Las tres hermanas Liddell, con Lorina en el centro y Alice a la derecha, fotografiadas por Carroll
Las tres hermanas Liddell, con Lorina en el centro y Alice a la derecha, fotografiadas por Carroll - abc

Los amores prohibidos de Lewis Carroll

La biznieta de la Alicia «real» novela la relación entre el escritor y su musa y asegura que, aunque estaba enamorado de ella, «nunca hubiese traspasado lo límites»

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Un siglo y medio después de que Alicia se arrease un fenomenal costalazo con el mundo de maravillas psicotrópicas de Lewis Carroll, Vanessa Tait recorre el camino inverso para asomar la cabeza por el agujero y sumarse a la conmemoración del 150 aniversario de «Alicia en el país de las maravillas» con material familiar de primera mano. ¿Y quién es Vanessa Tait, se preguntarán? Pues nada menos que la biznieta de Alice Liddell, la musa de Charles Lutwidge Dodgson.

Conexión familiar, pues, con una de las tres hijas del decano del Christ Church de Oxford a las que el también matemático entretenía con historias de sombreros locos, conejos blancos y gatos guasones. De aquella relación nació, tras un paseo en barca por el Támesis, la idea que acabaría cristalizando en tan legendaria historia, y de aquella relación se sirve ahora Tait para pergeñar su primera novela, «The Looking Glass House».

Un libro que no saldrá hasta el próximo verano en Inglaterra pero del que su autora ha venido a hablar aprovechando que el festival literario Kosmopolis esté este año dedicado al 150 aniversario de «Alicia en el país de las maravillas».

«Soy novelista, así que el libro, aunque esté basado en la investigación, es una ficcionalización», aclara Tait, quien reconstruye la relación que mantuvieron su tatarabuela y Lewis Carroll a través de los ojos de Mary Prickett, la institutriz de la familia Liddell. En ella se inspiró supuestamente el escritor para crear a la Reina Roja, aunque Tait añade un nuevo dato al respecto. «Había un rumor real de que Carroll la estaba cortejando, pero me cuesta creer que él estuviese enamorado de ella. En cualquier caso, sus motivos nunca han quedado demasiado claros», señala a propósito de una niñera a la que, puntualiza, «no le gustaba» la Alice de carne y hueso. «Prefería a su hermana Lorina», apunta.

Extraño y perturbador

A Carroll, en cambio, sí que le gustaba Alice. Tal vez demasiado, tal y como se ha venido especulando desde que empezaron a circular los numerosos retratos de niñas que el escritor tomó en su época y se hizo pública la extraña relación que mantenía con las menores. La BBC incluso llegó a producir un documental, «El mundo secreto de Lewis Carroll», en el que, a partir del hallazgo de una fotografía de Lorina desnuda supuestamente realizada por Carroll, presentaba al autor de «Alicia a través del espejo» como un «pedófilo reprimido». «No sé si la fotografía es real. En cualquier caso, mi familia no sabía nada. O nadie lo dijo. Es algo muy perturbador, ya que los victorianos no acostumbraban a hacer fotos de este tipo», apunta ahora Tait, quien participó en aquel documental como portavoz de la familia. «Encontraron la foto después de hablar con todo el mundo y lo mantuvieron en secreto», aclara.

¿Cómo fue, entonces, la relación que mantuvieron Carroll y la tatarabuela de Tait? «Ella fue su amiga más especial. Creo que él estaba algo así como enamorado de ella, pero no hubiese traspasado los límites, ya que los victorianos eran muy reprimidos. No creo que él estuviese abusando de ella ni nada parecido», explica ahora la escritora.

Pese a todo, el escritor siempre fue una figura perturbadora para Tait. «He crecido pensando que había algo extraño con él. Algunas personas lo niegan, pero yo creo que era extraño», apunta la escritora, para quien esa extrañeza, así como la represión, están íntimamente ligados a la obra de Carroll. Casi tanto como la doble vida de Alice, la real y la de papel, lo está a su historia familiar. «Se suele decir que es uno de los libros más citados después de Shakespeare y la Biblia, así que sigue despertando mucho interés. Los dos hijos de Alice murieron en la guerra, y éramos la única familia viva, así que cada vez que llegaba un aniversario venían a buscarnos. A mí me hacían vestirme de Alice, al estilo victoriano, algo que odiaba. También me obligaban a leer el libro, que de niña me daba miedo», recuerda.

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