Literatura

Dani Pinilla: «'Kemet' es una obra que trata de reflexionar sobre qué es la condición humana»

A través de la figura de un androide que sufre una desprogramación, el escritor teje este thriller espiritual que encierra un debate ético sobre las nuevas tecnologías, la inteligencia artificial y el riesgo de esta sociedad cibernética

El escritor Dani Pinilla. LA VOZ
José María Aguilera

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Un torbellino de reflexiones, un huracán de conocimientos, un vendaval emocional. Si en el fútbol dicen que se juega como se entrena, Daniel Pinilla escribe como habla, o habla como escribe. Y pronto, sobre el papel o junto al café, te envuelve en una espiral anexa a la vacuidad del momento, en el que todas las piezas desarmadas pululan en la atmósfera a la espera de encontrar un nuevo encaje.

Sevillano de cuna y gaditano de adopción, este escritor, otrora periodista y filósofo de condición, te obliga a pensar en cada instante, a dudar a cada paso. Por ello, introducirse en su universo, proceloso y alambicado, exige despojarse de ideas preconcebidas y saltar al abismo sin intuir siquiera la profundidad del fondo del precipicio.

Acaba de publicar 'Kemet', un thriller espiritual que reflexiona sobre la influencia de las nuevas tecnologías y la condición de un 'homo' cada vez menos 'sapiens', en una etapa crítica que se maneja entre lo artificial y lo natural, lo cibernético y lo humano. La primera página es la puerta que destina a un sinfín de caminos por explorar.

-'Kemet'. El título de la novela. De primeras sugerente, aunque deja todo por descubrir.

-Es arriesgado. No dice gran cosa (para quien no sepa lo que significa) pero suena muy bien. Requiere una explicación. Kemet es la palabra que usaban los antiguos egipcios para definir a su propio 'país'. Se puede traducir como 'Tierra roja'. La religión egipcia potencia la creencia de la transmutación: el ser humano atraviesa un camino hasta pasar al ámbito divino. Se trataba de una transmutación física, no figurada. De esa palabra proviene el término «alquimia», que no hace referencia a convertir el hierro en oro (eso se decía para que los no iniciados quedaran al margen), sino de elevarse hasta el ámbito divino.

Los judíos pasaron por Egipcio antes de marchar a su Tierra Prometida con Moisés; Jesús de Nazaret estuvo exiliado durante la persecución por parte de Herodes, el rito en La Meca de dar siete vueltas en dirección contraria a las manecillas de la reloj a la Kaaba es una proyección de una creencia egipcia... Todas las religiones cogen algo del Egipto faraónico. Aproveché un viaje a este país que me permitió hacerme las preguntas adecuadas. Recomiendo leer al egiptólogo Manuel José Delgado.

-La idea de transmutación inspira el argumento de esta novela...

-Sí, ese paso de lo cibernético a lo humano. Es una obra que trata de explicar qué es la condición humana. El protagonista, un androide, experimenta una epifanía en una incursión a la pirámide de Guiza y deja de responder a la programación a la cual estaba sujeto. Entonces comienza a hacerse preguntas morales, de si algo está bien o no. Empieza a tener sentimientos, no únicamente a replicar comportamientos humanos, que en realidad es lo que hace la Inteligencia Artificial.

No es casualidad que el androide se llame Teseo. El barco de este personaje mítico representa la mejor paradoja sobre la identidad. En ella, las piezas de un barco se van estropeando y reemplazando, hasta que llega un momento en que ya todas han sido cambiadas Entonces, ¿es el mismo barco de antes u otro diferente? ¿En qué instante perdió la identidad, si realmente la ha perdido? El robot Teseo quiere cambiarse a sí mismo, le 'nace' un corazón que siente que tiene que convertirse en humano.

A sus creadores se les ha escapado de control y buscan la manera de recuperarlo. Y él trata de entender el por qué no quieren que sea libre y hacia dónde conduce al ser humano el gobierno de una sociedad controladora... que a lo que vamos en la actualidad. Manda el modelo chino. A partir de esa idea se ha montado un thriller con un discurso espiritual, que reflexiona sobre qué es el ser humano y cómo comprenderlo.

-A la senda del control absoluto.

-Vamos a una sociedad que, a pasos agigantados, avanza hacia el control absoluto. Por ejemplo, contamos con dispositivos móviles que nos los han vendido como meros teléfonos móviles, pero son mucho más: en nuestro bolsillo hay más capacidad de procesamiento de datos que la que tenía la NASA en 1969 cuando se puso en marcha el Apolo 11. Estamos geolocalizados, con micrófonos operativos...

