Punk y circo, la lucha continúa: Ana Obregón, El Rocío y otras perlas de humor negrísimo

Cuarteto

Punk y circo, la lucha continúa

• Autor Miguel Moreno

Cada vez que El Gago canta en el Falla, medio Cádiz tiembla. «Hoy me puede tocar a mí», deben andar pensando muchos. En realidad, el radio de acción de 'Punk y circo, la lucha continúa' trasciende las fronteras de la Tacita de Plata. Si no, que le pregunten a Joaquín Sánchez, ex jugador del Real Betis Balompié. Por supuesto, ha habido referencia a su esposa, aunque esta vez mucho menos cruda.

Estos punkis trasnochados siguen debatiendo si deben entrar en el concurso de agrupaciones del Falla para reventarlo. En las reuniones aparece la posibilidad de ocupar la Casa del Carnaval, que siempre está vacía. La parodia está llena de buenos golpes, sobre todo del humor absurdo que más gusta en Cádiz.

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LA VOZ

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La carga verdadera llega en los cuplés. La primera damnificada es Ana Obregón. Su hija, dicen, de algún modo es su nieta porque la ha adquirido por vientre de alquiler con el esperma de su hijo. Resuelven que, con la edad que tiene, tendrá que llamarla por la ouija. El segundo pega más fuerte. Los invitan a una rave a drogarse por derecho todo el fin de semana, ocuparon una iglesia e incluso empezaron a volar críos. Aunque se lo pasó de lujo, no vuelven a ir al Rocío, resuelven.

En el popurrí no languidece la carga, pero esta es mucho más intestinal. El piropo a Cádiz que presentarán este año es la versión de la canción de Rocío Jurado: «Cómo yo te odio». Por el ego del viñero, por tantos fachas coristas... son algunos motivos.

Tiempo para la reivindicación de la modalidad entre cuartetas. La Asociación de Peñas no cuenta con los cuartetos, aseguran, y de camino deslizan la crítica para La Peña La Estrella, que ha premiado a Alvarado.

Entre tanto, proponen que si el problema es que el Consejo General del Poder Judicial está caducado, Vizcaíno [presidente del Cádiz, C. F.] lo renovaría. El infiltrado, que ya había aparecido en cuartos, se arrepiente y quiere unirse a ellos cuando se da cuenta de que no quieren reventar el carnaval, sino salvarlo. Los veremos en la final.