lleva el chándal de España, lo saludas, hay un vínculo. Y es hacer historia». No olvida ningún detalle. «Hasta el más tonto: con la acreditación en Londres nos dieron un imán con el que podía sacar bebida de todas las máquinas y ya eso me pareció alucinante, jajaja. Me crucé con Ian Thorpe y me dije: “Ostras, si a ese tío lo veo por la tele”».

Piensa en Río, y también un poco más allá. Con título de entrenadora y de juez, quiere recuperar Psicología y tiene muy claro que no quiere pasar las mismas horas en el gimnasio que ahora. «Pero cualquier cosa que necesite de mí una gimnasta, allí estaré». Solo pide un favor: «Si el alto nivel no lo ven las niñas en su casa, no habrá referentes que les digan que pueden llegar. Debemos trabajar juntos para que no renuncien en la adolescencia. Y se puede: con lo pequeño que es España en relación con otros países, somos una potencia en muchos deportes. Es casi increíble. No lo perdamos».

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