«Llanto por Cristo muerto», de Correggio: el sobrecogedor lienzo de Correggio se halla en la colección de la Galería Nacional de Parma
«Llanto por Cristo muerto», de Correggio: el sobrecogedor lienzo de Correggio se halla en la colección de la Galería Nacional de Parma - ABC

Italia celebra la recuperación de las obras que robó Napoleón

El emperador tuvo un sueño: un museo universal en París con el mejor arte del mundo. El Quirinal de Roma evoca en una gran exposición aquel saqueo

Corresponsal en Roma Actualizado: Guardar
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Roma celebra el fin del expolio napoleónico con una extraordinaria exposición que reúne parte de las obras maestras robadas en Italia por orden de Napoleón Bonaparte. Italia logró recuperarlas solo en parte, pero desgraciadamente no lo supo hacer igual España, que también sufrió un expolio de su patrimonio artístico durante la Guerra de la Independencia contra Napoleón. De Roma partieron obras maestras del arte universal, monumentales y delicadísimas, como el grupo escultórico del Laocoonte y el Apolo Belvedere.

Los franceses se llevaron lo mejor del arte italiano desde el Renacimiento, con Rafael (robaron casi toda su producción), hasta obras maestras de bien entrado el siglo XVII con los hermanos Carracci, Guercino, Guido Reni y Correggio, pasando por la gran escuela veneciana de Veronés, Tiziano y Tintoretto.

La exposición, que bien vale un viaje a Roma, estará abierta hasta el 12 de marzo en las Escuderías del Quirinal. Se titula «El Museo Universal. Del sueño de Napoleón a Canova». La inclusión del gran escultor Antonio Canova en el título de la muestra se justifica porque el artista y brillante diplomático hizo una extraordinaria labor en la recuperación de parte de las obras.

«Vinieron los franceses a traernos lo que llamaban libertad y nos robaron monumentos preciosos y posesiones». Con esta frase Cossimo del Fante, oficial italiano al servicio de Napoleón, tras sumarse a los ideales de la Revolución Francesa –combatió incluso como capitán en España–, resumió lo que sucedió en Italia durante las campañas napoleónicas.

«Retrato del Papa León X», de Rafael
«Retrato del Papa León X», de Rafael - ABC

«El cuerpo del delito» es el significativo título de la exposición abierta en Pompeya para mostrar, por primera vez, el extraordinario tesoro que durante decenios se ha robado en Pompeya y en otros sitios arqueológicos del sur de Italia. El saqueo es impresionante. Desde 1960 hasta hoy, más de 800.000 restos arqueológicos han sido recuperados por el trabajo conjunto de los Carabineros, Guardia de Finanzas y la magistratura, una cifra muy inferior a los objetos robados. Muchos de estos acabaron alimentando prestigiosas colecciones de museos como el Getty de Los Ángeles y el Metropolitan de Nueva York, pero sobre todo en colecciones privadas de amantes del arte sin escrúpulos.

En la exposición de Pompeya hay 170 obras: cerámicas, estatuas, mosaicos, falsos arqueológicos de edad romana, etc. A su lado aparece el nombre del autor del robo. «Estos objetos simbolizan la violación a la que constantemente está expuesto el patrimonio cultural. Se trata de materiales extraídos en excavaciones clandestinas desarrolladas en el área de Pompeya y otras del sur de Italia», dice Massimo Osanna, superintendente de la antigua ciudad romana, destruida por la erupción del Vesubio en el 79 d. C.

Las obras procedentes de actividades delictivas y recuperadas por las fuerzas del orden alcanzan un «nivel impresionante», según el juez Carlo Spagna, del Tribunal de Nápoles: «Cada día el flujo de material incautado es gigantesco, el arqueológico es una parte infinitesimal. Tenemos en Nápoles un gigantesco depósito de obras de arte, cuadros, objetos religiosos… Es la cueva de Alí Babá. El problema es que deben esperar decenios hasta que la justicia concluya su camino, mientras terminan por ser olvidados en los depósitos», comenta el juez Spagna.

Entre las obras expuestas figuran algunos falsos arqueológicos, como una estatua de hermafrodita en mármol. Las primeras descripciones de los trucos que los falsificadores utilizaban para engañar a los compradores se remontan a la Antigüedad. El escritor Gayo Fedro (15 a.C-50 d.C) denunció que algunos artistas de su época obtenían ganancias más altas por sus obras si en el mármol esculpían el nombre de Praxíteles.

«El cuerpo del delito» pretende mostrar el extraordinario relieve que ha adquirido el mercado de los falsos arqueológicos y artísticos: «Después de la droga, es el segundo mercado, un auténtico negocio ilegal. Últimamente se ha calculado que dos tercios de los restos arqueológicos introducidos en el mercado por los traficantes son falsos. Falsos perfectos, o casi, realizados por artesanos y vendidos, por medio de una eficaz red de canales, a coleccionistas privados y a intermediarios extranjeros. En los talleres de falsificación se hace de todo: bronces, cerámicas, pinturas, monedas, estatuas… Para satisfacer la peticiones, se realizan falsos inéditos o reelaborados partiendo de objetos verdaderos.

Capítulo aparte merece la infinidad de objetos robados en las excavaciones y domus de Pompeya y después restituidos a la superintendencia por turistas arrepentidos o incluso asustados por creer que algunos de sus males son una «maldición» pompeyana. Hay de todo en la colección de objetos robados y devueltos a su legítimo dueño, la superintendencia de Pompeya. Hasta allí llegan paquetes con objetos robados, acompañados en general por una carta en la que se pide perdón.

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