El Dakar
Carlos Sainz: «Soy cabezota, quiero ganar el premio Princesa de Asturias»
Es un talento alimentado de sacrificio. Llegó en 2006 al Dakar e impuso la velocidad que hoy reina. Es el rey del rally. En 2021 intentará conseguirlo otra vez
Conducir el Mini de Carlos Sainz por montículos, piedras y arena durante doce jornadas es como si un elefante te pega una patada en la espalda cada mañana. El cuello acaba destrozado en el trayecto de 800 kilómetros diarios de carrera. Lo hemos vivido por experiencia y en muchos menos kilómetros. «Y al día siguiente, tras dormir cinco horas, vienen otros 700 kilómetros». Sainz se llevaba su almohada. Descansar bien es esencial. Solo los profesionales del deporte en general y del motor en particular pueden calibrar de verdad lo que hay que trabajar para ganar un Dakar. El aficionado de la calle debe saber que para pilotar un coche en un raid «hay que estar preparado perfectamente».
Lucas Cruz, copiloto de Carlos Sainz: «Acaba de triunfar en el Dakar y quieren mandarle al asilo, me haría mucha ilusión ganar con él otro más»
Acaba de conquistar su tercer Dakar. Piensa defender el título el próximo año. Y quiere recibir el máximo galardón del deporte español.« Soy cabezón, quiero ganar el premio Princesa de Asturias », señala. Su remate explica su futuro sin cuestionárselo: «Y si no lo gano ahora, lo seguiré intentando, no pararé hasta conseguirlo», palabras que deshojan la maragarita: defenderá su título en 2021, de nuevo en Arabia Saudí.
«Acaba de ganar el tercer Dakar y quieren mandarle al asilo, a mí me gustaría correr otra edición más con Carlos y luchar por ganar de nuevo», responde su copiloto, Lucas Cruz. El barcelonés ha conquistado los tres Dakar con el madrileño. A ambos les molesta que se hable tanto de la edad del campeón, 57 años, cuando debería hablarse de lo contrario, del triunfo de un veterano altamente cualificado, un talento, frente a tanto joven de 30 años que no sabe ni puede con él. De eso no se habla. «No me molesta que se repita tanto la edad que tengo, pero depende de cómo se diga», concreta Sainz. «Al final, lo importante es la ilusión, da igual la edad. Cuando te gusta tanto una cosa es difícil renunciar a ella si crees que puedes seguir haciéndolo bien». Es uno de los fundamentos de su éxito. Modesto, Sainz esconde la otra virtud principal: su maestría.
Carlos Sainz hijo, piloto de Fórmula-1: «Ha ganado tres Dakar y dos Mundiales de Rallys, es un ejemplo para todos nosotros, se merece el premio Princesa de Asturias»
«No hay nadie que merezca más el premio Princesa de Asturias que Carlos», destaca Juanjo Lacalle, su copiloto de toda la vida, su amigo, su compañero de fatigas y secretos. Es su otro yo, su subconsciente, su mentor. «Es un grande, ganar tres Dakar es impresionante, no tiene límite».
«No hay nadie que merezca más el premio Princesa de Asturias que Carlos», destaca Juanjo Lacalle, su copiloto de toda la vida, su mentor, su subconsciente, su otro yo, su compañero de secretos y fatigas. «Es un grande, ganar tres Dakar es impresionante, Carlos no tiene límite»
Fernando Alonso felicitó al madrileño nada más conseguir el título. Solo un campeón sabe lo complicado que es serlo. «A Fernando le doy un diez», advierte Sainz. « En la historia, pilotos como Fernando se cuentan con los dedos de una mano . En cuanto tenga más experiencia luchará por el Dakar».
Carlos Sainz: «El manteo que me dieron Peterhansel y Al-Attiyah demuestra el respeto, porque nos la hemos jugado hasta el final»
Una de las cosas que ha molestado al equipo Mini en Arabia Saudí son las quejas de Toyota, liderado por Al-Attiyah. La escudería japonesa critica que la organización permita a los «buggies» de Mini montar un restrictor de aire de 39 milímetros por el de 37 de los 4x4 de Toyota. «Se ha hablado de la superioridad de los “buggies”, pero el año pasado no nos fueron las cosas bien en Mini y nadie de nuestro equipo se quejó de la reglamentación, lo único que hicimos fue trabajar para mejorar el coche», explica Sainz con detalle. «La velocidad máxima era igual. Se habló mucho por parte de Toyota y de Al-Attiyah». El español precisa por ello que la victoria sobre Stephane Peterhansel y Nasser Al-Attiyah «sabe mejor, porque estuvieron en la lucha conmigo hasta el final». Una pelea muy dura. «El hecho de que Peterhansel y Al-Attiyah no aflojasen hizo que el ritmo fuese a fondo desde el primer minuto al último. Ha sido una batalla a tres, que es más batalla, porque si falla uno queda el otro, y no se decidió hasta la última etapa», relata con el recuerdo de la tensión.
El desgaste se acusa en los ojos de Sainz. Denotan el cansancio de doce días de guerra constante, con pocas horas de sueño. El agotamiento sale ahora.
Los ojos se le cierran en la noche. Eso no impide que se levante a las siete de la mañana, como un chaval con la máxima ilusión, para volver a entrenar en el gimnasio de casa. No hay quien pueda con su voluntad.
Sin aire y sin jamón
Lo valiente no quita lo cortés y el español ensalza el detalle de Al-Attiyah y Peterhansel al final de la carrera, cuando le mantearon. Era el mejor homenaje: « Es muy bonito el manteo, porque refleja el respeto. Sabemos cómo nos la hemos jugado».
Sainz elogia a Lucas Cruz, su copiloto: «Es fundamental para la victoria, agradezco su paciencia por aguantarme, Reyes y mis hijos saben bien lo que digo». Todos ríen . Lucas contesta: «La clave es estar cada uno en lo suyo, Carlos como piloto y yo en mi trabajo de copiloto». Palabras que dicen mucho. Yo no me meto en tu trabajo y tú no te metas en el mío. El barcelonés descubre un secreto: «Pasé frío en el rally, Carlos llevaba siempre las ventanillas abiertas» ¿Por qué? «Porque Carlos quitó el aire condicionado en el Mini». El madrileño contraataca: «Lucas no me había dicho nada, pero habría sido igual, porque no habría subido la ventanilla». Risas. Es un capítulo importante. Quitar el aire supone 16 kilos menos de peso en el coche.
Sainz es pionero en Arabia Saudí: «He hecho exactamente lo mismo que en todos los Dakar, excepto comer jamón. Si el Dakar sirve para que el país inicie un cambio, mucho mejor».
