Jackson Browne: «Sería una pena deshonrar mi carrera con un disco mediocre»

Iluminó la escena musical norteamericana de los años setenta con un puñado de canciones imperecederas, clásicos imbatibles que, cuatro décadas después, suenan robustas y eternamente familiares. El ritmo de su producción discográfica bajó considerablemente hace ya mucho tiempo, de modo que el hecho de que tenga un nuevo álbum (el primero en seis años) constituye una feliz noticia para quienes siguen la pista de un músico que seguramente no volverá a escribir pequeñas obras maestras como «Doctor my Eyes», «Running on Empty», «These Days» o «The Pretender», casi nunca falla.

«Standing in the Breach» muestra a un Jackson Browne ágil y en forma, y, naturalmente, pendiente de lo que le sucede a la gente y lo que a ese respecto hacen los gobiernos, según nos comenta vía telefónica: «En realidad, pienso que la música no es, seguramente, el mejor vehículo para tratar ciertas cuestiones, pero yo mismo no puedo evitar que estén presentes en mis canciones.

Supongo que es una cuestión muy personal. No creo que los músicos tengan una mayor responsabilidad que el resto de los seres humanos por el hecho de ser músicos».

Otra cosa, señala, es «lo que cada uno desee hacer como individuo. Me he implicado en muchos proyectos en los que he creído pero, por supuesto, esa es mi opción, que no tiene por qué coincidir con la de otras personas»

Satisfecho con los resultados de su nuevo disco, Browne considera que dejó el listón muy alto en su momento, y que su responsabilidad pasa por tratar de estar a la altura: «Me siento muy orgulloso de mis discos; creo que hice las cosas bien, y sería una pena deshonrarlas sacando ahora un disco mediocre».

A fuego lento

Esa es una de las razones por las que últimamente se toma tanto tiempo entre uno y otro álbum: «Soy muy exigente conmigo mismo, y no me resulta fácil juntar una decena de canciones que merezcan su sitio en un nuevo álbum. Tengo que estar muy convencido de que las canciones son buenas, y eso no es tan sencillo».

De hecho, resulta llamativo que una de las canciones del disco, extraída precisamente como primer sencillo, haya sido recuperada de su primerísima época. Se trata de la preciosa «The Birds of St. Marks», escrita en 1967, cuando no había cumplido los veinte: «Siempre ha estado ahí, pero por alguna razón u otra no la había grabado hasta ahora, pero eso está bien, porque la versión que hemos hecho para el disco me gusta mucho».

Cocinado a fuego lento, «Standing on the Breach» es un disco delicado y sobrio, con todos los elementos característicos de la música de su autor: «Creo que es inevitable repetirse un poco, porque todos tenemos unas determinadas capacidades y no más que esas, y es imposible reinventarse como artista cada vez que haces algo. Asumiendo esto, creo que es importante tratar de escapar de los propios clichés, intentar mantener tu esencia sin aburrir. Ahora tengo la suerte de encontrarme con mucha gente joven en mis conciertos, y eso es alentador… no soy solo un artista para adictos a la nostalgia».