El módulo Schiaparelli debía aterrizar en Marte impulsado por retrocohetes, pero estos se apagaron antes de tiempo y quedó destruido
El módulo Schiaparelli debía aterrizar en Marte impulsado por retrocohetes, pero estos se apagaron antes de tiempo y quedó destruido - ESA

EXOMARSUn error informático pudo estrellar la nave europea en Marte

Científicos de la ESA han sugerido que el ordenador de a bordo de la sonda Schiaparelli, de la misión ExoMars, se equivocó o que los sensores le dijeron que estaba más abajo de lo que estaba

MADRID Actualizado: Guardar
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El pasado 19 de octubre la Agencia Espacial Europea (ESA) consiguió plantar un pie en Marte al poner en la órbita del planeta rojo una nueva misión, la ExoMars, encabezada por el satélite « Trage Gas Orbiter». Este ambicioso programa buscará evidencias de vida en Marte realizando dos tareas: analizando el posible origen biológico del metano de Marte y enviando en 2020 un rover de exploración capaz de buscar moléculas orgánicas, huellas de vida, en el subsuelo marciano.

Pero a pesar de lo insistente que ha sido la ESA, alegando que la misión fue un éxito al 96 por ciento, lo cierto es que no todo fue como estaba previsto. También el pasado 19 de octubre, el módulo de aterrizaje Schiaparelli, que la ESA quería aterrizar suavemente en Marte para comprobar si tenía tecnología como para hacerlo, se estrelló y quedó destruido, tal como se observó en fotografías publicadas por la NASA

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Fotografías facilitadas por la NASA en las que se observa el probable lugar de impacto de la sonda Schiaparelli (el punto negro dentro del reacuadro, a la derecha. A la izquierda se ven imágenes tomadas antes)
Fotografías facilitadas por la NASA en las que se observa el probable lugar de impacto de la sonda Schiaparelli (el punto negro dentro del reacuadro, a la derecha. A la izquierda se ven imágenes tomadas antes) - NASA

Los científicos de la ESA han trabajado desde entonces en averiguar qué pasó. Gracias a los datos recogidos por Schiaparelli antes de morir, y enviados durante el aterrizaje a otras naves, los científicos han podido revivir lo ocurrido una y otra vez gracias a simulaciones de ordenador. Averiguar lo que falló es necesario para que no se vuelva a repetir. «Es súper importante. Creo que está en la cabeza de todos», explicó a Nature Jorge Vago, director del proyecto de ExoMars.

Todo apunta a que el aterrizaje fue muy bien en un principio. El escudo térmico protegió a Schiaparelli al entrar en la atmósfera y su paracaídas se desplegó correctamente. Pero parece que se desprendió de él antes de tiempo y que, los retrocohetes que debían frenarla durante sus últimos 30 segundos de aterrizaje, solo funcionaron durante unos tres segundos. El resultado final fue que la nave pudo caer en caída libre desde una altura de entre dos y cuatro kilómetros, y de que cayó al suelo a cerca de 300 kilómetros por hora.

Error informático

Tal como han averiguado los investigadores, los instrumentos de Schiaparelli, que estaban diseñados para tomar medidas en el suelo, se encendieron en plena caída. Esto sugiere que pudo haber un error informático, y que el ordenador interpretó erróneamente que había tocado suelo, o bien que los sensores llevaron a creer a la nave que estaba más bajo de lo que estaba, tal como explicó a Nature Andrea Accomazzo, jefe de misiones solares y planetarias de la ESA. Sin embargo, Accomazzo reiteró que esto es una corazonada, y que las conclusiones de los diagnósticos finales aún no están listas.

De confirmarse esto, la primera implicación es que el error que estrelló a Schiaparelli es «solo» un error informático, y que por eso en teoría es más fácil de arreglar. «Pero si tenemos un error tecnológico serio, entonces tenemos que tener mucho cuidado. Pero no creo que sea el caso», ha dicho Accomazzo.

La misión ExoMars 2020, que lanzará un rover europeo al planeta rojo, ya fue retrasada de 2018 a 2020. Aún requiere un aporte extra en el presupuesto de 300 millones de euros, cuya asignación le pedirá la ESA a los ministros europeos en diciembre.

«Lo que ocurrió es que hicimos una parte que funcionó muy bien y otra que no funcionó como se esperaba», dijo Vago. «El resquicio de esperanza es que tenemos a mano la información necesaria para arreglar el problema».

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