Arturo Pérez-Reverte: «Me he traído a El Cid a mi territorio»

Rodrígo Díaz de Vivar protagoniza «Sidi», su relato de frontera que presentó ayer en Sevilla

Arturo Pérez-Rerverté regresó ayer a la capital andaluza con «Sidi», su nueva novela Vanessa Gómez

Pedro Ybarra Bores

El escritor y miembro de la Real Academia Española (RAE) Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, 1951) celebró ayer un encuentro con periodistas en Sevilla para presentar «Sidi» (Alfaguara), su nueva novela dedicada a El Cid Campeador. Según el autor, entre una de las razones que le hicieron decantarse por este título estaba que se trataba de « un Cid de la frontera, todavía en formación, a caballo entre musulmanes y cristianos ». La palabra “Sidi” se acercaba más al «concepto del personaje», del escritor. «Cid viene de Sidi que es señor en árabe (Sidi Campitur: Cid Campeador)», explicó durante su intervención.

Pérez-Reverte dejó claro que con esta novela no tiene «ninguna misión moral ni intelectual. Soy un tipo que cuenta historias, vive de su trabajo y los lectores las leen aquí y en más de cuarenta países. No pretendo con esto hacer mejor España ni hacer mejor el concepto de la historia». Todo comenzó un día en el que se preguntó mientras veía una película « ¿Cómo haría John Ford una película sobre una época española histórica como por ejemplo El Cid? » Fue entonces cuando decidió «contar una historia de fronteras. Una historia a la manera de los western clásicos: caballería, polvo, sudor, peligro... así surgió la historia», afirmó.

«En “Sidi” cuento una historia a mi manera. Me he traído a el Cid a mi territorio. Por eso si de El Cid conocemos un 20% de historia real probada y un 80 por ciento de historia que es leyenda , lo que he hecho ha sido utilizar de ambas, con la libertad del novelista, aquellos elementos que me son útiles para contar mi historia», explica. El escritor aseguró que la etapa que más le interesaba era la del destierro. «El Cid famoso, el de Valencia, que ya es leyenda viva, me interesaba menos. Quería ver cómo se forja la leyenda». «Me interesaba ese momento de aprendizaje en el que empieza a ejercer su liderazgo. Quería hacer algo que no se hubiera hecho», manifestó. Pérez-Reverte destacó como buena parte de los personajes importantes de la historia de España pasaron por el destierro, por el exilio, y recordó a Chaves Nogales o Cayetano Valdés . «El Cid también tuvo su destierro de su reino natal, lo que pasa es que eso fue justamente lo que lo hizo leyenda». El autor recordó que creció «acunado por un Cid patriotero». « Don Pelayo, El Cid, Franco eran los salvadores de la civilización frente a la barbarie. Esa idea maniquea del Cid», recordó.

Arturo Pérez-Reverte Vanessa Gómez

« El siglo XI era muy duro ». «Una frontera peligrosa en la que la gente mataba para no morir o incluso para comer, donde los valores morales nuestros occidentales modernos no valían para nada», añadió quien dijo haberse movido mucho junto a gente marginal: Mercenarios, delincuentes,... «Toda esa gente necesita tener algo de respetabilidad. Incluso la peor gente que he conocido, si les das la oportunidad de mostrarse nobles en algo procurarán aprovecharlo. Desde mi punto de vista El Cid necesita al rey, porque tener esa lealtad le da una dignidad a su destierro, a su persona. No es una vulgar espada al servicio de otros, sino que conserva siempre ese vínculo de lealtad con un rey que le impide ser un vulgar y burdo mercenario de frontera», dijo.

«Hombres de frontera»

Arturo Pérez-Reverte Vanessa Gómez

«Siento admiración por los hombres y mujeres de frontera. Me interesa mucho porque también soy de frontera, nací en el Mediterráneo y para mí la frontera es rica y variada. El ser humano que vive limitado a una pequeña parcela está más limitado por el horizonte que ve», añadió. «Tuve la suerte de vivir eso 21 años, que fueron muy educativos y en mi vida presente vuelco la carga que fui echando esos años a la mochila . Como novelista mi concepto de frontera no es divisoria, sino que hablo de frontera como lugar de osmosis y de intercambio», recordó. También reconoció que le gusta mucho que «todos los personajes miran, se pasan el tiempo mirando la luz, el horizonte... y yo miro así. Es novela, no un libro de historia. Es mi visión del Cid». La novela lo que abre es una puerta más. Cuando el lector tiene más conocimiento de la historia del pasado, está más vacunado contra las manipulaciones del presente», dijo.

« La buena novela histórica es un aliado extraordinario de los historiadores y de la memoria. He intentado que El Cid sea una buena novela histórica. El problema de la historia de España en general es que ha tenido siempre una apropiación indebida, tanto para exaltarla como para denostarla, y eso ha hecho muchísimo daño», añadió para concluir.

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