Representación del módulo Schiaparelli, cubierto por un escudo protector para su entrada en la atmósfera de Marte
Representación del módulo Schiaparelli, cubierto por un escudo protector para su entrada en la atmósfera de Marte - ESA
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El módulo europeo Schiaparelli «se volvió loco» antes de estrellarse en Marte

Según ha informado la Agencia Espacial Europea (ESA) un error informático llevó a creer a los sistemas de navegación que la nave estaba bajo el nivel de suelo, lo que hizo que apagara los motores a varios kilómetros de altura

MADRID Actualizado: Guardar
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Los datos recogidos por la Agencia Espacial Europea (ESA) han permitido averiguar que su módulo de aterrizaje experimental, Schiaparelli, uno de los componentes de su programa ExoMars, se estrelló en Marte el pasado 19 de octubre a causa de un fallo en los sistemas de navegación.

En un comunicado, la ESA ha barajado «una saturación» de la Unidad de Medición de Inercia (IMU, por sus siglas en inglés) como causa del fatal desenlace de Schiaparelli. Esta unidad, cuya función era medir la tasa de rotación del vehículo, envió información errónea al ordenador y como resultado este interpretó que la altura de la nave estaba bajo el nivel del suelo cuando en realidad estaba a a varios kilómetros de altitud.

Según la ESA, esto provocó que los motores que debían frenar al módulo de aterrizaje para posarlo sobre la superficie se apagaran a una altura de 3,7 kilómetros, lo que evidentemente provocó el desafortunado desenlace de la misión.

Lugar de impacto del módulo de aterrizaje Schiaparelli, de la ESA
Lugar de impacto del módulo de aterrizaje Schiaparelli, de la ESA - ESA

El módulo Schiaparelli costó cerca de 230 millones de euros, y se estrelló en Marte después de un viaje de siete años. Aunque la ESA ha insistido en que se trataba de un módulo experimental y que su tarea era probar la tecnología de aterrizaje, lo cierto es que aún está por ver qué repercusiones tendrá este fracaso. Esto se verá en diciembre de este año, cuando la agencia espacial pida a sus miembros unos 300 millones de euros para continuar con el programa ExoMars. Tendrán que ser capaces de convencer a los estados de que pueden aterrizar el rover en Marte sin estrellarlo.

El otro de los componentes de la misión ExoMars, el satélite de observación «Trace Gas Orbiter», recientemente inició sus calibraciones científicas. Está previsto que pase un año haciendo sus maniobras de aerofrenado (en las que se acerca a la atmósfera de Marte para que el rozamiento disminuya su velocidad), con el objetivo de situarse en una órbita adecuada para las observaciones científicas. A través de ellas el TGO explorará el posible origen biológico del metano de la atmósfera de Marte (que también podría estar relacionado con procesos geofísicos) y aemás trazará mapas de la presencia de agua en el subsuelo marciano, lo que será clave apra futuras misiones de exploración tanto robóticas como tripuladas.

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