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«Largo pétalo de mar», épica y destino de Isabel Allende

Isabel Allende entremezcla en su última novela la Guerra Civil española y el exilio de quienes partieron hacia Chile a bordo del barco Winnipeg, fletado por Neruda

Isabel Allende es también autora de «La casa de los espíritus» Isabel Permuy
Juan Ángel Juristo

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«Largo pétalo de mar» es el título de la última novela de Isabel Allende ( Lima, 1942), una narración que aborda por primera vez la Guerra Civil española mezclándola con el destino de la historia de Chile y realizando así una incursión épica donde se entremezclan sabiamente los grandes acontecimietos históricos con las vidas, minúsculas o no, de los seres humanos que la padecen, la sufren o la gozan. Porque si algo caracteriza la narrativa de Allende desde aquella, lejana ya, «La casa de los espíritus», es que aprendió de una de las grandes novelas de la historia de la literatura, «Guerra y paz», de Tolstói, que la épica en grande y en pequeño puede, las más de las veces, parecer estar en contradicción por aquello de las víctimas que arrastra pero, en realidad, están indisolublemente unidas.

En Tolstói se cumple a rajatabla el espíritu hegeliano del momento y habría que preguntarse si realizar esos vastos panoramas hoy, en tiempos posmodernos, conlleva la misma carga de verdad. Pero lo cierto es que el «best seller» es heredero directo de la novela decimonónica, cuando no del folletín, como las series de TV que arrasan hoy, y en este sentido puede decirse que es la parte más fecunda y justificada del auge actual del género histórico. ¿Hay que insistir, por otro lado, que la descripción en claroscuro de los sentimientos humanos, en especial del amor, forma parte indisoluble e indiscutible de este asunto, sin los que no cabría realizar épica alguna?

Documentarse con precisión

El título está tomado de un verso de Pablo Ne ruda donde éste define en cierto modo a su patria con esta metáfora y cuya pertinencia viene del hecho de que fue el poeta chileno el encargado de fletar un barco, el Winnipeg, que trasladó a casi dos mil republicanos a Chile. Isabel Allende conoció a Víctor Pey cuando éste estaba padeciendo su segundo exilio, esta vez en Venezuela, país al que tuvo que marcharse cuando el golpe de Estado del general Pinochet. Pey fue uno de los españoles que se trasladó a Chile en el Winnipeg y terminó de empresario, amén de periodista de éxito, dirigió el diario «Clarín», y además, fue consejero de Salvador Allende, lo que le perdió cuando la asonada de Pinochet. Fruto de las conversaciones entre Pey e Isabel Allende, de las que esta novela da cuenta, es el interés que Allende mostró por la historia de su país y la conciencia que tomó de la trascendencia que para Chile tuvo la llegada de los españoles al puerto de Valparaíso , aunque en la mesa de su abuelo siempre hubo exiliados que habían llegado en el Winnipeg.

Por otro lado, además, Carmelo Soria le había comentado esa travesía épica cuando Isabel Allende fue secretaria de éste en Naciones Unidas. La historia ya estaba pergeñada e Isabel Allende solo tuvo que investigar durante algunos meses para documentarse con precisión.

Periplo de una pareja

Faltaba la otra parte, la de la intrahistoria, la de los seres humanos que sufren aman, odian, se pelean y gozan, en una especie de destino personal que a veces se confunde con el de la Historia con mayúsculas. Así, Allende nos narra el periplo de una pareja, Víctor Dalmau, enfermero en el frente, que junto a su cuñada, Roser Bruguera, que ha enviudado recientemente y además está ambarazada, huyen a Francia por los Pirineos .

Roser es trasladada al campo de Argelés sur Mer, ese campo de concentración que describió con justa intensidad Max Aub en «Campo francés», y logra salir milagrosamente de una muerte casi segura. Se reencuentra con su cuñado y se embarcan en el Winnipeg. Una vez en Chile sus vidas tomarán rumbos muy distintos. Víctor se casa con Ofelia del Solar y conoce a Salvador Allende, unidos por el vínculo de la medicina y el ajedrez .

Luego, Allende es nombrado presidente de Chile y en 1973 el golpe de Estado de Pinochet trunca la vida de Víctor y Roser que parecen de nuevo revivir las angustias del pasado . Pero, nos dice Isabel Allende, la vida es renovación y, juntos, de nuevo, Víctor y Roser se plantean vivir cosas que dejaron pendientes años atrás. Aquello que parecía tragedia es, por suerte, solo drama y de esta manera la esperanza se instala de nuevo.

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