Dimiten tres miembros de la Academia Sueca por un escándalo sexual

Ninguno de los tres ha dado nombres, pero los medios de comunicación suecos apuntan a que las renuncias, sin apenas precedentes, se debe a cómo la institución ha manejado un caso de abusos sexuales muy cercano a la Academia Sueca

Peter Englund anuncia el Nobel de Literatura en 2009 EPA
Inés Martín Rodrigo

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El escándalo saltó a finales de noviembre del año pasado: dieciocho mujeres acusaron, a través de la prensa, al marido de una de los miembros de la Academia Sueca de cometer abusos sexuales. Cinco meses después, tres académicos han anunciado su dimisión por discrepancias en cómo se ha manejado tan delicada situación en el seno de la institución. Se trata de Peter Englund , quien fuera secretario permanente entre 2009 y 2015, Klas Östergren y Kjell Espmark, que ocupaban, respectivamente, las sillas diez, once y dieciséis de las dieciocho que conforman el jurado que concede el Nobel de Literatura .

Los tres tomaron su decisión el jueves pasado, tras la tradicional reunión de la Academia Sueca en un restaurante de Estocolmo, y la hicieron pública, al día siguiente, a través de la prensa local. «La Academia tiene problemas serios desde hace tiempo y ahora intenta resolverlos anteponiendo oscuras consideraciones a sus reglas, lo que implica traicionar a sus fundadores y protectores, así como su tarea de representar el talento y el gusto», aseguraba el novelista sueco Klas Östergren , académico desde 2014, en un comunicado enviado al periódico «Svenska Dagbladet». Poco después, el prestigioso poeta Kjell Espmark , que entró en la Academia en 1981, anunciaba su renuncia a través del otro gran diario sueco, «Dagens Nyheter», aludiendo que «la integridad es el nervio central de la Academia» y «cuando voces centrales ponen la amistad y otros motivos no pertinentes por delante de la responsabilidad por esa integridad, ya no puedo participar en sus tareas».

A ambos les siguió Peter Englund , quien señaló, en una carta enviada al periódico «Aftonbladet», que «se han tomado decisiones en las que no creo y que no puedo defender, por lo que he decidido no trabajar más con la Academia Sueca». Englund destacaba igualmente la «creciente grieta» surgida en el seno de la institución y criticaba las medidas adoptadas por Sara Danius, su sucesora como secretaria permanente, que considera «injustificadas e injustas». Tras estos anuncios, la crisis tomó las dimensiones de un asunto de Estado: el Rey Carlos Gustavo fue informado y el director general de la Fundación Nobel, Lars Heikensten, manifestó su inquietud ante una «situación grave y difícil». Se da la circunstancia de que los miembros de la Academia ostentan cargos vitalicios, por lo que es la institución la que debe tomar una decisión. Por el momento, Danius se ha limitado a asegurar que están considerando cambiar las reglas para que puedan dimitir.

Aunque los tres se escudaron en la confidencialidad vinculada a la Academia para no dar más detalles, los medios suecos ligan sus dimisiones a la votación para expulsar a Katarina Forstenson , miembro desde 1992 y casada con el dramaturgo francés Jean-Claude Arnault , acusado de los mencionados abusos y de filtrar el nombre de varios ganadores del Nobel. Quienes han dimitido eran partidarios de la salida de Forstenson, pero el resto se negó, un hecho confirmado por el académico Anders Olsson a la cadena SVT: «Hubo votación. Llegamos a la conclusión de que nadie debe ser expulsado. Quienes han dimitido tienen otra opinión. Estaban en minoría y por eso han renunciado».

Cuando saltó el escándalo, el diario «Dagens Nyheter» mantuvo el anonimato sobre la «personalidad cultural» acusada de supuestas vejaciones, algunas cometidas en dependencias vinculadas a la Academia, pero otros medios lo identificaron como Arnault, director de un foro cultural apoyado económicamente por la institución que concede el Nobel. Entonces, Englund se mostró aliviado de que saliera a la luz y aseguró que ya nada le sorprendía «sobre ese cabrón». Con respecto a las filtraciones, reconoció que, en su día, a él le llegaron informaciones que apuntaban al francés como posible autor, pero que éste lo negó todo. Se trataría de Elfriede Jelinek (2004), Harold Pinter (2005) y Patrick Modiano (2014), aunque Arnaul también se habría jactado de estar involucrado en la concesión del Nobel a Jean-Marie Gustave Le Clézio (2008).

Cambio de opinión

Dos días después de las denuncias, la Academia cortó la relación con Arnault y contrató a una firma externa para hacer un informe, mientras la Fiscalía abría una investigación que, en parte, terminó en nada por falta de pruebas. Varias voces del mundo cultural hablaron de pérdida de prestigio y exigieron la renuncia de Horace Engdahl -secretario permanente de 1999 a 2009-, y del propio Englund, que curiosamente pidieron, hace años, un sueldo vitalicio a cargo del Estado para Arnault. Entonces, rechazaron dimitir, asegurando que los estatutos no lo permitían. Pero se ve que el tiempo lo cambia, que no lo cura, todo.

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