Seattle acoge la quinta Cumbre Erensya

Una de las ciudades más tecnológicas del mundo (no en vano es la sede de Amazon y Microsoft), incorpora esta semana el ladino al tapiz de idiomas que se escuchan por sus calles

Mapa de inmigración judía sefardí a Seattle ABC

Susana Mendoza

Una de las ciudades más tecnológicas del mundo (no en vano es la sede de Amazon y Microsoft), incorpora esta semana el ladino al tapiz de idiomas que se escuchan por sus calles. Seattle es la primera ciudad de habla inglesa en acoger la quinta Cumbre Erensya, que cada dos años reúne a representantes de las principales comunidades judías sefardíes de todo el mundo.

Organizado por el Centro Sefarad-Israel de España junto con la Fundación Tres Culturas, el Instituto Cervantes, Turespaña y la Red de Judería, este año se decidió que la cumbre fuera en Seattle por la gran cantidad de sefardíes que viven en esta urbe del noroeste de los Estados Unidos. «Seattle es la tercera comunidad con más judíos sefardíes de este país y nos pareció una idea estupenda celebrar aquí nuestra quinta cumbre», aseguró a ABC Miguel de Luca, el director del Centro Sefarad-Israel. Para ello, contó con la ayuda de Seattle Sephardic Network, una entidad creada a principios del siglo XX para ayudar a los miles de sefardíes que llegaron a la costa de Seattle, principalmente de Mármara en Turquía y de la isla de Rodas. Muchos de estos judíos eran jóvenes que buscaban huir del servicio militar impuesto por los turcos o simplemente, en busca de aventura y fortuna en el nuevo mundo. Los primeros en llegar fueron las familias Calvo y Policar, que no tuvieron una llegada precisamente azarosa.

Cementerio judío sefardí de Seattle ABC

«Como no hablaban inglés y no sabía preguntar a otros si eran judíos, lo que hicieron fue pararse en mitad del mercado y decir a voz en grito en hebreo: !jehudi, jehudi! Hasta que alguien por fin se acercó y les dijo, usando las manos y muecas, que era judío también, aunque eso sí, era judío ashquenazí», explica Isaac Azose, uno de los descendientes de una de esas primeras familias y miembro de la sinagoga local Ezra Bessaroth. El problema para los sefardíes de Seattle, añade Azose, es que antes que ellos llegaran ya había una nutrida comunidad de judíos ashquenazim, provenientes del centro y el este europeo que hablaban un idioma diferente, el yiddish. Estos tenían liturgias religiosas diferentes y orígenes genéticos distintos, por lo que para ellos los sefardíes eran un enigma absoluto.

«Los veían fumar en pipa de agua como los turcos y hablar en ladino y no entendían si eran judíos o qué eran exactamente», comenta Azose. A pesar de no contar con apenas ayuda, la comunidad creció hasta alcanzar sesenta mil individuos en todo el estado de Washington.

Parte de la historia de esta comunidad tiene tintes más lúgubres; otros llegaron tras la Segunda Guerra Mundial tras haber pasado por los campos de concentración. Parte de la cumbre también incluyó una visita al Centro del Holocausto para la Humanidad de Seattle, destinado a entender el genocidio sobre todo desde una perspectiva sefardí. El holocausto arrasó con las comunidades de Rodas y Salónica y este centro se ha dedicado durante años a la recopilación de la memoria histórica de los supervivientes.

Durante la primera jornada de esta cumbre, también se anunció el 27 de mayo como el Día de Erensya, el día de los judíos sefardíes en Seattle. Como parte de las actividades de la jornada, los asistentes también visitaron un cementerio sefardí local y las dos sinagogas principales de la ciudad. Durante el resto de la semana, el resto de los asistentes también presentaran novedades sobre sus comunidades y los esfuerzos para preservar la historia de los judíos sefardíes.

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