La intimidad está muy puesta en riesgo, y con la Inteligencia Artificial será muy fácil caer en el engaño. Ya se reproducen voces de personas reales en conversaciones que son falsas, también imágenes, noticias...

Ontológicamente, todo afectará a lo que podamos considerar real. El problema radical es no entender que el hecho de que algo pueda hacerse no significa que deba hacerse. Por ejemplo, una bomba. El ser humano es capaz de diseñar un artefacto que destruya todo el planeta, pero sólo porque puede... ¿Es positivo hacerlo? La respuesta es no. Con respecto al avance tecnológico, ¿no merece una reflexión ética? Ya hemos leído a Asimov y sabemos, o deberíamos saber, a dónde conduce esto...

-¿Y qué podemos hacer para luchar contra este avance arrollador de las nuevas tecnologías? ¿Se puede hacer algo para contrarrestarlo?

-Lo siento. Yo no le veo solución por la toma de decisiones que implica. ¿Qué puedo hacer? Pues a nivel individual, cavar tu propia zanja, pero es realmente difícil. Ya está verificado que, si se produjera un apagón, el caos está absolutamente garantizado en menos de 72 horas. Porque no sabemos vivir sin esto. Suena exagerado, pero se corre el riesgo de que nos roben el 'alma'.

El autor de 'Kemet', en Abu Simbel.

-¿A qué se refiere con ese robo del alma?

-Las máquinas copian nuestros patrones y saben más de nosotros que nuestros vecinos o familia. Por ejemplo, una red social sabe con una fiabilidad de casi un 100 por 100 si una mujer de España de entre 40 y 50 años va a divorciarse... por el tipo de fotos que cuelga, las palabras que usa, lo que consume... Si responde al patrón, ya estará fichada por la máquina. Estar tantas horas delante de una pantalla nos afecta neuronalmente. Vivimos en un mundo frío y arrugado. No se anima a expandir la conciencia, todo es consumir y controlar.

—¿Puede ser más concreto?

-La literatura es arte por esa capacidad de transmitir emociones humanas. Ahora se utilizan los recursos del Chat GPT (inteligencia artificial) para escribir novelas, y si todo lo que queremos transmitir (sueños, alegrías, miedos, anhelos...) se lo regalamos a la máquina, ¿dónde queda el ser humano? Queda totalmente desplazado. ¿Aceptamos el sí a todo? Porque quizás las grandes computadoras en un futuro sean tan evolucionadas que puedan hasta transmitir emociones y tomar decisiones al margen del hombre. Parece ciencia-ficción, pero estamos llegando a ese paso.

Anaxágoras decía que 'el hombre es la medida de todas las cosas', pero eso ya se ha diluido, no es así por la actual visión materialista de la vida. Es cierto que hay gente que se está plantando, pero la corriente masiva nos lleva a una sociedad en la que no pensamos. Si quitamos la costumbre de pensar, si eliminamos las asignaturas de Filosofía de las universidades, al final la máquina va a tomar una mejor decisión que nosotros mismos. Y si lo aceptamos, nos estamos poniendo nuestra propia trampa.

-¿Qué espera de su nueva novela?

-Por lo que me llega de los lectores, a los que 'obligo' a ser sinceros, la obra tiene un ritmo agradable de lectura. Es muy importante que el que la lea no sólo pase un rato entretenido, sino que advierta ese discurso de fondo y que destaque que esté bien construido, esté más o menos de acuerdo con lo que yo sostengo. Alegra que una pequeña gran minoría haga este ejercicio intelectual. En cuanto a las ventas, este mundo de la literatura requiere de una capacidad de marketing y una inversión de mucho dinero que se me escapa. Ya son 13 libros los que he publicado y alguno tendrá que romper, digo yo.... Uno de ellos, 'El método Monchi', acaba de dar el salto al inglés, que es idioma franquicia y quizás suponga un impulso.

-¿Kemet es su mejor obra?

-Técnicamente, creo que es la mejor construida. Los personajes no son lineales, sino que cambian y evolucionan a partir de sus reflexiones. Hay sorpresa, tensión narrativa y una resolución creíble. Es el libro que me ha salido más rápido y fluido, porque tenía el discurso muy interiorizado. Con el viaje a Egipto pude reproducirlo sobre el terreno, los personajes me brotaron con facilidad. En cuanto a los malos, confío en que los lectores sepan identificarlos. Por cierto, he pensado hasta hacer una segunda parte de Kemet, porque este discurso tiene y merece un poco más de extensión.

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