‘Ave, ciudadano’: un viaje por el tiempo con el humor como disfraz

Los que tienen la capacidad de provocar la risa arrastran una maldición: el humor se asocia a la frivolidad de la diversión , es sospechoso como todo placer, y oculta por pudor su fuerza. Es probable, hasta frecuente, que la carcajada -mental, invisible e inaudible- del lector, del oyente y del espectador arrastre en su explosión una metralla sentimental hecha de muchos elementos: la ternura, la compasión y la comprensión, la descarnada crítica, la exposición de una realidad que, sin el lubricante humorístico, resultaría de difícil digestión.

Al margen de tamaños, a una escala local que siempre es universal, José Rodríguez Plocia (Cádiz, 1954) comparte esa capacidad (mayor aunque se disfrace de menor) con escritores humildes y desconocidos , o con otros deslumbrantes como Rafael Azcona o Berlanga, capaces de convertir en plácido relato la negrura de la miseria cotidiana , capaces de ventilar con un golpe la estrechez asfixiante de un pisito de la infravivienda gaditana. Ya lo consiguió el autor a finales del pasado siglo con el Bizco Durán, un personaje amasado con la memoria del Cádiz, superviviente y tardofranquista que entre ocurrencia y cachondeo dejaba un camino de migas podridas como el aire de aquel tiempo. Aquella obra ‘Ubi sunt, picha?’ era humor y realismo nada mágico, entre otras cosas.

Ahora, Rodríguez Plocia regresa con la novela ‘Ave, ciudadano’ . La obra nace con el sello de la mención especial del jurado del XX Premio Unicaja de Novela Fernando Quiñones. Este martes 19 de marzo, onomástica del autor, se presenta en Cádiz, en un encuentro con los lectores en la librería Quorum a partir de las 18.30 horas . Esta novela comparte acto y honores con la ganadora del certamen, ‘Turcos en la niebla’ de Enrique del Risco. Ambos escritores tratarán de explicar sus obras y firmarán ejemplares.

‘Ave, Ciudadano’ (Alianza Editorial) juega con el tiempo tanto como con el espacio: Cádiz. Se remonta 22 siglos atrás : «El personaje, desmantelando una antigua industria halla, y se apropia, un rollo que escribiera en la Gades romana el histriónico gaditano Caio Máximo Dramático», detalla el autor. A partir de ahí, al descubridor entra en barrena sentimental, moral y económica pero no puede olvidar el documento, no puede dejar de vivirlo. Para salir del paso en la vida real, mete a dos erasmus en casa, «un neojipi mamarracho y un chino dublinés que sabe Latín», concreta Rodríguez Plocia. Mientras la historia va y viene entre el siglo I antes de Cristo y el XXI actual, el autor tenía la sensación de realizar «un ejercicio de funambulismo, sin red. La cuerda era la ciudad». Con esa premisa y Cádiz de fondo, es fácil prejuzgar que la novela está llena de humor gaditano: «Quiero pensar que el humor, si bien no es apátrida, es universal» . De hecho, cuando piensa en influencias, en evocaciones para esta nueva novela, le salen nombres que no suenan muy gaditanos: Monty Python, Sharpe, Flann O’Brien…

Pese a que la trama va y viene del pasado, evita la tentación de calificarla como novela histórica además de humorística: «No es una novela histórica dentro de una novela, pero sí que me empapé de Roma y de la Gades romana . Había días que estaba más tiempo en el Teatro Romano de Cádiz que en mi casa. Todos los personajes reales, y los hechos reales, están en su momento histórico dentro de la ficción. Al punto que, llevado por la minuciosidad, tenía un calendario desde la fundación de Roma y yo, conmigo mismo, hablaba de idus, calendas, nonas, días fasti, días nefasti, y vigilaba medidas, pesos, armas o vestidos», recuerda el novelista.

Con ese rigor y «la irreverencia» de la que dice partir ha construido una nueva criatura que ya está en manos de los lectores. Si tiene la mitad de vida y partidarios que el Bizco Durán, será un gran triunfo de José Rodríguez Plocia .