CULTURA

Iñaki Ezkerra: «La poesía acoge la creatividad en toda su plenitud»

El escritor bilbaíno presenta su antología 'Cien sonetos de la vida entera', una selección de sus composiciones en un único volumen, al que ha añadido ocho piezas inéditas

«Y antes que con el mar Cantábrico, me quedo con el Atlántico y con las aguas luminosas y constitucionalistas de la bahía de Cádiz»

El escritor Iñaki Ezkerra junto a la estatua de Carlos Edmundo de Ory en la Alameda. L.V.
Esther Macías

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«Cabe la vida entera en un soneto». Ese primer verso con el que comienza un conocido soneto de Manuel Machado ha sido el que ha inspirado al escritor bilbaíno Iñaki Ezkerra (1957) el título de sus «Cien sonetos de la vida entera».

Después de toda una vida escribiendo -concretamente una veintena de libros que van de la novela al ensayo pasando por el relato breve, el artículo periodístico o la poesía- Ezkerra ha realizado una selección de sus composiciones en un único volumen, al que ha añadido ocho piezas inéditas. La antología, que recoge un centenar de composiciones técnicamente irreprochables nos acerca a su universo poliédrico con plena libertad. Y antes de entrar en dicho mundo, el poemario cuenta con un extenso prólogo de Emilio Pascual.

Durante estas 145 páginas se encuentra el deseo de seguir persiguiendo quimeras «a sabiendas de que lo importante no es alcanzarlas, sino simplemente ir tras ellas», comienza el autor. Ante la pregunta «¿Es posible contar toda una vida entera en cien sonetos?», Ezkerra lo tiene claro y es que en catorce versos endecasílabos «no cabe una vida, si es que se ha vivido intensamente, pero sí cabe algo que se parece a la esencia de ésta o del deseo, o sea, a la vida que se hubiera deseado vivir». En este sentido, el autor reflexiona sobre la poesía moderna: «Es un género que ha cambiado, se ha ido depurando a través de los siglos y pasando de sus orígenes narrativos al esencialismo que aportaron las vanguardias. Hoy para contar la vida están otros géneros, el memorialístico o la novela autobiográfica o de autoficción». «En estos tiempos en los que hay una clara tendencia a ignorar las formas –asevera- es saludable trabajar en ellas, entre otras cosas para llevar la contraria y andar un camino propio».

La mitología, el amor y el mar están latentes en sus poemas. «Aunque Bilbao está cerca del mar, en Bilbao el mar no se ve. Se ve solo la ría del Nervión. Los bilbaínos somos unos falsos marineros. Nos pasamos la vida imaginando el mar, fingiendo que lo conocemos. Ese truco mental me ha servido ahora que vivo en Madrid. No lo veo, pero me imagino que lo tengo cerca, como cuando vivía en Bilbao», comenta. Para el escritor, el mar está lleno de connotaciones literarias y filosóficas, pero le genera nostalgia el hecho de que haya perdido en el cine el misterio que tuvo: «En el cine y la televisión de mi infancia, aún quedaba algo del misterio y de los prodigios del mar de Homero. Hoy la fantasía y la ciencia ficción se busca en las estrellas y en los extraterrestres».

Ezkerra lleva toda una vida escribiendo. Pero su género favorito es la poesía porque nunca lo ha abandonado y es el que le permite sentirse más libre: «Es también el género que reclama más atención e intensidad, por lo que exige treguas, silencios, momentos de descanso. Entre poema y poema, hay que tomarse mucho tiempo, y me refiero a la propia lectura. Una novela se puede leer en una noche. Un libro de poemas no. La poesía reclama una tensión que te impide pasar de la lectura de cinco poemas seguidos. La concentración de sentido que hay en un poema te deja saturado, exhausto. Sin duda, la poesía acoge la creatividad en toda su plenitud».

El gaditano y poeta Carlos Edmundo de Ory, su ejemplo

 

«Estamos ante un momento tan vulgar, tan superficial, tan feo, tan salvaje y tan chapucero, que el soneto me parece la mejor respuesta y el mejor antídoto. Es una composición que está en constante renovación», explica Ezkerra. Y sobre estas declaraciones, destaca la figura del gaditano y poeta Carlos Edmundo de Ory: «Creo que aporta en su vocabulario, en su sintaxis y en su tono, en su aliento lírico, una velocidad modernísima, eléctrica, que es nueva en la poesía española. Su manera de introducir términos, palabras cotidianas o prosaicas en forma de verso, de decir «una locomotora es mi destino» o de retratar a Greta Garbo, me parecen deslumbrantes. Esa modernidad adquiere más relieve, se hace más patente en sus sonetos precisamente por el contraste con la formalidad técnica que impone esa composición».

Junto al mar también aparece a menudo el sol en los sonetos de Iñaki Ezkerra y concretamente la luz de El Puerto de Santa María donde pasa los veranos: «Sí, de joven me gustaba el mal tiempo, pero con los años me he ido volviendo casi normal. Necesito la luz, el sol, el color… Y antes que con el mar Cantábrico, me quedo con el Atlántico y con las aguas luminosas y constitucionalistas de la bahía de Cádiz». La vida entera entre versos. Tanto que en sus composiciones inéditas, se puede leer un escrito de cuando tenía 18 años y que aún subsistía entre sus recuerdos. A día de hoy continúa revisando, recopilando, escribiendo, soñando, que es gerundio. De hecho, no se descarta un nuevo poemario próximamente. Para el poeta bilbaíno «Ni una flor termina en la hoja o el tallo en los que empieza, y son distinta flor todas las flores».

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