Un momento del acto celebrado en honor a Mingote ayer en Barcelona
Un momento del acto celebrado en honor a Mingote ayer en Barcelona - INÉS BAUCELLS

Mingote, el catalán que fue universal

El Grup de Periodistas Pi i Margall vindica las raíces catalanas del dibujante y humorista, nacido ayer hace 98 años en Sitges

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El 17 de enero de 1919, domingo, nacía Antonio Mingote en la calle Jesús de Sitges, hijo de Ángel Mingote, de Daroca, y María Barrachina, de Batea, y nieto de Esteban Barrachina, profesor al que la villa le dedicaría años más tarde un colegio público municipal por su labor pedagógica. Otro 17 de enero, de 2017, desafiando a la gripe con mejores armas que en 1919, el Grup de Periodistas Pi i Margall vindica las raíces catalanas del humorista. Para empezar, secuencias del programa «Imprescindibles» de TVE que dirigió Joan Sella. El director de ABC, Bieito Rubido, señala uno de los dibujos de «Hombre solo», la obra de más calado existencial de Mingote: «El hombre solo es la soledad del periodista a última hora».

En otra imagen, el biombo de la «pareja siniestra» –el primer éxito de Mingote– que se conserva en la Biblioteca Santiago Rusiñol de Sitges. Nacer en la Blanca Subur, repetía Mingote, es importante: «Sitges lo inventó más o menos Rusiñol. Eso marca y mucho».

Pablo Mingote, nieto del humorista, señala en una carta que su abuelo «nunca ocultó ni renegó de su condición de catalán» y Sella confiesa que la madre de Mingote y su abuela eran hermanas. En realidad, a todos los asistentes nos congrega un parentesco que va más allá de lo consanguíneo: la simpatía hacia el modelo de razonable tolerancia que fue Mingote. En el documental, el maestro de humoristas subraya una de sus máximas predilectas: «Yo no soy anti-nada, ni siquiera anti-tuberculoso. Como mucho anti-fanático».

Cataluña española

La subdirectora de ABC, Montserrat Lluis, advierte de que «muchos lectores de ABC creen que Mingote es de Madrid, pero es un catalán de cuna sitgetana que defendió sin complejos una Cataluña española y abierta al futuro». Los casi sesenta años y los veinticuatro mil dibujos –muchos de ellos portada del diario– componen la historia de amor entre Mingote y ABC. De ahí el vacío tras la última viñeta publicada el 12 de febrero de 2012: «Mingote era tan genial y avanzado a su tiempo como la grapa de ABC», concluye Lluis.

El homenaje cuenta con humoristas que advocan la «auctoritas» del maestro. José Manuel Puebla ha llegado desde Cartagena para confesarnos que llenar el hueco de Mingote es imposible: «Era un tótem para mí. Un humorista que llegó a académico y que habría triunfado en todo lo que se hubiera propuesto». Gracias a Mingote, Puebla pudo defender ante su familia la respetabilidad de un oficio identificado con la bohemia: «Cuando mi abuela me preguntaba a qué me dedicaba, mi abuelo le decía: María, a lo que hace Mingote». Cuando conoció al maestro le agradeció esa respetabilidad del oficio y el maestro le dio un consejo que nunca olvidaría: «Los políticos siempre te salvarán el día, pero es mejor que pongas el foco en la sociedad; conviene pisar la calle».

Un «señor del humor»

En primera fila otros colegas de Mingote. Jaume Capdevila «Kap», de «La Vanguardia», destacó que los monigotes de Mingote «eran tan acertados que ayudaban incluso a traslucir el sentido de la condición humana». José Antonio Fernández, «Fer», recordó la época del semanario satírico El Papus. Criticaban a Mingote porque escribía en ABC hasta que uno de sus compañeros le dijo que con don Antonio poca broma: «Es un señor del humor». José Luis Martín resaltó la modernidad de Mingote: «Lo que más le fastidiaba era la intolerancia». Desde la distancia, otro humorista que nació también el día de San Antón. Antonio Fraguas, «Forges», cita la frase de Umbral: Mingote, el Picasso de los periódicos; el que apadrinó a las jóvenes generaciones de dibujantes.

En las más de seiscientas referencias en los archivos de TVE, Mingote reaparece como guionista de «Un señor de gris» (1975), todo un desafío a la censura franquista, o decorador de «El asfalto», premonitoria fábula sobre la insolidaridad que protagonizó Ibáñez Menta. Carles González, director de RTVE en Cataluña, refiere una de sus viñetas preferidas de Mingote: «¿Qué es preferible, abuelo, ser de derechas o de izquierdas? Y el abuelo responde: Preferentemente, no ser gilipollas».

Recuerdos

Volvamos al principio. Ángel Mingote y Carmen Barrachina eran de Daroca y con el parto se trasladaron a Sitges, donde el abuelo ejercía de maestro nacional. Veinte años después, Mingote entraba con las tropas franquistas en Barcelona buscando a su madre: «Tomé Barcelona y luego la devolví...». Más recuerdos. Juan Rubio Grau, dueño del Chiringuito fallecido el 24 de noviembre de 2016, evocaba la época sitgetana de Mingote: «Comenzaba a hacer sus pinitos en el ABC y venía al Chiringuito con Álvaro de Laiglesia. Se sentaba en una mesa y dibujaba señores con sombrero de copa y señoras orondas…». Mingote recordaba el Chiringuito como un «lugar mágico de mi juventud, arcón de recuerdos, urna de nostalgias (no me digas que estoy haciendo literatura, qué barbaridad), en fin ese sitio inolvidable, siempre en mi corazón, junto con el recuerdo de César, de Miguel (Utrillo), de Noel (Clarasó), de tantos otros. ¡Gracias!». Mingote, catalán universal.

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