García Montero «sueña» con abrir centros Cervantes en Washington

El nuevo director ha tomado posesión en un acto en el que ha estado acompañado por la vicepresidenta, Carmen Calvo, y cuatro ministros

Los ministros de Cultura, José Guirao; de Exteriores, Josep Borrell; la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo; la de Educación, Isabel Velaá; y la de Justicia, Dolores Delgado, unto al nuevo director del Instituto Cervantes, Luis García Montero EFE

Juan Carlos Delgado

El poeta Luis García Montero hizo efectivo su nombramiento como nuevo director del Instituto Cervantes con la toma de posesión del cargo, un acto en el que no fue el único protagonista. El sarao, celebrado en la sede de la institución en Madrid, se convirtió en un desfile de políticos y personalidades de la cultura, que acudieron a arropar al literato, a pesar del calor con el que se inauguraba agosto en la capital.

Por allí estaban la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo , y los ministros de Asuntos Exteriores, Josep Borrell ; Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá ; Cultura y Deportes, José Guirao ; y Justicia, Dolores Delgado . Y más allá de los cargos, acudió su esposa, la escritora Almudena Grandes, y varios de sus amigos personales que, como él, formaron parte un día del extinto «club de la ceja»: el cantante Joaquín Sabina , el cineasta Fernando León de Aranoa , los actores Pilar y Carlos Bardem y Núria Espert, el escritor Benjamín Prado o el cantante Miguel Ríos.

Como buen letraherido, Montero salpicó su discurso de referencias literarias y simuló dar réplica al mismo Don Quijote (era casi obligatorio mentar a Cervantes ). Sin embargo, no redujo sus palabras al ámbito cultural e insistió en el valor de la cultura para tender puentes desde «la conciencia democrática» en un mundo convulso. «La perspectiva iberoamericana es una necesidad en la Europa del Brexit, en el trance de la cultura hispánica en Estados Unidos y en la defensa de los derechos humanos en cualquier parte del mundo», aseveró el escritor. En este sentido, anticipó uno de sus sueños como nuevo director del Cervantes: la apertura de centros en Washington, y la extensión de la institución en el África subsahariana y en Asia.

No se olvidó el poeta de recordar al Gobierno la importancia del dinero y advirtió de que será «uno más de todos los cargos públicos que, después de años de recortes, se pondrá a la cola y pedirá al Estado un poco de oxígeno, no solo para cumplir con la tarea encomendada, sino para tratar con mayor dignidad al mayor patrimonio de esta institución, el patrimonio humano».

La igualdad y el Quijote

Por último, después de leer un poema de cosecha propia, «Vista cansada», Montero pasó el relevo a Carmen Calvo , que, en calidad de ministra de Igualdad (antes que de Presidencia y Relaciones con las Cortes), tuvo a bien extender el mantra de la igualdad sobre la obra de Cervantes. Así, reivindicó la necesidad de proteger, «además de a don Alonso, a Sancho y a Aldonza y a Dulcinea, porque no hay mejor cultura que la igualdad». Después de la Constitución llega El Quijote.

Dejando de lado la literatura, Calvo utilizó su intervención para hablar de la cultura como baluarte de la «diversidad interna» de España. También insistió en que este país es «un gran pasillo geográfico». «Lo sabe casi todo el mundo con un poco de madurez y con un poco de mirada larga. Esa va a ser la gran pelea de este siglo y ahí estaremos con nuestro nombre, con el nombre de España a defenderlo», aseveró la vicepresidenta.

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