Carnaval de Cádiz

El pasodoble inédito de 'Los colgaos': «La viejita que ahí estás viendo, esa es mi madre»

Esta sensacional copla combina la delicadeza de su poesía con la crítica necesaria en el Carnaval de Cádiz

'Los colgaos' llegó en cabeza a la Final pero los dos últimos pasodobles de 'La oveja negra' valieron el primer premio

Los colgaos. manuel fernández
José María Aguilera

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La comparsa 'Los colgaos', de Miguel Ángel García Argüez 'Chapa' y Raúl Cabrera, ha vuelto a ser una de las mejores agrupaciones en este COAC 2024. Segundo premio, sólo se bajó del primer escalón del podio en la Gran Final, en beneficio de 'La oveja negra'. Pero en cada pase han ido creciendo y su alegoría sobre los locos que roban Cádiz y la cuelgan de la luna ha maravillado al aficionado y ha consumado las mejores críticas.

Su prolífico autor sirvió ocho pasodobles de envergadura pero además se guardó alguna que otra letra. En estos días, la comparsa ha interpretado en la calle esta sensacional copla en la que combina la delicadeza de su poesía con la crítica necesaria en el Carnaval de Cádiz.

Esta es la letra:

«La viejita que ahí estás viendo, esa es mi madre,

mírala y besa su manos como yo las he besado.

Mira el ángel que me ha parido y no me compares,

que si tú tienes la tuya, esa es la que me ha engendrado.

Esa es mi madre que me duele como a nadie

y desde luego como no te duele a ti.

pero ahí está la mujer de diamante,

resistente, preciosa y brillante,

esa anciana tan frágil, tan dulce y tan radiante.

Mi madre tuvo en su vientre

la luz pequeña con que se hacen las cosas,

la luz que alumbra cuando un niño cruza un puente

con sus carnes temblorosas.

Mi madre es la que ha velado

mis sueños más inocentes,

la que sufrió con mi boca,

cada encía y cada diente.

Ay, esa es mi mare,

la de los besos

y las rosas en los pechos,

los manantiales en los que bebí de su propia sangre.

Ay, esa es mi mare,

la reina pobre que ha curado mis heridas

como jamás las curara nadie.

La anciana que ya cansada

está cerrando esas alas

a las que no perdona su edad.

Así que mira a mi madre

y escucha yo sólo sé que esa viejita que ahí está sentada no es un número sin nombre,

ni es un cuerpo en una lista,

ni comprende de recortes.

Ni de juntas ni gobiernos, ni de privatizaciones

porque esa anciana me hizo carne de su carne,

y me tienen que matar

si yo voy a tolerar

que esperando en un pasillo de hospital,

ay se me muera a mí, mi madre».

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