La última y nos vamos: El Bizcocho se pone en su sitio

Chirigota

La última y nos vamos

• Autor Antonio Álvarez 'Bizcocho'

El Bizcocho sabe cuándo empieza la competición en el Falla, lo mismo que es consciente de que la fase de preliminares es absolutamente determinante para el discurrir de la agrupación en el concurso. Con aquella ya cumplió, dejando buenísimas sensaciones entre un público que hoy esperaba algo a la altura de lo que ha traído. Porque no cabe ya esperar otra cosa.

«Somos la banda que iba en el Titanic», ya lo anunciamos, no se cantará tanto como el «Soy mi alma», pero lo vamos a escuchar mucho. En todo caso, lo que al jurado le importa es el repertorio, y de eso vienen sobrados nuevamente. La primera letra de pasodoble rezuma talento por los cuatro costados. Y a costa, precisamente, del Congreso de la Lengua celebrado en Cádiz en 2023, el rinconero Antonio Álvarez se puso el traje de Ingenio Gaditano para despachar una letra sobresaliente.

Y es que el Titanic, aunque no lo supiéramos, también dejó palabras vinculadas al naufragio que aún usamos hoy en día. Mejor que desgranar cada una de ellas en esta humilde crónica, ya es tarde, será mejor que corran a descubrir todas esas expresiones y términos como «enaguas» que arraigaron en nuestro lenguaje y todavía se conservan. De El Yuyu a El Selu y viceversa, con permiso de El Canijo, también es, a su callada manera, un homenaje a la gracia de Cádiz.

En la segunda letra nos advierte, por si no nos habíamos dado cuenta, que la gente está rebelde este año en el concurso... que hay mucha maldad. ¿Los fanáticos de El Bizcocho?, se pregunta justo antes de repasar los años en que las masas prefirieron otras chirigotas. «No son ultras», por tanto, «sino simplemente el pueblo», acierta a explicar. Y un remate, hacia el final y con suma elegancia, para ponerse en su sitio, dado que hay «mucho autor que sin razón echa el marrón contra nosotros».

Los cuplés otra vez van al límite. Pero no sabe uno qué pasa cuando es este grupo el que los defiende... que nos parecen más que simpáticos. El pretexto era, en el primero de la tanda, el cartel de la Semana Santa de Sevilla anunciado para 2024. Una excusa, insistimos, para decir que «el del cartel es el transexual que no dejó Marta entrar en la comparsa». Y el teatro: Uhhh... La segunda letra empezó con el programa Los Gipsy Kings y siguió con la conjetura acerca del origen de la pasta que requieren esas ostentosas celebraciones. Acabó, sin embargo, con otra referencia en clave de género.

Las cuartetas del popurrí, que cuenta la historia «jocosa» del naufragio a través de los testimonios de los supervivientes y las escenas de la película de James Cameron, están engarzadas de manera magistral. El número y la calidad de los golpes se acentúa progresivamente. La última cuarteta es una fiesta. El tramo final de un naufragio, sí, pero una fiesta que todavía no ha acabado.