La Galería de los Uffizi incorpora 77 obras a su colección de dibujo español

El conocimiento del dibujo español ha sido inversamente proporcional a la fama de nuestra pintura. Pero, gracias a historiadores del arte como Diego Angulo y Alfonso E. Pérez Sánchez, ha ido encontrando su sitio. Angulo fue el primero en estudiarlo en 1927 y no fue hasta cincuenta años después cuando su discípulo Pérez Sánchez, exdirector del Prado, catalogó 129 dibujos españoles y con ellos organizó una exposición en los Uffizi en 1972. La historia vuelve a repetirse y, 44 años más tarde, de nuevo un discípulo retoma el interés de su maestro por el dibujo español. Benito Navarrete, profesor de la Universidad de Alcalá, ha estado más de dos años enfrascado en el estudio de unos 40.000 dibujos además del archivo fotográfico de la Galería de los Uffizi, uno de los grandes museos del mundo.

En 2014 la Fundación Mapfre exhibió en Madrid una exposición de dibujos de Pontormo, procedentes de la colección de la pinacoteca florentina. Como contrapartida, se comprometió entonces a estudiar la colección de dibujos españoles del museo italiano gracias a la Ayuda García Viñolas para el estudio de fondos relacionados con el dibujo con que cuenta la fundación. El encargo recayó en Benito Navarrete, que ha contado con la colaboración de Roberto Alonso Moral.

Exposición en Bellas Artes

Se han catalogado 280 dibujos españoles de los siglos XVI al XVIII. Y lo más importante: entre los fondos italianos, alemanes, flamencos y de artistas anónimos se han hallado 77 dibujos españoles inéditos, que estaban erróneamente atribuidos. Los Uffizi se convierte en la institución, fuera de nuestro país, que atesora la mejor colección de dibujo español, por delante de centros tan señeros como el Louvre, el British Museum, el Metropolitan, la Kunsthalle de Hamburgo o la Hispanic Society.

El resultado completo de tan exhaustivo estudio, que ha supuesto la recuperación de un buen puñado de obras de nuestro patrimonio artístico, se halla en un catálogo razonado, publicado por la Fundación Mapfre, que da buena fe de esta reconstrucción de la historia del dibujo español. Pero, además, parte de esos dibujos (un préstamo excepcional de 129, entre los que se incluye más de la mitad de los inéditos que han sido reatribuidos) se muestran en una exposición en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, organizada conjuntamente con la Fundación Mapfre y la Galería de los Uffizi.

Gracias a la documentación hallada por Navarrete, se ha podido conocer el origen de esta colección. El comerciante florentino Giovanni Filippo Michelozzi adquirió en Madrid en 1745-46 muchos dibujos españoles. En 1779 los Uffizi compran parte de esa colección, que, sin embargo, queda dividida. El escultor Emilio Santarelli se hizo con el resto y lo donó al museo florentino en 1866, como parte de los 12.700 dibujos que legó. Navarrete ha conseguido reconstruir seis álbumes de dibujos españoles de Michelozzi, entre los que hay sorprendentes hallazgos. Es el caso de dos de los ocho dibujos conocidos de Juan de Juanes. Uno es «Cristo muerto sostenido por ángeles», dibujo de un cuadro perdido. Se conserva una copia realizada por Francisco Ribalta en el Prado. El otro, «Entierro de san Esteban», para una obra que cuelga en el Prado.

Además, destacan varios dibujos de Berruguete («La circuncisión de Cristo», que estaba atribuido a Domenico Beccafumi, y dos ángeles cuya autoría se asignó a Carracci); Pedro de Campaña (un dibujo relacionado con la «Crucifixión» del Louvre); Francisco Pacheco, suegro y maestro de Velázquez («Retrato de Pablo de Céspedes», que se creía era obra de Barocci)... Vicente Carducho recupera la autoría de «La aparición de los ángeles músicos a San Hugo de Lincoln», obra preparatoria para su gran lienzo de la Cartuja de El Paular, y un boceto de la «Santa Inés» del Prado, que se atribuía a Pietro da Cortona; Francisco Herrera el Mozo rescata su «Cristo y el cirineo», y Miguel Jacinto Meléndez, unos retratos de Felipe V. De Alonso Cano se han hallado dibujos en cartas inéditas dirigidas a él, como un jinete a caballo. En dicha carta aparecen las palabras que dan título a la exposición: «Señales en el tiempo». El dibujo preferido de Navarrete es un retrato de un hombre con sombrero, que estuvo atribuido a Velázquez y que él sitúa cercano a Carreño de Miranda.