«Ehrenbreitstein», de Turner
«Ehrenbreitstein», de Turner - SOTHEBY'S

Una pintura de Turner, vendida en Londres por 22,7 millones de euros

Pese a ser una de las mejores obras del artista británico en manos privadas, «Ehrenbreitstein» no logró superar en la subasta celebrada esta noche en Sotheby's su récord

Londres Actualizado: Guardar
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La sala Sotheby's de Londres ha vendido esta noche una de las más importantes pinturas de Joseph Mallord William Turner por 19,2 millones de libras (22,7 millones de euros). Su estimación previa oscilaba entre 17 y 25 millones de libras. Pintado en 1835, «Ehrenbreitstein» es un trabajo tardío del artista, del período que es considerado como el mejor de Turner. Otras obras de esta misma época se encuentran actualmente en los museos más importantes del mundo y sólo un número reducido de obras de esta relevancia y calidad permanecen en manos de coleccionistas privados.

El tema de la pintura, que tuvo una enorme aclamación por parte de la crítica cuando se expuso en 1835, representa las ruinas de la fortaleza de Ehrenbreitstein, cerca de Coblenza, un lugar con un significado especial para Turner.

Aunque hizo muchos dibujos y acuarelas de paisajes alemanes, ésta es la pintura al óleo más importante que pintó Turner sobre Alemania.

«El pintor de la luz»

Considerado como «el pintor de la luz», su estilo único y sin precedentes no sólo ha tenido un impacto profundo y duradero en el arte británico sino que también ha sido un precursor vital tanto en los movimientos impresionistas como en los expresionista abstractos (Monet abiertamente reconoció su deuda con Turner). Un ejemplo: «Roma desde el Monte Aventino», pintado el mismo año que «Ehrenbreitstein» y ofrecido en Sotheby’s en 2014 alcanzó el récord de 30,3 millones de libras esterlinas, el precio más alto conseguido por un artista británico. En esta ocasión no ha mejorado su récord.

Según Alex Bell, copresidente del Departamento Internacional de Pintura Antigua de Sotheby's, «esta pintura fue una de las cinco que Turner expuso en la Royal Academy en 1835. Las otras cuatro se encuentran actualmente en algunas de las instituciones más distinguidas del mundo. De esas cinco pinturas, “Ehrenbreitstein” es la que capturó la imaginación tanto del público como de la crítica y es fácil ver por qué. Su extraordinaria amplitud y profundidad de color y su inspirado e imaginativo uso de la luz en cualquier caso marcaría este cuadro como una obra maestra, pero su verdadera grandeza reside en la forma en que Turner aplica su genialidad pictórica para transformar las ruinas de la famosa fortaleza en una imagen poética y simbólica tan resonante entonces como lo es hoy».

El área del Rin, y especialmente la fortaleza de Ehrenbreitstein, fue de repercusión especial para Turner. Visitó la zona por primera vez en 1817 y regresaría en repetidas ocasiones en los años posteriores, produciendo innumerables dibujos en sus cuadernos de bocetos y numerosas acuarelas. Esta pintura hace referencia específicamente a una serie de bocetos que hizo durante su tercer viaje a Alemania en 1833, cuando viajó por el Rin de camino a Viena y posteriormente a Venecia, a través de Salzburgo.

Génesis y procedencia

La pintura fue encargada originalmente por el ilustre editor John Pye, un amigo cercano de Turner, quien quiso que el artista hiciera una acuarela que pudiese luego ser utilizada como base para un grabado. Sin embargo, comprometido con la belleza y la resonancia simbólica del tema, Turner sintió que sólo podía hacer justicia a su escala y grandeza pintando al óleo, con toda su profundidad de poder emocional y complejidad de luz diáfana. Lo que entregó a Pye fue este magnífico lienzo de 93 por 123 centímetros que luego se expondría en la Royal Academy.

La representación inesperada de Turner causó a Pye mucha frustración, ya que realizar un grabado a partir de una pintura de este tamaño y complejidad no era una tarea fácil, lo que llevó unos once años, con abruptos cambios a lo largo de este periodo. El acuerdo, sin embargo, siempre fue que el cuadro se devolviese a la galería de Turner una vez se finalizara el grabado, donde fue visto y adquirido por el hombre que se convertiría en uno de los mayores mecenas de Turner, Elhanan Bicknell.

Bicknell podría haber conocido la obra de Turner por John Ruskin, residente en Herne Hill y un firme defensor del trabajo de Turner. En el periodo de apenas dos años, entre 1841 y 1844, Bicknell adquirió no menos de siete obras maestras a gran escala de Turner, la mayoría de las cuales ahora se encuentran en algunos de los museos más importantes del mundo, incluidos Tate Britain, Yale Centre of British Art, Frick Collection y Metropolitan Museum de Nueva York.

Tras la muerte Bicknell en 1863, su extensa colección, incluida esta pintura, se dispersaron en subasta, lo que generó gran emoción y obtuvo precios sensacionales. Desde entonces, esta obra ha aparecido sólo dos veces en el mercado, más recientemente en 1965, donde alcanzó el precio de 88.000 libras esterlinas, estableciendo un nuevo récord mundial para una obra del artista.

El tema de la pintura

Más que un paisaje, «Ehrenbreitstein» refleja un pasaje del Canto III del poema épico de Lord Byron, «Childe Harold’s Pilgrimage», reuniendo a dos de las figuras más románticas del siglo XIX. Turner compartió la sensibilidad romántica de Byron y lo admiró enormemente. Además, ambos habían vivido el tumulto de las guerras revolucionarias francesas y compartían un agudo sentido del profundo significado de la paz que vino después.

En el poema, Byron hace referencia a la fortaleza de Ehrenbreitstein en el contexto de su propio sentido de melancolía y desilusión en consecuencia de esas guerras. Pero para Turner parecería que la fortaleza representaba algo más positivo: que la paz había vencido a la guerra. La antigua fortaleza, casi disuelta en una luz difuminada, no es más que un telón de fondo para las actividades cotidianas duraderas de los valles del Rin y del Mosela.

Bajo la fortaleza, se puede ver el obelisco de piedra del General francés François-Sévérine Marceau-Desgraviers, que participó en los asedios de Ehrenbreitstein en 1795 y 1796, por lo que Marceau fue un héroe francés por excelencia. Al mismo tiempo, su coraje y su naturaleza magnánima hicieron que se ganara el respeto incluso de sus mayores enemigos. A su funeral, celebrado justo al norte de Coblenza, asistió una delegación del mismo ejército austríaco que había sido responsable de su muerte. Al igual que la fortaleza, Marceau ha pasado a la historia, pero todavía representa la posibilidad de paz y unidad en Europa.

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